Especialistas en Fertilidad del Hospital de Clínicas de la UBA advierten sobre el desconocimiento de las consecuencias que generan algunos tratamientos, intervenciones quirúrgicas y el paso de los años a la hora de buscar tener hijos.
La preservación de la fertilidad comprende aquellas estrategias que protegen la salud reproductiva y permiten mantener la capacidad de procrear hasta que la persona potencialmente gestante lo desee. En este sentido, la interconsulta médica es parte de ellas, “aunque no está suficientemente utilizada”, afirma la Dra. Elena Zeitler, ginecóloga a cargo del área de Fertilidad del Hospital de Clínicas de la UBA (MN 93.610).
“Pacientes que, por dar algunos ejemplos, se someten a cirugías, hacen un tratamiento quimioterapéutico, de radiación, toman hormonas o se operan para cambio de género, pueden comprometer su posibilidad de tener hijos si no tienen un seguimiento interdisciplinario”, agrega.
La especialista comenta que quienes tienen enfermedades oncológicas y benignas como lupus, granulomatosis de Wegener, Síndrome de Turner, Galactosemia, Hemocromatosis, Talasemia, enfermedad de Crohn, y endometriosis, entre otras, y aquellas personas con antecedentes de enfermedades genéticas “pueden ver afectada su fertilidad y, a veces no llegan a tiempo cuando consultan”.
Por su parte, desde el servicio de Andrología del Clínicas sostienen que personas de sexo biológico masculino que deciden realizarse una vasectomía como método anticonceptivo deben tomarlo como algo definitivo, dado que es reversible entre un 75 y 80% de los casos en el lapso de los 10 años una vez realizada la operación, y pasado ese plazo, luego de este plazo su grado de reversibilidad desciende un 20%.
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Respecto de quienes se hayan hecho una ligadura tubaria, Zeitler afirma que, ante el deseo de un embarazo, se puede hacer una cirugía para recanalizar las trompas o una fertilización in vitro. “La elección de la técnica va a depender de los antecedentes de la pareja y la cantidad de hijos que desean, pero principalmente de la edad de la mujer. Una mujer menor de 37 años con recanalización de trompas tiene mayor chance de lograr un embarazo versus una que hace tratamiento de fertilización in vitro (FIV), siempre realizada por un cirujano entrenado. A mayor edad, la posibilidad es la misma, ya sea por recanalización o FIV”, amplía la médica.
En los casos de utilización de terapia hormonal de reasignación de género, Zeitler afirma que “se sugiere preservar la fertilidad antes de comenzar con el tratamiento. Si bien aún se está estudiando, las mujeres trans verían afectada su fertilidad más que los varones trans con dichos tratamientos”.
En pacientes de sexo biológico femenino que han recibido quimioterapia o radioterapia, como quienes han tratado por estos métodos un linfoma en la niñez o adolescencia temprana o tienen diagnóstico de alguna enfermedad benigna de las mencionadas anteriormente, deben consultar con su ginecólogo o un especialista en Medicina Reproductiva por su reserva ovárica. “En caso de tomar anticonceptivos, se debería esperar tres meses para hacer la medición de la reserva. En el caso de que esté afectada, se puede recurrir a una técnica de preservación de fertilidad”, amplía Zeitler.
Reproducción médicamente asistida
De acuerdo a la Ley 26.862, están incluidos en el Plan Médico Obligatorio los procedimientos y técnicas médico-asistenciales de reproducción médicamente asistida, inclusive servicios de guarda de gametos o tejidos reproductivos, para aquellas personas, incluso menores de edad que por problemas de salud o por tratamientos médicos o intervenciones quirúrgicas puedan ver comprometidas su capacidad de procrear en el futuro.
En las personas de sexo biológico femenino, las técnicas de preservación que suelen realizarse, preferentemente antes de iniciar cualquier tratamiento y de los 35 años, son: el congelamiento de ovocitos, embriones o tejido ovárico; la toma de medicación protectora del ovario y/o cirugía de proyección ovárica en pacientes que estén por hacer radioterapia. En las de sexo biológico masculino, se realiza comunmente el congelamiento de semen y/o de tejido testicular.