Pedro Brieger fue acusado de acoso sexual en las redes sociales por mujeres del ámbito periodístico y académico y de derechos humanos en los últimos días. Este martes, dos periodistas de El Destape se sumaron a la ola de denuncias y contaron sus historias. "Ver que somos tantas (es increíble la cantidad de casos) y sentir un fuerte acompañamiento, me quitó el miedo y por eso estoy acá contándolo", relató Leticia Martínez y dijo que ella fue una de las que, al principio, denunció en off, sin dar su nombre. "Le pedí hacerlo de forma anónima porque simplemente tenía miedo (también vergüenza)", agregó. Más tarde, María Laura Carpineta también aseguró que sufrió "un caso de acoso": "Agradezco a las que salieron a denunciar porque me hicieron dar cuenta q no haber tenido claro este abuso de poder hace casi 20 años o hasta hace unos días no es algo para tener vergüenza, sino para superar".
Martinez fue una de las cinco voces que desataron las acusaciones que ya superan la decena, aunque no todas las han hecho públicas en sus redes aún. Le contó al periodista Alejandro Alfie que cuando tenía 25 años entrevistó a Brieger, por entonces ya un referente del periodismo de política internacional. Lo conocía de la universidad, de cuando había sido su profesor de Sociología de Medio Oriente en la UBA. La citó en el edificio donde hacía radio en ese momento y cuando estaban solos en un pasillo se masturbó frente a ella, pese a sus pedidos para que se detuviera. No lo hizo.
"Cinco chicas somos la punta del iceberg de la cantidad de mujeres que fueron víctimas de PB, con casos que arrancan desde mediados de los '90. Me da pánico pensar cómo el miedo, la vergüenza, la manipulación, entre otras cosas, nos paralizaron tanto tiempo, pero acá estamos", tuiteó Martínez. "Agradezco infinitamente a Periodistas Argentinas por este apoyo y a las chicas que compartieron su historia A la Futurock hermosa y a mis queridos colegas que me apañaron en este proceso (TV Pública, El Destape y de la vida)", concluyó.
Alfie también había relatado el caso de la periodista Cecilia Guardati, la ex corresponsal de la agencia de noticias Télam en España, quien en 2008 cubrió la gira de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner África. Contó: "En Túnez, nos avisaron de Presidencia que iba a hablar Cristina Kirchner, después de la cena. Brieger me dijo que no podía ir y me pidió que le pase el audio cuando volviera de ese encuentro. Como colega, yo no tenía ningún problema". Fue hasta su habitación del hotel, la puerta estaba entreabierta y desde adentro él le hablaba mientras se masturbaba bajo la sábana, según recuerda.
Los otros tres casos pertenecen a otra periodista, que pidió no ser nombrada y que compartió programa de radio con él, la presentadora Agustina Kämpfer y una trabajadora de la Universidad de Belgrano, donde Brieger dio clases. Una vez que se conocieron sus historias, Marcela Perelman, directora de Investigación del CELS, también escribió en su Twitter: "1. El escándalo del día es cierto. A mí también me pasó con él. 2. Es un asco que los varones reaccionarios, varios de ellos conocidos acosadores también, traten de sacar beneficio de esto. Circulen. 3. Sería mejor que el periodista no inicie causa contra ninguna. Somos muchas". Según Alfie, Brieger lo amenazó con demandarlo a él y las que lo denunciaron si publicaba las acusaciones.
Este martes, Carpineta, otra periodista de El Destape, también contó su caso. "Tengo 41 años, 20 en el periodismo, y recién en los últimos días, cuando empezaron a llover las denuncias contra Pedro Brieger, terminé de entender que yo había vivido una situación similar de acoso con él", tuiteó y luego explicó por qué ella, como muchas otras, tardan tanto en hablar públicamente: "Tenía veinticortos, era el primer periodista -y una eminencia además en el tipo de periodismo que yo quería hacer- que me había dado una chance. Me abrió muchas puertas y eso le dio poder. Poder para que yo pensara que lo tenia q bancar. Así se construye el abuso de poder. Y uno normaliza porque escucha q a otras colegas les pasó algo similar con otros periodistas. Así son, se repite. Entonces, se aprende a vivir con ello: aprendí a no quedarme nunca sola con un jefe, por ejemplo. Agradezco a las que salieron a denunciar porque me hicieron dar cuenta q no haber tenido claro este abuso de poder hace casi 20 años o hasta hace unos días no es algo para tener vergüenza, sino para superar".
El relato de abuso de poder se repite en otros casos, incluso sin el componente sexual. "Durante los años que trabajé con él vi y viví el abuso de poder del periodista eminencia en internacionales de la Argentina. Evidentemente, no por casualidad, sus maltratos fueron especialmente dirigidos hacia las mujeres del equipo, pero su maltrato era generalizado porque bajaba la línea de que, si queríamos ser buenos periodistas, teníamos que desvivirnos por su medio, que era único y sin igual en América Latina y el Caribe. ¿Todo esto se compara con un acoso sexual? No, pero es parte de la misma mecánica. El acoso sexual es abuso de poder. El abuso de poder y el maltrato laboral, de igual forma, horada la autoestima, quita espacios y posibilidades de crecimiento en el trabajo, sobre todo, a nosotras y nos lleva -a las que nos sobreponemos ante estas situaciones- a tener vergüenza y miedo de decir algo por temor a caer en el fondo negro del desprestigio en este mundo que se rige por las caras, las firmas y el qué dirán", contó en off a este medio una periodista que trabajó para él hasta que la despidió en la pandemia.