En una investigación publicada en la revista Pathogens, científicos de España y Dinamarca detectaron que la persistencia de fatiga fue el síntoma que se mantuvo estable a lo largo del tiempo en pacientes que fueron hospitalizados por diferentes variantes de covid. El trabajo se llevó a cabo en Madrid con más de 600 personas no vacunadas que fueron internadas con Wuhan, Alfa y Delta, entre los meses de marzo y abril de 2020, febrero-marzo 2021 y julio-agosto 2021. Seis meses después, se compararon los síntomas de los infectados con las tres variantes y se concluyó que el cansancio fue el común denominador.
En diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ, Leda Guzzi, médica especialista en enfermedades infecciosas, señala: “Como decimos desde el inicio de la pandemia, esto no es una gripe común ni un resfrío, sino que se trata de algo con una potencialidad multisistémica que afecta varios órganos y sistemas“. Y continúa: “No solo deja secuelas, sino síntomas y signos que alteran la calidad de vida a largo plazo. Por lo tanto, sigue siendo importante evitar las infecciones a través de la vacunación y los cuidados como el barbijo y la ventilación en espacios cerrados”.
Además, el estudio arroja otros datos significativos en la evaluación comparativa de la sintomatología de las tres variantes en la fase aguda –que requiere hospitalización– y en el post covid. Por ejemplo, quienes tuvieron la Wuhan registraron más síntomas luego del contagio que quienes se infectaron con Alfa o Delta. A su vez, la disnea (dificultad para respirar) fue más prevalente en las personas con Wuhan, mientras que la pérdida de cabello fue mayor con la Delta.
La clave de las vacunas
El estudio exhibe que con la variante Wuhan (el virus ‘original’) se observan más síntomas persistentes y casos muchos más graves con hospitalización y terapia intensiva. Esto se debe, en buena medida, a que todavía no había ningún tipo de inmunidad en la población, produciendo infecciones más severas.
“La vacunación cambió la historia porque confirió inmunidad y de esa manera disminuyó no solo la probabilidad de enfermarse gravemente, requerir hospitalización y morir, sino también de padecer síntomas persistentes. Son varios estudios en el mundo los que demuestran que los vacunados tienen menor prevalencia de síntomas persistentes a lo largo del tiempo”, advierte Guzzi.
En este sentido, una de las cuestiones que demostró el estudio realizado en Madrid es que con el virus original había más síntomas persistentes. Debido a la vacunación, esto fue disminuyendo conforme avanzaron las variantes.
Acertar el diagnóstico
Daniela Hozbor, investigadora del Conicet en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular del Conicet, destaca que el fin de estos estudios es “buscar sintomatologías constantes, independientemente de la variante de covid, para realizar una definición clínica”.
La definición del caso clínico es fundamental para tratar a cada sujeto y a la enfermedad en general. “Todo comienza con la sospecha clínica; entonces, es muy bueno si uno tiene una definición de sintomatología para decir ‘esto puede ser un caso de covid’, porque ahí comienza el tratamiento de las personas y los contactos estrechos para tomar acciones en lo individual y en lo colectivo”, afirma Hozbor en diálogo con esta Agencia.
Indagar el después
La rapidez con la que emergió la covid obligó al mundo de la ciencia y la tecnología a trabajar sobre lo desconocido en tiempo real, achicando los lapsos y las brechas establecidas antaño. Miles de estudios se realizaron al respecto: muchos fueron exitosos y útiles para elaborar planes y políticas públicas. Sin embargo, otros no tuvieron la reacción esperada.
Así como todavía se sigue trabajando e investigando sobre el ahora, estudios como el realizado en Madrid permiten repensar el presente y planificar el futuro.
Con información de la Agencia de Noticias Científicas