Desafiando las bajas temperaturas, un grupo de mujeres se mete al mar en pleno invierno para aprovechar los beneficios de los baños con agua fría y el contacto con la naturaleza. Al menos una vez por semana realizan en Pinamar “La chapuza”, el ritual que comenzó con un puñado de amigas y hoy cuenta cada día con más adeptas.
Las participantes advierten que el tiempo de permanencia en el mar varía de acuerdo a cada una, aunque algunas llegaron a estar más de 30 minutos, en lo que califican como “una meditación en movimiento”. La práctica es avalada por revistas de publicaciones médicas y algunos especialistas destacaron su impacto positivo a nivel físico y mental, aunque otros profesionales de la salud aseguraron que todavía no existe “evidencia científica robusta” al respecto.
Desde el grupo “La chapuza” aclararon que la actividad está abierta a gente de la zona y turistas. “Se han metido conocidos que vienen de visita y animarse en grupo es mucho más fácil. El entusiasmo colectivo te lleva a meterte sin pensarlo mucho”, expresó en diálogo con El Destape Yesica García, una de las impulsoras de la actividad que invitó a los interesados a escribirle vía Instagram a @drayesicagarcia.
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El origen de “La chapuza”
Esta práctica tuvo su inicio gracias a Soledad Gari y Mayra Asaro, dos amigas que querían hacer “ice bath”, esa terapia terapia deportiva que consiste en la inmersión del cuerpo en un balde de agua helada. “Estaban pensando en eso y terminaron diciendo: ‘¿Por qué no vamos al mar y listo?’”, explicó Yesica, otra de las impulsoras, a este medio.
Ella se enteró de la iniciativa al verlas por las redes sociales y no dudó en sumarse. “No me gustaba el frío, pero desde que empecé a meterme, no paré. Incluso, me empezó a gustar el invierno”, contó Yésica sobre su caso puntual.
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La iniciativa fue creciendo y sumó cada vez más adeptos. “Muchas personas nos vieron y se sumaron. Antes nos metíamos una vez por semana y ahora, si podemos, nos metemos más de una”, reconoció y precisó que eligen los días según el pronóstico meteorológico, buscando “que esté soleado y no haya tanto viento”.
Los efectos positivos que sintió en su cuerpo
La experiencia de cada integrante de la chapuza es personal, revelan sus impulsoras, e indican que se trata de una "meditación en movimiento": "Hay que estar conectado con el cuerpo, la mente y nuestras necesidades. Lo que veo es que, cuanto más tiempo llevas haciéndolo, más aguantás”.
Yesica, que también es médica ayurveda, se refirió a los efectos positivos de la técnica y aseguró que "mejora el metabolismo, el sistema inmune y la circulación". "Desde que empecé, noté que puedo regular mi termostato interno y dejé de enfermarme con patologías como bronquitis o resfríos”, sostuvo la mujer y admitió que "es muy importante que uno esté convencido" porque "la mente juega mucho en cómo responde nuestro cuerpo".
“La chapuza”: la opinión de los expertos
Qué es el proceso de hormesis y qué ventajas trae
Al ser consultado por este medio, Carlos Catuch, kinesiólogo y fisiatra (Matrícula 1800/2), respaldó la práctica ya que permite “prevenir la enfermedad y aumentar la longevidad” y se refirió al concepto de hormesis, por el cual se expone al cuerpo a una circunstancia de estrés en un período relativamente corto de tiempo, algo que resumió como “lo que no te mata te hace más fuerte”.
Catuch precisó que “el ser humano busca constantemente la comodidad y la satisfacción, y en lo que respecta a la temperatura, es pequeño el rango que toleramos y al cual nos exponemos a diario, perdiendo la capacidad de exponerse a esa adversidad o variabilidad tan necesaria para optimizar nuestras funciones biológicas”.
El también osteópata y terapeuta del sistema nervioso autónomo enumeró beneficios como “fortalecer el sistema inmune y las articulaciones, aliviar los dolores osteoarticulares, promover la longevidad y optimizar la función del sistema circulatorio”.
El profesional de la salud consideró además que la actividad “reduce el riesgo de diabetes y otras enfermedades crónicas, optimiza la función y fuerza muscular, reduce síntomas de depresión/ansiedad y trastornos del ánimo; disminuye el tiempo de recuperación de lesiones y los niveles de estrés corporal y mental”. Además, destacó que “a nivel mental, la práctica regular potenciada con ejercicios respiratorios y ejercicio físico, es una herramienta excelente para obtener beneficios a nivel de enfoque y compromiso y resiliencia”.
Las contraindicaciones y la “falta evidencia científica robusta”
Como contrapartida, el especialista, al que se puede encontrar en Instagram como @osteopata.carloscatuch, aclaró que “está contraindicado en niños, embarazadas y personas con hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca o arritmias”. Por eso, indicó que “siempre es aconsejable consultar con un profesional de la salud antes de empezar” y pidió “arrancar siempre con prudencia”.
Por su parte, el médico deportólogo Pablo Gastaldi brindó a El Destape una mirada diferente sobre la exposición al frío y apuntó que “aún falta evidencia científica robusta para recomendarlo”. Al hacerse eco de los principales estudios en la materia, valoró “su efecto analgésico, que se debe en gran parte al efecto vasoconstrictor, lo que reduce flujo sanguíneo y disminuye inflamación”.
Gastaldi, quien cuenta con un Master en Nutrición, Salud y Deporte, admitió entre los posibles efectos que “podría mejorar la sensibilidad a la insulina al utilizar más glucosa para la producción de calor, así como podría mejorar biogénesis mitocondrias”. También indicó que “puede aumentar ligeramente la grasa marrón muy poco, pero en adultos no es significativo, y reforzar mínimamente el sistema inmune por estrés-adaptación”. No obstante, consideró que está demostrado que “no aumenta la pérdida de grasa de manera significativa y exponerse al frío da más hambre, ni tampoco mejora la recuperación, ya que evita la activación de células satélite”.
Al mismo tiempo, el especialista, reconocido en Instagram como @dr.pablogastaldi, aseguró que “puede empeorar adaptaciones como la hipertrofia muscular” y precisó que se usa “para problemas musculares da analgesia por vasoconstricción, pero también evita recuperación de la misma”, mientras alertó sobre “la probabilidad de muerte súbita y problemas cardiovasculares por el shock frío en la inmersión repentina”.
Analizando todas estas variables, Gastaldi explicó que “la exposición al frío helado o al frío moderado es una sin razón si no te gusta o no te adaptás”, por lo que cuestionó la práctica y apuntó que se trata de “una moda muy bien armada” y aconsejó: “Si elegís hacerlo, tiene que ser con cuidado”.