La llegada de la pandemia rompió con todas las rutinas, hábitos y costumbres. Hasta el momento, según el sitio web Our World In Data, la covid-19 ha causado 6.32 millones de muertes en todo el mundo y, específicamente en Argentina, 129.016 fallecidos, tal como indica el ministerio de Salud. Además de los problemas físicos que trajo el SARS-CoV-2, el miedo, la incertidumbre y las medidas para frenar la propagación generaron un aumento de las patologías vinculadas a la salud mental. En ese marco, un estudio publicado de manera reciente en Frontiers in Psychiatry y realizado por un equipo científico nacional, demuestra que la vacunación, la actividad física y el trabajo incidieron en la disminución de síntomas relacionados con depresión y ansiedad.
A través de dos encuestas en línea, personas de entre 18 y 50 años del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) informaron síntomas autopercibidos de las patologías mencionadas, así como su estado de vacunación, la frecuencia con la que realizaban actividad física, y la condición y modalidad de trabajo. Las encuestas abarcaron dos picos de la pandemia: la primera y la segunda ola, es decir hasta noviembre de 2020 y hasta mayo de 2021, respectivamente.
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Diego Moncada y Fabricio Ballarini, autores del artículo, explican a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ: “Notamos que los niveles de ansiedad generalizada y de depresión son más altos en la segunda ola que en la primera. Sin embargo, aquellas personas vacunadas estaban menos deprimidas que quienes no tenían ninguna dosis aplicada. Asimismo, las mujeres presentaron mayores síntomas depresivos que los varones en todas las edades evaluadas”.
Según cuenta Moncada, estos resultados guardan relación con diversas variables: la primera ola se presentó en Argentina cuando aún no había vacunas mientras que la segunda ola sorprendió en plena campaña de inmunización. A medida que se avanzó con la vacunación, los síntomas de depresión comenzaron a disminuir. En tanto que, los niveles de ansiedad permanecieron iguales en ambos picos de la pandemia.
Además de la vacunación, el equipo científico notó que en aquellas personas que tenían trabajo –independientemente de que la modalidad sea presencial o home office– y realizaban actividad física, los niveles de depresión y ansiedad eran más bajos.
“Una de las discusiones que se presentó durante la redacción del paper fue la necesidad de que haya una buena comunicación por parte de los medios de comunicación en torno a la vacunación, y no una prensa amarillista”, relata Moncada. “La principal razón por la que se rechazan las vacunas es el miedo a los efectos secundarios, entonces es importante que sepan que no solo es por su bien sino por el de la población”, subraya.
Por su parte, Ballarini manifiesta que, previo al desarrollo de la investigación, “no encontramos mucho registro acerca la situación de la salud mental a nivel general en la población, por lo que no sabemos cuál fue el salto (o no) entre la prepandemia y la pandemia”.
Redes sociales
Además, Ballarini detalla la cocina del paper y del equipo científico: “Las encuestas se realizaron a través de mis redes sociales, duraban aproximadamente 30 minutos y participaron más de 15 mil personas con el único objetivo de colaborar con la ciencia y el conocimiento”.
Y continúa: “En la autoría, participaron estudiantes de biología, medicina y bioingeniería. De hecho, son los primeros autores estudiantes de grado. Presentaron resultados en congresos y dieron charlas a docentes de las mismas materias que estaban cursando. Asimismo, por estos resultados le otorgaron el Premio Internacional L’Oréal-Unesco ‘Por las Mujeres en la Ciencia’ a la co-autora Haydee Viola”.
Como siempre, frente a tanta incertidumbre y desconocimiento, la ciencia echó luz una vez más.
Por: Luciana Mazzini Puga