El empresario Francisco Sáenz Valiente fue procesado este miércoles, sin prisión preventiva pero con la obligación de tener que usar una tobillera electrónica por el “homicidio culposo” y la “facilitación de drogas” a Emmily Rodrigues, la modelo brasileña que hace casi tres meses murió tras caer del departamento del imputado en el sexto piso de un edificio del barrio porteño de Retiro. La resolución fue adoptada por la Sala 6 de la Cámara del Crimen y dio por entendido que la muerte de la joven fue responsabilidad del hombre, pero no por dolo directo.
Según fuentes judiciales, a las cuales citó Agencia Télam, el empresario fue procesado como autor del delito de “suministro gratuito de estupefacientes, en concurso ideal con facilitación de un lugar para su consumo, en concurso ideal con homicidio culposo, en concurso real con el de tenencia ilegítima de un arma de uso civil condicional”. De esta manera, descartaron el femicidio o el homicidio criminis causa -para ocultar un abuso sexual- que había sido planteado previamente por la querella o el "abandono de persona agravado por el resultado muerte", señalado por la fiscalía en la audiencia del 22 de mayo.
Los camaristas Magdalena Laiño, Ricardo Matías Pinto e Ignacio Rodríguez Varela determinaron que el empresario del agro y minero sea monitoreado de manera ambulatoria con la colocación de "una tobillera electrónica de geolocalización digital y radiofrecuencia que permita el rastreo de su ubicación". Además, ordenaron que dicha medida debe articularse a través del "Programa de Asistencia de Personas Bajo Vigilancia Electrónica", dependiente de la Subsecretaría de Relaciones con el Poder Judicial y Asuntos Penitenciarios del Ministerio de Justicia y Derechos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
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Por otro lado, más allá del procesamiento y la colocación de la tobillera electrónica, decidieron mantener las mismas medidas cautelares dictadas por el juez de la causa para Sáenz Valiente en abril pasado. Entre ellas, se destacan: una prohibición de acercamiento a los familiares de la damnificada y a los testigos que declararon en la causa, prohibición de salida del país, la obligación de asistir cada 15 días a la sede del tribunal y fijar un nuevo lugar de residencia distinto a la casa donde ocurrió el hecho.
Durante la jornada del martes, se dio a conocer un informe en el que se reveló que de las 48 muestras analizadas, todas levantadas en el departamento del empresario, 25 dieron resultado positivo en sangre y semen; mientras que se detectó presencia de sangre humana en otras seis muestras: tres en una sábana bordó, una en una funda de almohada, una en la parte externa de un preservativo y la última -y más importante para la querella-, estaba en el corset fucsia que esa noche vestía Emmily y que fue hallado en el departamento, ya que la joven cayó desnuda.
Por otro lado, las muestras de semen fueron detectadas en un total de 19 pruebas recolectadas: ocho en la parte interna, externa o los envoltorios de preservativos, tres en un acolchado beige, una en un acolchado azul, tres en una sábana bordó, dos en una funda de almohada, una en un hisopo y otra en una toalla.
El caso Emmily
El hecho ocurrió el 30 de marzo pasado, luego de cenar en un restaurante de la Costanera norte y de pasar por un bar de Palermo, Emmily (26) llegó a las 3.21 con dos amigas al departamento de Sáenz Valiente, en el sexto piso del edificio de Libertad 1542, en Retiro, donde ya se encontraba una cuarta mujer.
Tras una madrugada de excesos con ingesta de alcohol, marihuana, cocaína y "tuci", Rodrigues sufrió un aparente brote psicótico y a las 9.18 terminó cayendo por una ventana desnuda al patio interno del pulmón de manzana del edificio, cuando en el departamento solo estaban Sáenz Valiente y una de sus amigas.
Los estudios toxicológicos revelaron que antes de caer al vacío la modelo brasileña consumió alcohol (1.0 gramos en sangre fue el dosaje), cocaína, marihuana, ketamina y MDMA (uno de los componentes de la droga sintética "Tuci", la forma abreviada de llamar al "Tucibi" por la pronunciación en inglés de la sigla 2C-B, que es la mal denominada "cocaína rosa").
A Sáenz Valiente lo comprometen una serie de mensajes de esa noche con su dealer y con dos de las mujeres que fueron a su casa, donde les decía que tenía "tuci, faso y coca" en su departamento.