Este lunes, 30 de septiembre, la Iglesia Católica celebra a San Jerónimo. Considerado uno de los grandes Padres de la Iglesia Latina, fue un hombre de amplios conocimientos y dedicado a la vida religiosa. Eusebio Hierónimo, más conocido como San Jerónimo, nació en Estridonón en el siglo IV y desde joven mostró su pasión por los libros y el estudio.
Su formación en Roma le permitió adquirir conocimientos en diversas áreas como gramática, retórica, filosofía y griego. Esta pasión por el aprendizaje lo llevó a formar su propia biblioteca, adquiriendo libros y copiándolos de su propia mano.
Su vida dio un giro drástico cuando decidió convertirse al cristianismo y dedicarse a una vida de penitencia y ayuno. Viajó sin rumbo fijo, visitando diversos monasterios en Grecia, Capadocia y Cilicia. Fue en Antioquía donde sufrió una grave enfermedad debido a sus constantes ayunos, pero logró recuperarse y centrarse aún más en el estudio de las Sagradas Escrituras.
Decidió ordenarse sacerdote, pero manteniendo su estilo de vida ascético y continuó su peregrinación por el Mediterráneo. Durante su tiempo en Constantinopla, fue discípulo de Gregorio de Nacianzo. Luego de un tiempo en la soledad, regresó a Roma, donde conoció al Papa San Dámaso, quien lo nombró su secretario y lo protegió.
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En Roma, San Jerónimo estableció un vínculo especial con un grupo de viudas romanas, a quienes guio espiritualmente y alentó a estudiar la Biblia. También fundó varios monasterios en Belén junto con Santa Paula, una de las viudas que lo acompañó en su viaje. Fue en este lugar donde finalizó la traducción de la Biblia hebrea al latín, conocida como "La Vulgata", que fue aprobada por el Concilio de Trento y contó con la colaboración de Santa Paula y su hija.
San Jerónimo falleció en Belén a los 80 años y fue proclamado Doctor de la Iglesia por el Papa Bonifacio VIII en 1295. Su legado perdura hasta hoy, especialmente en lo que se refiere a la traducción de los textos bíblicos al latín. "La Vulgata" se difundió ampliamente y se utilizó como base para las traducciones cristianas en Europa Occidental. A pesar de que su oficialidad ha ido perdiendo fuerza, su figura sigue siendo relevante en el siglo XXI para los cristianos.
Oración a San Jerónimo
Oh San Jerónimo, que en tu vida mortal acogiste la mirada misericordiosa del Señor, y con el apoyo maternal de María Santísima fuiste renovado en la vida de la gracia, danos tu protección y alcánzanos de Dios una sincera conversión al Evangelio de la Salvación. Gloria al Padre...
Oh San Jerónimo, tú que has sido para huérfanos y necesitados una verdadera llama del amor divino, aliviándolos en sus miserias y penalidades, haz que, por tu ejemplo, aprendamos a acoger también nosotros a nuestro prójimo con la misma caridad con la que Cristo non ha amado. Gloria al Padre...
Oh San Jerónimo, que a lo largo de tu vida has revelado a los hombres la misericordia y la ternura de Dios, acogiendo a niños y jóvenes y enseñándoles el camino del cielo, acoge y guía también a nuestra juventud y protégela de todo mal. Gloria al Padre...
Oh San Jerónimo, que en tu vida mortal, como buen Samaritano, has asistido con amor de padre a toda persona enferma de alma o cuerpo, socorre con tus oraciones y con tu paternal intercesión a todos nuestros hermanos enfermos, dándoles la fuerza y el valor necesario para aceptar y vivir en la fe este momento de dolor, y para que puedan verse pronto libres de la enfermedad; y, recuperada la paz y la salud, puedan alabarte en tu templo Gloria al Padre... Amen.
Santoral del 30 de septiembre
- San Amado de Nusco
- San Antonino de Piacenza
- Santa Eusebia de Marsella
- San Gregorio el Iluminador
- San Honorio de Cantorbery
- San Ismidón de Die
- San Simón de Crespy
- Santa Sofía
- Beato Federico Albert
- Beata Felicia Med
- Beato Juan Nicolás Cordier