Un estudio sugiere que ante una repetida cantidad de infecciones por COVID-19, los riesgos en la salud de una persona pueden ser mayores y resalta que dichas reinfecciones podrían no ser benignas para el organismo. El informe fue realizado sobre un total de 5.4 millones de personas con 257 mil infecciones únicas, 39 mil con dos o más infecciones (36.417 con dos, 2.263 con tres y 246 con cuatro); mientras que sumaron un grupo de control sin registro de infección, con más de 5 mil individuos.
El estudio llevado a cabo por expertos, varios de ellos pertenecientes a la escuela de medicina de la Universidad de Washington, sostiene que la primera infección por SARS-CoV-2 se asocia "con un mayor riesgo de muerte aguda y posaguda" con grandes secuelas en los sistemas de órganos pulmonares y extrapulmonares. Sin embargo, resaltan que no está claro si la reinfección "aumenta el riesgo incurrido después de la primera infección". Es importante tener en cuenta que, en muchos casos, el aumento de riesgo se da en personas con peor estado de salud.
La base de datos nacionales utilizada fue la de atención médica del Departamento de Asuntos de Veteranos de EE.UU.; por lo que, tal como dice el bioquímico e investigador del CONICET, Rodrigo Quiroga, una de las grandes "debilidades" del estudio es que la mayoría de los pacientes son hombres blancos con una edad promedio de 60 años. Por lo cual, no es tan representativo. En diálogo con El Destape, remarcó: "Hay que tener cuidado en pensar que estos resultados se van a extrapolar exactamente igual en otros grupos etarios, no necesariamente es así. Sí es probable que las tendencias se mantengan. Quizás, no sea tan dramático en otras poblaciones, el efecto puede ser menor".
Allí se observa que, en comparación con las personas con la primera infección, la reinfección "contribuye a riesgos adicionales de mortalidad por todas las causas, hospitalización y resultados adversos para la salud en los sistemas de órganos pulmonares y extrapulmonares". Se enumeran, a su vez, secuelas a largo plazo y complicaciones relacionadas a trastornos cardiovasculares, de coagulación y hematológicos, diabetes, fatiga, trastornos gastrointestinales, trastornos renales, de salud mental, musculoesqueléticos y neurológicos.
Riesgos dependiendo de cantidad de infecciones por COVID-19:
"Hay muy pocos estudios sobre reinfecciones, esta base de datos es muy grande e interesante. Hay que saber que las poblaciones analizadas tienen sus particularidades en cuanto a grupo etario, raza, género -la mayoría son hombres veteranos del ejército de los Estados Unidos-; pero es valiosísimo porque es uno de los primeros a gran escala que ha estudiado el efecto de las múltiples infecciones", comentó Quiroga.
Al mismo tiempo, señaló: "Lo que el estudio muestra claramente es que una segunda o tercera infección tendrían similar probabilidad de producir enfermedad grave u hospitalización que la primera. Es importante tomar esto en el contexto en el que ocurrió, no hubiese sido así si no hubiesen seguido apareciendo variantes que son más contagiosas y que además, al modificar la secuencia de su proteína espiga, lo que ocurre es que los anticuerpos que formamos, no reconocen tan bien a las nuevas". Sobre ellas, remarcó que "son altamente capaces de producir infecciones en personas vacunadas y previamente infectadas" y también de "producir enfermedad grave" por esa razón.
Ante esto, Quiroga remarca que la principal falla -no solo en Argentina sino en el mundo- es no "planificar una estrategia sostenible a largo plazo" y "no comunicar" a la ciudadanía de buena manera para prevenir las infecciones. Si esto continúa indefinidamente, seguirán apareciendo variantes y una gran cantidad de la población se volverá a infectar, muchos de ellos terminando hospitalizados con infecciones graves y hasta falleciendo. "En gran parte fue porque muchos científicos, médicos y funcionarios nunca estuvieron convencidos de que fuera necesario hacer algo más que vacunar", señaló.
Diferencias entre vacunados y no-vacunados:
Como ya se remarcó en estudios anteriores, los riesgos fueron mayores en aquellas personas que no estaban vacunadas, tenían una sola dosis o dos o más inyecciones antes de la segunda infección. "El riesgo es siempre relativo a la primera infección. Se analizaron por separado los grupos de personas vacunadas y no vacunadas. En las primeras, el riesgo es mucho menor pero en personas vacunadas la segunda infección muestra un riesgo aumentado de hospitalización en relación con quien nunca se infectó", resaltó el bioquímico. Si bien la vacunación sigue disminuyendo el riesgo, las repetidas infecciones pueden generar más secuelas a largo plazo.
