Inesperadamente, tratándose de una enfermedad prevenible por vacunación y que se esperaba poder erradicar en un futuro próximo (como se hizo con la viruela), los titulares de medios periodísticos y anuncios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), además de la detección de un caso local en Salta sin antecedentes de viaje, volvieron a poner al sarampión en el centro de la escena.
Aunque se había declarado libre de la enfermedad en 2016, el 20 de octubre pasado la Organización Panamericana de la Salud emitió una alerta epidemiológica para todo el continente. Entre 2017 y 2019 hubo aumento de casos importados desde otras partes del mundo y entre países de la región con un máximo registrado de 21,9 casos por millón de habitantes.
Luego descendieron, pero esta semana la OMS informó que los casos reportados en Europa aumentaron más de 40 veces entre 2022 y 2023: 42.000 contra 941.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
“Europa vacuna muy mal para el sarampión –explica Eduardo López, infectólogo infantil y jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez–. Francia y Serbia son algunos de los países que menos vacunan. Incluso tienen casos de sarampión en adultos que nunca recibieron la vacuna o tienen una sola dosis. Es lógico que tengan más que el año pasado, porque cada cinco años, más o menos, el sarampión hace un brote en poblaciones mal vacunadas. Para tener una adecuada protección contra esta enfermedad, una población tiene que estar cubierta por la vacunación en más de un 90%”.
Y esto es lo que inquieta a los especialistas. En el país las tasas de cobertura están bien por debajo de lo aconsejado; entre otras cosas, porque no se recuperaron bien después de la pandemia.
“Nosotros tenemos un problema importante con respecto a la vacuna –dice López–. Para hacerse una idea: según los registros de 2022, la vacuna del año de edad (que protege contra el sarampión, la rubéola y las paperas), de una población de 569.311 chicos que nacieron ese año, hay más de 87.000 que no la recibieron, prácticamente más del 16% no se vacunó contra el sarampión y es un grupo susceptible. Y cuando uno se fija en el ingreso escolar [que es cuando toca la segunda dosis], dejaron de colocársela otros 37.902 chicos de cinco años. Esto significa que más de 120.000 chicos están o no vacunados o inadecuadamente vacunados”.
“Si bien las coberturas de la triple viral [que incluye la antisarampionosa], mejoraron el año pasado, todavía estamos por debajo de lo deseado en niños al año de vida, mientras que existen adolescentes y adultos nacidos a partir de 1965 que no tienen dos dosis de vacuna con componente de sarampión”, coincide Pablo Bonvehí, jefe de Infectología del Hospital Universitario Cemic.
Este escenario hace posible que los casos aumenten en cualquier momento, ya que se trata de una enfermedad viral altamente transmisible: se estima que el virus puede permanecer en el aire hasta dos horas, y hasta el 90 por ciento de las personas cercanas a alguien que la haya contraído también se infectarán si no están protegidas.
La enfermedad se caracteriza por síntomas respiratorios, fiebre, conjuntivitis y manchas rojas en la piel. Aunque algunos casos son leves, las complicaciones incluyen diarrea, deshidratación, neumonía, meningitis y convulsiones. Uno de cada mil puede quedar sordo o tener una discapacidad intelectual, y alrededor de dos por cada mil casos pueden morir. Las muertes por sarampión aumentaron en todo el mundo un 43 por ciento entre 2021 y 2022, según un informe de noviembre de la OMS y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), según le dijo David Sugerman, que dirige el equipo de sarampión de este último organiso, a Apoorva Mandavilli, de The New York Times,.
“La aparición de un caso de sarampión en Salta es preocupante; en especial, porque se trata de un chiquito de 19 meses que no tenía las vacunas al día –destaca Angela Gentile, jefa del departamento de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez–. Sus últimas dosis eran de los cuatro meses de vida. Nos hace pensar en la situación de la población vulnerable de nuestro país y las bajas coberturas de vacunación, tanto para sarampión como para otras enfermedades inmunoprevenibles”.
Según subraya Gentile, es necesario que haya muy buena vigilancia para detectar posibles casos y promover altas coberturas de vacunación. “La provincia de Salta tiene alrededor de un 85% de cobertura para primeras dosis y un poco más del 90% para las segundas dosis –detalla–. Son números bastante adecuados, sobre todo teniendo en cuenta los del resto del país. Pero aún así, sabemos que se necesita un 95% de cobertura en primera y segunda dosis; precisamente por su alta transmisibilidad. Teniendo en cuenta esta situación, que el país no tiene casos desde que cerramos el brote de 2020 y que logramos sostener la eliminación, es muy importante poder primero ubicar la fuente de infección, de quién se contagió este chiquito, y hacer todas las tareas de terreno, salir a ver quiénes tienen esquemas incompletos, vacunar y buscar la fuente de la infección y si otros contactos se han contagiado o no. Por el momento no hubo otros casos reportados. La campaña que hicimos en 2022 terminó con muy baja cobertura, no llegó al 70%, pero queda un 30% que no tiene la protección necesaria. Hay muchos chicos que son susceptibles; porque a eso se suma la falla primaria de la vacuna, que luego de una dosis hay aproximadamente un 10% que no responde”.
La Argentina interrumpió la circulación endémica del sarampión en el año 2000. Desde entonces, se registraron brotes de menos de un año de duración, sin pérdida del estado de eliminación y es importante mantenerlo.
En la actualidad, 49 países tienen brotes de alguna importancia. En Europa, el año pasado, uno de cada cinco casos fue un adulto de 20 años o más, según la OMS.
Los especialistas son terminantes: “Hay que reforzar la vacunación –subraya Bonvehí–. Y también hay que recordar a aquellos que viajen al exterior que tengan su esquema de vacunación contra el sarampión al día”.
“Tenemos que estar atentos para mejorar la cobertura –concluye López–. Siendo un virus respiratorio, aunque no se puede asegurar, podría aumentar su circulación en invierno”.