Este martes, 1 de octubre, la Iglesia Católica celebra a Santa Teresita de Lisieux, una figura espiritual que nos enseñó que lo que importa es el corazón de las personas y no su apariencia. A pesar de haber nacido en 1873 en Alençon, Francia, en una familia que había sufrido la pérdida de varios de sus hijos, Teresita siempre estuvo cerca de Dios y anhelaba la unidad con el Esposo divino, como los grandes místicos lo describen.
Durante su infancia, Teresita recibió una educación y cuidado esmerados por parte de una familia cristiana. Sin embargo, cuando falleció su madre, sus hermanas mayores asumieron la responsabilidad de cuidarla. Fue entonces que se trasladaron a Lisieux, donde se encontraba un Convento de Carmelitas. A pesar de la oposición que enfrentó su decisión de ingresar al convento, especialmente por parte de los demás miembros de su familia, su padre la apoyó y hasta viajó con ella a Roma para obtener un permiso especial del papa León XIII. Finalmente, en 1888, el Obispo bendijo su ingreso.
Desde el principio, Teresita mostró la disposición de aceptar cualquier sacrificio dentro del Monasterio. Fue a través de la lectura de la Primera Carta a los Corintios, capítulo 13, donde se identificó con el amor como el carisma más importante, comprendiendo que, si bien en la Iglesia hay distintos carismas, la caridad es la más excelente de todas. Su madurez espiritual la llevó a convertirse en maestra de novicias en pocos años.
Además de su labor como maestra, Teresita también escribió reflexiones de profunda carga espiritual. Sin embargo, su vida se vio afectada por la tuberculosis, enfermedad que finalmente la llevó a la muerte en 1897. Sorprendentemente, cuando las hermanas del convento se acercaron a ella para preguntarle sobre su enfermedad, Teresita respondió con total tranquilidad: "Es el Esposo que llega".
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Santa Teresita del Niño Jesús también es conocida como Patrona de las Misiones junto a San Francisco Javier. Esto se debe a que desde su celda, mantuvo un contacto espiritual con varios misioneros que llevaban a cabo su apostolado en Japón, una tierra en la que San Francisco Javier también estuvo presente.
Oración a Santa Teresita
Oh Santa Teresita del Niño Jesús, que has sido justamente proclamada Patrona de las Misiones de todo el mundo: acuérdate de los ardentísimos deseos de mostrarte, cuando vivías en la tierra, de querer plantar la Cruz de Jesucristo en todas las naciones, y anunciar el Evangelio hasta la consumación de los siglos. Te suplicamos que ayudes, según tu promesa, a los sacerdotes, a los misioneros y a toda la Iglesia. Así sea.
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Santoral del 1 de octubre
- San Bavón de Gante
- San Geraldo Edwards
- San Nicecio de Tréveris
- San Piatón de Seclin
- San Romano el Melodo
- San Wasnulfo
- Beato Álvaro Sanjuán Canet
- Beato Antonio Rewera
- Beata Florencia Caerols Martínez
- Beato Juan Robinson
- Beato Luis María Monti