Este lunes, 7 de octubre, la Iglesia Católica celebra a la Virgen del Rosario, también conocida como Nuestra Señora del Rosario. Los orígenes de esta devoción se remontan al siglo X, en el Monasterio Benedictino de Cluny (Francia), donde los monjes rezaban los Salmos en coro.
Sin embargo, también algunos monjes se dedicaron al trabajo y comenzaron a rezar 150 Padrenuestros como una experiencia intensa de oración. Fue en el siglo XII, en el seno de la orden monástica del Císter, cuando se empezó a promover el culto a la Virgen María.
San Bernardo de Claraval fue uno de los grandes impulsores de esta devoción, tuvo un gran amor hacia la Madre del Cielo y la difundió ampliamente. Aunque en ese momento aún no se conocía el Avemaría en su totalidad, ya se rezaba la primera parte, como un saludo similar al que le dio el Arcángel Gabriel. Más tarde, se comenzó a rezar la segunda parte que sustituyó a los 150 Padrenuestros.
En el siglo XIII, se empezaron a utilizar correas con puntos para contar las oraciones en el Rosario. Los dominicos, franciscanos, carmelitas y agustinos también contribuyeron a propagar esta devoción. De hecho, se cuenta que la Virgen se le apareció a Santo Domingo y le entregó el Rosario para que lo difundiera. Posteriormente, cuando la devoción empezó a decrecer, el dominico Alano de Ruspe la revitalizó.
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Sin embargo, uno de los momentos más significativos para la devoción al Rosario ocurrió el 7 de octubre de 1571, cuando los cristianos lograron una victoria sobre los turcos en la Batalla de Lepanto. En agradecimiento, el papa San Pío V instituyó la festividad de la Virgen del Rosario.
En esta ocasión, se introdujeron las tres partes originales del Rosario, los Misterios Gozosos, Dolorosos y Gloriosos. Posteriormente, en el siglo XXI, San Juan Pablo II añadió los Misterios Luminosos. Incluso los papas Benedicto XVI y Francisco fomentaron la recitación del Santo Rosario.
El Rosario sigue siendo una devoción muy arraigada entre los fieles católicos, una forma de honrar y mostrar amor hacia la Virgen María. A través de la recitación de sus diferentes misterios, los creyentes encuentran un momento de encuentro y conexión espiritual. El Santo Rosario es una práctica que nos invita a reflexionar sobre la vida de Jesús y a acercarnos aún más a nuestra fe.
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Oración a la Virgen del Rosario
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!
La Basílica de Nuestra Señora del Rosario está ubicada en el casco histórico de Buenos Aires.
Santoral del 7 de octubre
- San Augusto de Bourges
- San Baco de Betsaloe
- Santa Justina de Padua
- San Marcelo de Capua
- San Marcos papa
- San Paladio de Saintes
- San Sergio de Betsaloe
- Beato José Llosá Balaguer
- Beato Juan Hunot
- Beato Martín el Cid