La espondiloartritis axial es una enfermedad reumática inflamatoria, de causa aún poco conocida, que afecta la columna vertebral y la función física, produciendo generalmente dolor crónico, pudiendo ocasionar discapacidad grave en el movimiento y deterioro de la calidad de vida y entre sus principales síntomas se encuentra el dolor de cintura por más de tres meses, que empeora en el reposo y mejora con el ejercicio.
De acuerdo con los resultados de la encuesta argentina que acaba de finalizar y que integra el Mapa Internacional de Espondiloartritis Axial (IMAS, por su sigla en inglés), los argentinos demoran más de 6 años y medio en llegar al diagnóstico, aunque a 1 de cada 5 le tomó más de una década.
Además, esta enfermedad empeoró el vínculo de los pacientes con sus parejas (21,7%), amigos (13,9%) y familia (11,3%), les causó ansiedad (33%), trastornos del sueño (29%), depresión (21%) y un 30% desarrolló obesidad o sobrepeso.
Esta dolencia no es contagiosa ni hereditaria, pero suele tener una carga genética, lo que hace que haya varios casos en la misma familia.
La espondiloartritis axial, en realidad, es un grupo de trastornos que inflaman la columna, siendo las más conocidas la espondilitis anquilosante y la espondiloartritis axial no radiográfica.
"Más allá de la demora diagnóstica, uno de los datos más llamativos de este relevamiento es que, a pesar de que la gran mayoría de los pacientes que completaron el cuestionario estaba bajo tratamiento, más del 60% persistía con alta actividad de la enfermedad. Claramente, no están alcanzando los objetivos terapéuticos", explicó Fernando Sommerfleck, médico reumatólogo, staff del Sanatorio Méndez.
Asimismo, agregó: "Podrían vivir mejor, pero tal vez no están recibiendo el tratamiento más adecuado para el manejo de su cuadro. Es necesario que revisen el abordaje terapéutico actual con su médico para determinar si éste puede optimizarse".
El IMAS, una iniciativa dinámica que continúa registrando información, indagó sobre la experiencia de más de 4.300 pacientes con esta enfermedad de 26 países (Estados Unidos, Canadá, México, Costa Rica, 15 países europeos, Sudáfrica, India, Corea del Sur, Taiwán y Filipinas; y de nuestra región, Argentina, Brasil y Colombia).
La versión argentina -cuyos datos fueron incorporados al mapa internacional- incluyó 115 individuos de entre 25 y 80 años, con una edad promedio de 46,9 años, con mayoría entre 35 a 51 (46,1%), con una alta participación de pacientes de Buenos Aires (87%) y supremacía masculina (58,3%), a la inversa que en Europa, en donde las mujeres representaron el 61,3% de la muestra.
Esta enfermedad produce un dolor crónico que puede llegar a ser invalidante y suele aparecer entre los 30 y 40 años, afectando todas las esferas de la vida.
Por su parte, Victoria Martire, médica de planta del Servicio de Reumatología en Hospital San Roque de Gonnet, explicó: "En ocasiones, la familia, los compañeros de trabajo o el entorno cercano ponen en duda y subestiman el dolor constante que atraviesan los pacientes, sobre todo porque no se condice con la juventud y la vida activa de quienes lo sufren".
"Por eso, es importante arribar al diagnóstico y ponerle nombre a su cuadro, a partir de una evaluación clínica del paciente y los estudios complementarios adecuados, ya que se podrá tratar y el paciente podrá entender qué es lo que le está pasando", detalló.
En la encuesta, el 47% reconoció tener menos relaciones íntimas, un 45% reportó que su enfermedad influyó en su elección laboral y un 60% indicó que ésta le había ocasionado problemas en su trabajo en el último año. Otro tema igual de sensible es la enorme cantidad de actividades cotidianas que se ven impactadas por el dolor y la limitación en la movilidad.
"En el IMAS, se mencionó un extenso listado y sirve para interpretar el alcance del impacto de esta enfermedad. Refirieron dificultades para hacer ejercicio, caminar, ducharse, vestirse, limpiar el hogar, hacer las compras, jugar con los hijos, subir y bajar escaleras, conducir un auto o tomar transporte público. Para muchas de estas acciones, en algunos casos las personas requerían asistencia", resaltó Sommerfleck.
Casi 7 de cada 10 pacientes reconocieron que practican menos deportes que antes. De todos modos, la mayoría afirmó que hacía ejercicio; el 64,3% manifestó alcanzar la recomendación de la OMS para adultos de realizar por lo menos 150 minutos de actividad física por semana a través de caminata (38%) y stretching (15%), seguidos por natación, ciclismo y entrenamiento con pesas.
Con información de NA