La Sociedad Argentina de Pediatría remarcó la importancia de cuidar la flora bacteriana desde los primeros meses de vida. La buena alimentación y hábitos de la persona gestante, la lactancia materna y una alimentación complementaria de calidad a partir de los seis meses "son determinantes para la configuración de una microbiota intestinal saludable" en los niños y niñas, según explicaron. La microbiota intestinal comprende el conjunto de bacterias, levaduras, hongos, virus y otros microorganismos que se alojan en el intestino, la mayoría de los cuales son beneficiosos para el organismo.
"Durante toda la vida, nuestros hábitos alimenticios son uno de los elementos fundamentales que van condicionando el funcionamiento de nuestro organismo, nuestro potencial de desarrollo y salud en general. El tipo de alimentación que llevamos durante nuestros primeros años de vida es clave en la formación de nuestra microbiota intestinal, que cumple un rol clave para nuestra salud", dijeron en la SAP en un comunicado.
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Un artículo publicado recientemente en la revista de la Sociedad Argentina de Pediatría hace hincapié en "la importancia de desarrollar una microbiota intestinal saludable desde el embarazo, pasando por los primeros días de vida y hasta una etapa de posterior crecimiento".
El texto destaca que los primeros 1000 días en la vida de una persona son una ventana de oportunidad para desarrollar una adecuada microbiota intestinal, la programación y maduración inmunológica y la prevención de enfermedades crónicas.
"Este período es crucial para la programación inmunológica, la maduración y la prevención de enfermedades crónicas a futuro. Una microbiota saludable ayuda a regular la respuesta inmune y contribuye a proteger al individuo contra infecciones y enfermedades", dijo Gabriel Vinderola, doctor en Química y uno de los autores del artículo.
Por otro lado, una alimentación adecuada, la realización regular de actividad física, evitar la ingesta de alcohol y la autoprescripción de psicofármacos es importante para un mejor desarrollo fetal, dijo Vinderola, quien es investigador principal del Instituto de Lactología Industrial (Conicet-UNL) y docente de la Universidad Nacional del Litoral
"Los recién nacidos de madres con sobrepeso tienen una menor diversidad microbiana y una composición diferente de la microbiota en comparación con los recién nacidos de madres de peso saludable", agregó
El artículo reseña la diferente composición de la microbiota según si el nacimiento se dio por por parto vaginal o por cesárea, dado que en el primer caso "ingieren lactobacilos vaginales saludables para fortalecer el desarrollo de la inmunidad del bebé, lo que ocurre en menor medida en el otro grupo"
"El creciente número de cesáreas nos invita a poner en valor los beneficios del parto natural, siendo uno de ellos el pasaje por el canal de parto, que constituye la colonización por bacterias vaginales en el tracto digestivo del recién nacido", sostuvo Omar Tabacco, expresidente de la SAP y coautor del artículo.
Por otro lado, la leche materna "es fundamental para la nutrición del bebé y es determinante para establecer una microbiota intestinal óptima por su aporte de compuestos benéficos como las bifidobacterias y los oligosacáridos", indicó el comunicado.
"La leche materna es el estándar de oro para el desarrollo de los bebés y niños pequeños y todos como sociedad debemos trabajar para que cada madre pueda amamantar a su hijo durante los primeros 6 meses y en forma complementada durante el tiempo que lo desee", sostuvo Tabacco.
Y agregó: "La leche de vaca no se debe ofrecer antes del año de vida debido al exceso y déficit de ciertos nutrientes. Dado que el contenido de oligosacáridos de la leche de vaca es significativamente menor y distinta su composición respecto de la leche humana, es probable que su consumo genere una microbiota diferente a la generada por la leche humana, y muy probablemente menos funcional".
Con información de Télam