El chamán Davi Kopenawa, jefe del pueblo yanomami, que vive en la reserva indígena más grande de Brasil, teme que una decisión pendiente del Supremo Tribunal Federal sobre los reclamos de tierras nativas empeore una avalancha de minería agresiva alentada por el presidente Jair Bolsonaro.
"Las máquinas rasgarán la piel de la Madre Tierra y la herirán", dijo a Reuters en Brasilia, donde miles de manifestantes indígenas se reunieron la semana pasada para protestar antes del fallo histórico.
Kopenawa sostuvo que la minería ilegal del oro, envalentonada por las críticas de Bolsonaro a las protecciones de las tierras nativas, están invadiendo territorios ancestrales de su pueblo en la frontera con Venezuela en cantidades cada vez mayores, usando armas automáticas para intimidar a los yanomami.
En el pasado, los mineros ilegales llevaron la influenza y la malaria, que acabó con la vida de cientos de yanomamis, pero hoy el peligro es la propagación del COVID-19, que se ha llevado a nueve de los suyos hasta ahora.
El miércoles, el STF discutirá una apelación de la tribu xokleng contra una posición adoptada por los gobiernos brasileños desde 2016 que establece que los reclamos sobre tierras indígenas solo pueden reconocerse si las tribus vivían allí cuando se ratificó la constitución en 1988. Los xokleng fueron expulsados de gran parte de su territorio en 1952.
El fallo afectará a 230 reclamos de tierras pendientes, muchos de los cuales ofrecen un bastión contra la deforestación en la Amazonia. Una derrota de los indígenas en la corte sentaría un precedente para el retroceso de los derechos nativos, ofensiva defendida por Bolsonaro y respaldada por poderosos intereses agrícolas.
"Nuestro territorio fue registrado y firmado por el gobierno federal en 1992, pero quieren reducir su tamaño porque Bolsonaro dice que es demasiado grande para unas pocas personas", declaró el chamán de 66 años en una entrevista.
Unos 29.000 yanomamis viven en 360 aldeas espaciadas en los 96.650 kilómetros cuadrados de la reserva, aproximadamente del tamaño de Portugal, que se extiende desde la sabana del norte de Brasil hasta la selva amazónica.
Kopenawa, portavoz de los yanomami de renombre internacional, es el autor de "A queda do céu" ("La caída del cielo"), un relato poético de su iniciación como chamán, sus primeros encuentros con forasteros y un llamamiento para salvar la cultura de su pueblo y la selva tropical.
Imágenes satelitales y aéreas muestran el dramático avance de los contaminados estanques de la minería aurífera en áreas deforestadas a lo largo de los ríos Uraricoera y Mucajai en la reserva desde que Bolsonaro fue elegido en 2018.
El mandatario ha dicho a menudo que los indígenas representan menos del 1% de los brasileños y viven en más del 13% del territorio del país, asentados sobre riquezas minerales no explotadas.
Los críticos acusan que los esfuerzos de Bolsonaro por legalizar la minería en tierras protegidas ha alentado el avance de los mineros ilegales, que han llegado a la reserva yanomami en lanchas a motor y en aviones que aterrizan en pistas clandestinas dentro de la selva.
Con información de Reuters