Este jueves, 3 de octubre, la Iglesia Católica celebra la vida y el legado de San Francisco de Borja, un santo español cuyo encuentro con el Señor lo llevó a descubrir el amor de Dios derramado sobre todos. Nació en Gandía, Valencia, en 1510, en el seno de una familia ducal. Francisco tuvo una vida significativa en la Corte del Emperador Carlos V, donde demostró su servicio con excelencia.
Aunque la vida de Francisco en la Corte era ejemplar, la Providencia divina lo llevó a una experiencia de fe más profunda a través de las circunstancias de la vida. Tras el fallecimiento de la Emperatriz Isabel, quedó impactado por el deterioro físico que sufría aquella mujer antes hermosa. Esta experiencia lo llevó a reflexionar y dijo: "Nunca más volveré a servir a señores que se puedan morir".
Guiado por la fe, Francisco ingresó en la Compañía de Jesús fundada por Ignacio de Loyola, otro destacado español. Una vez dentro, fue designado Superior General, demostrando su servicio, sencillez, sabiduría y santidad. Su compromiso misionero en la Comunidad Eclesial lo convirtió en un gran difusor de la Palabra de Dios. Francisco de Borja falleció en el año 1572, dejando un legado inspirador para todos.
San Francisco de Borja fue beatificado en 1624 por el papa Urbano VIII y canonizado en 1671 por el papa Clemente X. O sea, un siglo después de su muerte y mucho más tarde que los primeros santos jesuitas, Ignacio y Francisco Javier.
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Oración a San Francisco de Borja
Admirable San Francisco de Borja, grande en la tierra, pero mucho mayor en el cielo por tus admirables virtudes, ejemplo de príncipes y señores, guía de sacerdotes, modelo de religiosos y prelados, celosísimo del bien de las almas; que has merecido del Señor gracia especial para librar de las enfermedades a tus devotos, conservarles el honor, y hacer que recobren la buena fama; para apaciguar discordias, aplacar terremotos, y librar de sus estragos a tantos pueblos, que os invocan por protector y patrono; alcánzame del Señor buen uso de las riquezas, paciencia en las adversidades, desprecio de las pompas y vanidades del mundo, la salud y el bienestar del cuerpo que convenga para mi salvación, y sobre todo imitación perfecta de tus virtudes, para gozar contigo de la presencia de Dios en el cielo por los siglos sin fin. Amén
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Santoral del 3 octubre
- Santa Cándida de Roma
- San Cipriano de Toulon
- San Dionisio Areopagita
- San Gerardo de Namur
- San Hesiquio
- San Maximiano de Bagai
- San Virila de Navarra
- Beato Adelgoto de Chur
- Beato Ambrosio Francisco Ferro y compañeros
- Beato Crescencio García Pobo
- Beato Otón de Metten