Con la llegada del otoño y los primeros fríos del año, los sistemas de calefacción vuelven a ser protagonistas en hogares, oficinas y espacios comunes. Verificar las condiciones y el correcto funcionamiento de las estufas resulta esencial para evitar la intoxicación por monóxido de carbono, un peligro que puede ser letal. Según los especialistas del Hospital de Clínicas de la UBA, más del 15% de los casos de intoxicación terminan en enfermedad grave o incluso en muerte.
El Dr. Gabriel Arcidiacono, jefe de Toxicología del Hospital de Clínicas de la UBA, destacó la gravedad del problema: “La repercusión de la intoxicación por monóxido de carbono puede afectar a más del doble de las personas que se diagnostican con la enfermedad. Es un problema grave que se subestima y se reporta menos de la mitad de los casos, ya que las manifestaciones no son específicas y se suelen confundir con otras enfermedades”.
El monóxido de carbono, conocido como el 'asesino silencioso', es un gas invisible, inodoro y no irritante que se genera tras una combustión incompleta de gas de cocina, madera, carbón, nafta, gasoil y kerosene, entre otros. Antes de que llegue el invierno y las temperaturas bajen aún más, es crucial intensificar las medidas de prevención y buscar ayuda médica si se sospecha de una intoxicación.
Síntomas y diagnóstico
Los síntomas más comunes de la intoxicación por monóxido de carbono incluyen dolor de cabeza, náuseas, vómitos, debilidad, confusión, pérdida de conocimiento, convulsiones, marcha inestable, dolor en el pecho, dificultad para respirar y sensación de debilidad. Es crucial estar atentos a estos signos, especialmente en ambientes cerrados con artefactos que generan este gas.
El Dr. Arcidiacono resaltó que la intoxicación por monóxido de carbono a menudo se disfraza de otras enfermedades, lo que lleva a subestimar su gravedad. “Esta problemática afecta a unas 40,000 personas al año y causa alrededor de 200 muertes. Los niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas son los más susceptibles a la intoxicación”.
Medidas en caso de intoxicación
Ante la sospecha de intoxicación por monóxido de carbono, es vital que todos los habitantes del domicilio acudan de inmediato a un centro de salud cercano. El tratamiento temprano con oxígeno es fundamental para prevenir complicaciones graves. En casos severos, puede ser necesario recurrir a terapia intensiva o el uso de una cámara hiperbárica.
Además, es importante informar a otras personas que hayan compartido el espacio y a vecinos del mismo piso y superiores, ya que el monóxido de carbono puede propagarse fácilmente entre los pisos del edificio. El seguimiento médico es crucial incluso después del alta hospitalaria para asegurar una recuperación completa y evitar recaídas.
Prevención
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Mantenimiento por profesionales: Un gasista matriculado debe revisar periódicamente los artefactos de calefacción. La instalación de nuevos equipos también debe ser realizada por un profesional.
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Ventilación adecuada: Permitir la circulación de aire en los espacios donde se utilizan artefactos que puedan generar monóxido de carbono. Si no hay rejillas de ventilación, se deben dejar las ventanas abiertas al menos unos centímetros.
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Uso responsable de hornallas: No usar las hornallas como fuente de calefacción. Verificar que la llama sea azul, lo que indica una combustión segura.
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Cuidado con salamandras, braseros y generadores eléctricos: Estos dispositivos deben usarse con precaución. Los generadores siempre deben encenderse afuera del hogar. Los braseros se deben emplear en ambientes bien ventilados, retirándolos antes de dormir.
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Calefones, estufas y calderas: Los calefones no deben estar en el baño y las calderas deben contar con un buen sistema de liberación de gases.
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Escape de vehículos: No dejar los vehículos encendidos en espacios cerrados.