investigadores españoles identificaron un nuevo mecanismo que regula el reloj biológico de las células de la grasa y la leptina, la hormona que controla el apetito. Para los expertos, el descubrimiento "representa un hito muy significativo", no sólo desde el punto de vista fisiológico, sino también para el abordaje de enfermedades metabólicas como la obesidad.
En el estudio, publicado en la revista 'Cell Metabolism', permitió conocer el mecanismo a través del cual los adipocitos (las células que principalmente componen el tejido adiposo o grasa corporal) producen la leptina, una de las principales hormonas que regula el apetito. Por otro lado, se identificó que este es el mecanismo que regula el reloj biológico de las células de la grasa. Los adipocitos tienen un reloj interno propio (independiente de factores externos como la luz), imprescindible para que el tejido adiposo realice correctamente sus funciones.
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El informe fue publicado por investigadores del Institut d'Investigació Sanitària Pere Virgili (IIPSV), el CIBER de Diabetes y Enfermedades Metabólicas (CIBERDEM) y del Hospital Joan XXIII de Tarragona
Sonia Fernández-Veledo, miembro del IIPSV. explicó que, al comer, los niveles de leptina en sangre aumentan y esta hormona es responsable de mandar la señal de saciedad al cerebro.
En las personas con obesidad se produce más leptina que en las delgadas, pero, a su vez, se desarrolla un fenómeno que se conoce como resistencia a la leptina, que significa que el organismo no responde a esta hormona.
Las personas con obesidad tienen, por lo tanto, el mecanismo de saciedad alterado: "Nuestro estudio no solo demuestra el mecanismo por el cual los adipocitos producen leptina, sino también por qué la grasa de las personas con obesidad lo hace de forma excesiva", remarcó.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de mil millones de personas en todo el mundo son obesas, datos que siguen una tendencia al alza. La obesidad -alerta la OMS- se asocia directamente con la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y las relacionadas con la salud mental, la hipertensión, los accidentes cerebrovasculares y con diversas formas de cáncer.
El descubrimiento de la leptina como hormona secretada por los adipocitos en la década de 1990 supuso un cambio de paradigma al poner de manifiesto que la grasa corporal debe ser considerada un órgano endocrino activo que regula el apetito y el peso.
Desde entonces, y a pesar de que numerosos trabajos científicos han estudiado cómo la leptina actúa en el sistema nervioso central, inhibiendo la ingesta al producir la sensación de saciedad, no se habían hecho avances significativos en lo que respecta al proceso fisiológicos de producción de esta hormona en el tejido adiposo.
Con información de Europress