Por otra parte, señalan que los riesgos fueron más pronunciados en la fase aguda (cuando se adquiere la infección y las semanas siguientes a ese momento) pero persistieron en la fase post-aguda (complicaciones que pueden surgir a los 2, 3 y hasta 6 meses luego del contagio). Lo que el informe refleja es que hasta seis meses después hay una gran probabilidad de tener, por ejemplo, complicaciones cardíacas -trombos o coágulos- o embolias pulmonares.
El investigador cordobés aprovechó para desestimar dos mitos que quedan a la vista tras el informe. "El primero es que no había reinfecciones, algo que era cierto hasta que surgieron las nuevas variantes. Hay un subregistro que hace que sea muy difícil detectarlas. Hoy estamos viendo un altísimo número de reinfecciones, en Reino Unido son entre un 30% y un 50%", señaló. Y agregó: "El segundo mito es que la reinfecciones no eran graves, eso es absolutamente falso. En muchos casos, las personas reinfectadas están ahora vacunadas; eso generó una percepción de que las reinfecciones no son graves. Pero tienen una probabilidad similar de generar una infección grave como la primera".
Por lo tanto, el informe deja en claro que las reinfecciones representan un riesgo similar o superior al primer contagio y que el riesgo acumulativo puede ser alto. "Lo que recomiendan enfáticamente los autores de la publicación es que no nos quedemos con el riesgo disminuido de la vacunación sino que además, hay que actualizar las vacunas a las nuevas variantes, buscar vacunas más eficaces de segunda generación y hacer lo posible por prevenir", resaltó.
Ante la falta de estrategias para reducir el impacto de mortalidad y enfermedad para prevenir reinfecciones, algo que "no está haciendo casi ningún país", la protección de vacunas termina no siendo suficiente. "Nos estamos infectando, la gran mayoría de la población, cada 3 o 6 meses y a la larga, eso es insostenible porque la reinfección con nuevas variantes vuelve a implicar el riesgo de enfermedad grave", manifestó Quiroga.
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¿Qué medidas se deben tomar para prevenir reinfecciones por COVID-19?
Rodrigo Quiroga remarca la importancia de trabajar en la prevención del COVID-19 como ocurre con un montón de otras enfermedades. "A pesar de la vacunación, el COVID sigue siendo la enfermedad respiratoria más grave del mundo. Hay países como Portugal que están teniendo una gran cantidad de fallecidos en esta última ola y es la que va a llegar al país dentro de uno o dos meses, la de la variante BA.5", avisó. Ahora ya no alcanza con la vacunación, sino que el foco tiene que estar puesto en informar correctamente a la población para prevenir los contagios. "No hablo de restricciones sino, como mínimo, informar cuándo hay alta circulación del virus y cuáles son las precauciones a tomar para disminuir los riesgos", dijo.
¿Cuáles son las medidas individuales a mantener para prevenir reinfecciones? Colocación de dosis de refuerzo, la correcta utilización de barbijos de calidad y la ventilación. De todas formas, Quiroga apuntó: "No hay medidas colectivas de protección, las pocas medidas que van quedando, como el uso de barbijo en el transporte público, se van abandonando. Al cambiar los criterios de testeos y de informes, se ha logrado reducir la conciencia pública sobre la situación de circulación viral; por lo que es fundamental ser claros en cuanto a comunicar".
Ante la aparición de nuevas variantes, que generan grandes olas de infección, las probabilidades de que aumenten los internados y fallecidos también crecen. "No estamos luchando contra el mismo virus que inició la pandemia, vamos por la quinta o sexta variante que generó olas a nivel mundial. Mientras sigan surgiendo, es fundamental prevenir para minimizar el efecto", avisó el investigador del CONICET. Y sentenció: "Estamos haciendo de cuenta que la pandemia terminó, viviendo como en el 2019 y la realidad es que convivimos con un nivel de enfermedad, de hospitalizaciones y fallecimientos mucho mayor del que teníamos previamente".