El cheesecake sin horno es una alternativa ideal para quienes desean disfrutar de un postre cremoso y delicioso sin necesidad de hornear. Esta versión, perfecta para días calurosos, permite preparar un cheesecake suave y refrescante con una base crujiente de galletas, ideal para cualquier ocasión especial o simplemente para consentirse con un dulce casero. Este postre conserva la textura y el sabor característicos del cheesecake tradicional sin complicaciones.
Ingredientes necesarios para el cheesecake sin horno
Preparar un cheesecake sin horno requiere ingredientes básicos, como galletas para la base, queso crema, crema para batir y gelatina para lograr la textura firme. Estos ingredientes permiten que el postre mantenga su consistencia y su sabor fresco y equilibrado.
Para la base:
- 200 g de galletas tipo María o Digestive
- 100 g de manteca derretida
Para el relleno:
- 500 g de queso crema
- 200 ml de crema para batir
- 150 g de azúcar
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- 1 cucharada de jugo de limón
- 10 g de gelatina sin sabor
- 50 ml de agua fría
Preparación del cheesecake sin horno
La preparación de este cheesecake sin horno lleva alrededor de 15 minutos para mezclar y ensamblar los ingredientes, más unas 3 horas y 45 minutos de refrigeración para que el postre obtenga la consistencia adecuada. A continuación, se describen los pasos clave para lograr un cheesecake perfecto sin necesidad de encender el horno.
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Comenzá triturando las galletas hasta obtener un polvo fino y mezclalas con la manteca derretida para formar una masa compacta. Esta mezcla servirá como base del cheesecake, aportando una textura crujiente que contrasta con la cremosidad del relleno. Colocá esta mezcla en el fondo de un molde desmontable, presionando firmemente para que quede uniforme. Luego, refrigerá la base mientras preparas el relleno.
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Disolvé la gelatina en el agua fría y dejá que repose durante unos minutos para que absorba el líquido. Luego, calienta suavemente la gelatina hasta que se disuelva por completo, lo cual será fundamental para que el relleno adquiera la firmeza necesaria sin necesidad de cocción.
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En un recipiente grande, batí el queso crema con el azúcar hasta obtener una mezcla suave y sin grumos. Este paso es esencial para que el relleno tenga una textura homogénea y ligera. Después, incorporá la crema para batir, la esencia de vainilla y el jugo de limón, y mezclá hasta que todos los ingredientes estén bien integrados.
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Finalmente, añadí la gelatina disuelta a la mezcla de queso, asegurándote de que se distribuya de manera uniforme en todo el relleno. Vertí esta preparación sobre la base de galletas en el molde, alisando la superficie con una espátula para que quede pareja.
Tiempo de refrigeración y decorado final
Una vez que el cheesecake esté ensamblado, refrigeralo durante al menos 3 horas, o hasta que esté completamente firme. El tiempo de refrigeración es clave para que el postre adquiera la consistencia adecuada y se pueda cortar fácilmente al servir. Cuando el cheesecake esté listo, se puede decorar con frutas frescas, mermelada o ralladura de limón, según el gusto personal. Estas decoraciones no solo aportan un toque de color, sino que también realzan el sabor del cheesecake, creando una combinación equilibrada de frescura y dulzura.