Se cumplen seis años de aquel primer grito de Ni Una Menos que marcó un antes y un después en medio de un 2015 atravesado por una ola de femicidios que registraban uno cada 37 horas en todo el país. Pero hubo uno que atravesó a todas las mujeres e identidades feminizadas: el asesinato de Chiara Páez, la adolescente que fue hallada enterrada en el patio de la casa de su novio aquel 10 de mayo. Su caso fue el que desató la furia en las calles de toda la Argentina para exigir justicia y basta de violencia de género y asesinatos por ser mujeres.
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Chiara Páez hoy tendría 20 años porque cuando fue asesinada era tan sólo una adolescente de 14, de Rufino, una pequeña localidad de Santa Fe. Desapareció la madrugada del 10 de mayo de 2015 después de salir con un grupo de amigas para luego encontrarse con su novio, Manuel Mansilla, de 16, su asesino.
Ese domingo todo cambió para la familia Páez, Chiara no regresó a su casa y todo se empezaba a oscurecer. Horas más tarde su cuerpo apareció enterrado en el patio de la casa familiar de Mansilla. Chiara, que cursaba un embarazo de ocho semanas, había sido asesinada a golpes.
"Cuando llega cada año el 3 de junio, el día del Ni una menos, luego del femicidio de mi hija Chiara en mayo de ese 2015 -que fue la gota que rebalsó el vaso-, me invade una mezcla de sentimientos", cuenta Fabio Páez, el papá de Chiara, en una charla telefónica desde Rufino con El Destape. Fabio, que no deja de recordar a su hija y se le quiebra la voz, admite que siente en parte el dolor y la tristeza, sentimientos que no se van a ir nunca, pero también orgullo de que el nombre de Chiara represente a todas esas mujeres que han sido asesinadas y todas esas personas que están luchando contra la violencia de género para que no haya más femicidios.
"Es una mezcla de orgullo y dolor porque de repente uno comienza a recibir llamadas desde España, Bélgica, Estados unidos, México y de distintos lugares del mundo y realmente me quedo helado porque el nombre de Chiara haya cruzado tantas fronteras lamentablemente de esta manera, pero yo sé que ella nos da las fuerzas para seguir y poner nuestro granito de arena para que existan las menos Chiaras posibles", agregó Fabio.
Fabio sabe que a su hija nadie se la va a devolver y la recuerda con mucha emoción como Verónica Camargo, su exesposa y madre de Chiara, quien relata que su hija "era amorosa, divertida, con un carácter fuerte pero muy dulce". La mujer sigue extrañando los abrazos de su hija hasta hoy: "Si bien lo que pasó no lo puedo cambiar, la mejor manera de recordarla es con las cosas lindas que recordamos todos los días", admitió Camargo al canal Ver TV de Venado Tuerto.
El legado de Chiara Páez
Tanto Fabio como Verónica, el padre y la madre de Chiara, llevan adelante organizaciones sociales en Rufino contra la violencia de género y para que "no haya más Chiaras". "Después de ese 3 de junio se avanzaron en muchas cosas pero queda más, en nombre de Chiara y como papa de ella, hay que seguir adelante para que la mujer ocupe el lugar que tiene que ocupar", remarcó el papá de Chiara.
"El mensaje que le doy a las mujeres y a todas las personas que luchan es que sigan para que las mujeres ocupen el lugar que tienen que ocupar, ese lugar que se merecen a través de la igualdad, que sigan luchando para que no haya más violencia de género, femicidios y porque tengamos igualdad en todos lados", expresó Fabio.
El caso de Chiara y un pedido de justicia que no cesa
Tras el asesinato de Chiara, en julio de 2016, el juez de Menores Adrián Godoy encontró culpable a Mansilla del femicidio de la adolescente. Sin embargo, la pena se estableció un año después, en septiembre de 2017, cuando el condenado alcanzó la mayoría de edad. Ese año, fue el juez Javier Prado quien dictó una condena de 21 años y seis meses de prisión, confirmada el 2 de marzo de 2018 por la Cámara de Apelaciones de Rosario. Aquella sentencia sostuvo que Mansilla "mató a Páez despreciando su condición de mujer y conociendo de su embarazo" y agregó que "no mostró un sincero arrepentimiento".
En paralelo, el fiscal de la causa pidió la detención de Carolina Gallegos, la madre de Mansilla, y de su pareja, Carlos Cerrato, acusados como partícipes, entendiendo que habían colaborado al menos en el traslado del cuerpo de Chiara desde el galpón donde fue golpeada hasta el lugar del patio donde la enterraron.
"La Cámara de Venado Tuerto determinó que la figura que encuadraba con esas conductas era la de encubrimiento", explicó Clavero, y dijo que por aplicación de la figura de la "excusa absolutoria" los familiares no pueden ser castigados por ello: ambos fueron liberados poco tiempo después del femicidio pero la causa no se cerró, a la espera de nuevas pruebas que pudieran modificar el destino del proceso.
En este marco, la familia de Chiara sigue pidiendo justicia y que todos los responsables del femicidio de la adolescente quede detenidos y condenados. "Seguimos exigiendo justicia por mi hija para que los autores de su asesinato sean condenados y no estén libres", completó Fabio.