Este viernes 11 de octubre, la Iglesia Católica celebra a San Bruno el Magno, también conocido como Bruno I, fue un influyente arzobispo de Colonia (Alemania) desde 953 hasta su fallecimiento. Además de su papel en la Iglesia, Bruno también ostentaba el título de duque de Lotaringia a partir de 954, lo cual lo convertía en una figura de gran poder tanto dentro como fuera de sus territorios.
Nacido en 925, San Bruno provenía de una familia noble. Era hijo de Enrique I el Pajarero y Matilde de Ringelheim, y hermano de Otón I. Desde temprana edad, decidió que se dedicaría a la carrera eclesiástica, recibiendo una educación acorde a su futuro papel. En 951, su hermano Otón lo nombró capellán oficial de su corte.
En 953, el cargo de arzobispo de Colonia quedó vacante en un momento en el que Otón necesitaba un poderoso aliado en la región de Lotaringia, debido a la rebelión de Conrado el Rojo, duque de Lotaringia y yerno de Otón. Para asegurar esta alianza, Otón designó a Bruno como el nuevo arzobispo y posteriormente lo nombró duque de Lotaringia en lugar de Conrado. Gracias a esta doble posición de poder, Bruno se convirtió en uno de los hombres más influyentes de su época, solo detrás de su hermano.
Durante su mandato como arzobispo y duque, San Bruno tuvo competencias similares a las de los reyes de su tiempo. Otón delegó en Bruno y sus sucesores en el arzobispado algunos privilegios reales, como el derecho a construir fortificaciones, establecer plazas de mercado, acuñar moneda y cobrar impuestos.
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La corte de Bruno en Colonia se convirtió en el principal centro intelectual y artístico de la época. Bajo su liderazgo, se construyó un palacio arzobispal y se amplió la catedral de Colonia, rivalizando en esplendor con la basílica de San Pedro en Roma. Además, contribuyó al desarrollo urbano de Colonia, fortificando la ciudad y promoviendo la construcción de iglesias y monasterios.
Además de su influencia en el ámbito político y cultural, San Bruno también tuvo un papel importante en la educación y formación de futuros líderes eclesiásticos. Muchos de los altos cargos de la Iglesia en Lotaringia fueron educados en la corte de Colonia, bajo su tutela.
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San Bruno falleció en Reims en 965 y fue enterrado en la iglesia del monasterio de San Pantaleón, en las afueras de Colonia. Sus sucesores en el arzobispado continuarían gobernando la región, manteniendo su poder hasta siglos más tarde.
Bruno fue oficialmente canonizado en 1623 por el papa Gregorio XV, pero su culto ya había sido autorizado por León X en 1514. El 9 de octubre de 2011 Benedicto XVI, con ocasión de su peregrinación a la Cartuja de Sierra san Bruno, lo recordó: "El monje, dejándolo todo, por así decirlo, corre el riesgo de exponerse a la soledad y al silencio para vivir sólo de lo esencial, y precisamente viviendo de lo esencial encuentra también una profunda comunión con sus hermanos, con cada hombre".
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Oración a San Bruno
Oh Dios, Padre misericordioso, que llamaste a san Bruno a la soledad del desierto para fundar la Orden de la cartuja; te pedimos que por su intercesión nos libres de las tristezas de este mundo y nos concedas el don de la paz y la alegría espiritual que has prometido a quienes perseveran en buscarte. Amén
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Santoral del 11 de octubre
- San Anastasio de Schemaris
- San Cánico de Irlanda
- San Felipe diácono
- San Gaudencio o Radzim
- San Gumaro de Lierre
- San Juan XXIII papa
- Santa María Soledad Torres Acosta
- San Meinardo de Riga
- San Pedro Le Tuy
- San Santino de Verdún
- San Sármata de Tebaida
- Beato Ángel Ramos Velázquez
- San Fermín de Uzés
- Beato Jacobo de Ulma Griesinger
- Beata María de Jesús d'Oultremont