El verano es el momento del año que invita a la reunión al aire libre y donde prevalecen viajes tanto a la Costa Atlántica o a países vecinos. Sin embargo, detrás de encuentros y momentos ideales, un problema asoma en la mayor parte del país: el dengue. Distintos especialistas coinciden en que no se puede pronosticar el número de casos, pero el boom vacacional a Brasil y otros factores, como la circulación simultánea de varios serotipos, pueden influenciar.
Factores como el cambio climático, la urbanización desordenada y la falta de concientización en la población han permitido que este insecto se adapte a nuevas áreas, incluyendo las grandes ciudades del centro del país como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Incluso, la transmisión autóctona del dengue ya no es exclusiva del norte argentino, que tradicionalmente ha sido la zona más afectada.
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Laura Harburger, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del CONICET/CITEDEF y del Ministerio de Defensa, explica que, aunque existen modelos matemáticos que intentan prever escenarios, las variables en juego son muchas. “No implica que haya más o menos casos de dengue porque, además de la presencia del mosquito, necesitamos circulación viral y la presencia de personas susceptibles a la enfermedad”.
Según señala la especialista, el cambio climático ha permitido que el mosquito pueda adaptarse a nuevas zonas como ocurrió, por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires, donde hasta hace unos años no se registraban infecciones autóctonas de enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes Aegypti. Actualmente, se ven cada vez más casos en el centro del país (CABA, provincia de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe), aunque la mayor incidencia sigue siendo en el norte donde además se detectó la persistencia de casos durante la temporada invernal.
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Boom vacacional en Brasil y temporada alta de casos importados
A esta situación se suma la importación de casos desde países limítrofes como Brasil, Bolivia y Paraguay, donde el dengue ya es endémico. Harburger detalla que “la presencia de personas que vengan portando la enfermedad puede desencadenar brotes futuros, especialmente en localidades donde el dengue no es endémico”.
“El 2024 para Brasil fue el peor año en mucho tiempo respecto a cantidad de casos de dengue, con 6.400.000 casos registrados. Mientras que en Argentina estábamos hablando de 800.000 cómo una cifra preocupante. En el caso Brasil, por condiciones climáticas en la mayoría de su territorio, es una enfermedad endémica”, sostiene Harburguer.
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Un detalle importante que remarca Harburguer es que la epidemia del 2024 estuvo marcada principalmente por el serotipo 1, muy parecido a lo que pasó acá en Argentina y lo que está empezando a circular muy frecuentemente es el serotipo 3, que no era un serotipo que circulara ni en Brasil ni en Argentina, por lo que hay que estar atentos en nuestro país.
Si bien quienes pasen sus vacaciones en las costas de Brasil no estarán directamente expuestos a los mosquitos, ya que ese no es su medio natural, se recomienda tomar las medidas de prevención tales como aplicar repelente al momento de ingresar a las grandes ciudades y/o hacer turismo por zonas con vegetación.
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Los serotipos del dengue y el impacto de las vacunas
El dengue tiene una característica que lo diferencia de muchas otras enfermedades virales: la existencia de cuatro serotipos distintos, identificados como DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4. Cada uno de ellos puede provocar la enfermedad, y si bien la infección por uno específico genera inmunidad de por vida contra ese serotipo (inmunidad homóloga), la protección cruzada contra los otros serotipos (inmunidad heteróloga) es temporal, variando entre seis meses y dos años.
Esta característica complica los esfuerzos de prevención, ya que una persona puede infectarse hasta cuatro veces a lo largo de su vida, cada vez por un serotipo diferente. Además, las infecciones secundarias pueden aumentar el riesgo de desarrollar dengue grave debido al fenómeno de potenciación dependiente de anticuerpos.
Según el último boletín epidemiológico la distribución de los serotipos hallados en nuestro país (desde fines de julio 2024 hasta los primeros días de enero 2025), evidencia una mayor prevalencia de DEN-2 (59%) y DEN-1 (38%). Los dos hallazgos de DEN-3 y uno de DEN-4, corresponden a notificaciones de casos con antecedente de viaje al exterior del país. La infección por virus dengue incluye: la infección asintomática, el dengue sin signos de alarma, el dengue con signos de alarma y el dengue grave.
La vacuna TAK-003: eficacia frente a los serotipos
En los últimos años, el desarrollo de vacunas como TAK-003 ha representado un avance significativo en la lucha contra el dengue. Es una vacuna tetravalente compuesta por una cepa atenuada del DENV-2 a la que se le inserta el material genético que codifica la proteína M y las proteínas de la envuelta del DENV-1, DENV-3 y DENV-4.
La eficacia clínica de TAK-003 contra el dengue varió según el estado serológico previo, el serotipo, el tiempo de evolución de aplicada la vacuna, el estado inmunológico de los pacientes, la gravedad de la enfermedad. En personas seropositivas (que ya han tenido dengue) la vacuna demostró eficacia contra los cuatro serotipos, con mejores resultados frente a DENV-2. Esto refuerza su utilidad en regiones con alta incidencia del virus, donde la mayoría de la población ya ha sido expuesta a la enfermedad.
En personas seronegativas (que nunca han tenido dengue) la eficacia fue más limitada. La vacuna mostró protección contra DENV-1 y DENV-2, siendo especialmente efectiva contra este último. Sin embargo, no demostró protección significativa contra DENV-3, y no pudo evaluarse adecuadamente contra DENV-4 debido a la baja incidencia de casos en el momento del estudio.
En regiones donde predomina el serotipo DENV-2, esta vacuna puede ser altamente efectiva para reducir los casos de dengue, especialmente en personas con una infección previa. Sin embargo, en áreas con una distribución más equilibrada de serotipos, el impacto podría ser más limitado. La convivencia de los cuatro serotipos del virus en las áreas endémicas plantea desafíos que sólo podrán abordarse mediante un enfoque integral, combinando vacunas efectivas, vigilancia epidemiológica y programas de control vectorial sostenidos.
“La propagación del dengue en Argentina responde a un conjunto de factores interconectados. Entre ellos, el manejo de residuos y agua estancada, la falta de campañas efectivas y sostenidas en el tiempo, y la necesidad de reforzar la prevención en invierno, cuando el mosquito Aedes aegypti aún no ha encontrado nichos para reproducirse. Además, la circulación simultánea de varios serotipos del virus y la dificultad para identificarlo por sus síntomas inespecíficos agravan el desafío sanitario”, comenta la Dra. Mónica Foccoli, jefa de la División de Infectología del Hospital de Clínicas (MN 70.669),
Si bien el dengue suele presentarse con cuadros asintomáticos o leves, en algunos casos puede convertirse en una amenaza grave, incluso mortal. Entre los signos más comunes destacan la fiebre alta, dolores musculares y articulares, molestias detrás de los ojos, erupciones en la piel, y en ocasiones sangrado por nariz o encías. En regiones con presencia activa del Aedes aegypti, la consulta médica inmediata es crucial si aparecen síntomas dentro de los 15 días posteriores a un viaje o contacto en zonas de riesgo.
La prevención sigue siendo el pilar fundamental en la lucha contra el dengue. Foccoli subraya la importancia de eliminar criaderos de mosquitos durante el invierno, cuando los huevos están inactivos. Esto incluye descacharrizar, vaciar recipientes con agua estancada y cuidar espacios como macetas, floreros y piscinas. También se deben emplear insecticidas y mosquiteros en horarios críticos, al amanecer y al atardecer. En cuanto a cuidados personales, recomienda el uso de ropa de manga larga, repelentes tópicos y mosquiteros, especialmente en niños pequeños.