Es muy común que en las fiestas de fin de año, especialmente en Nochebuena y Navidad junto al momento de despedir el año, aparezcan los viejos y conocidos fuegos artificiales. Pese a que con el pasar de los años se ha reducido su utilización, muchas personas la siguen viendo como sinónimo de diversión pese a que afecta a muchos. Además de afectar los niños y las niñas pequeños/as y también a los animales, también es padecido por las personas que sufren de trastorno del espectro autista (TEA).
Se trata de una afección neurológica y de desarrollo que comienza en la niñez y dura toda la vida y influye en cómo se comporta, interactúa con otros, se comunica y aprende diferentes conceptos a lo largo de sus años. Puede tener una variedad de síntomas distintos como problemas en el habla, intereses limitados y comportamientos repetitivos, síndrome de Asperger, trastorno generalizado del desarrollo no especificado y hasta que pareciera, estarían "en su propio mundo".
No se conocen las causas del autismo aunque algunos investigadores creen que puede tener que ver con los genes y los factores ambientales. No hay un tratamiento estándar pero hay distintas formas para maximizar la capacidad de los niños durante su crecimiento y formación. Si se comienza con ellos en edades más temprana, podrán verse efectos positivos en su desempeño y control de síntomas.
Pero, ¿por qué los fuegos artificiales se tornan un verdadero calvario para ellos? Según informaron distintos científicos, su capacidad auditiva está incrementada por lo que perciben los estruendos de tal manera que, muchas veces, deben ayudarlos a reponerse de los impactos. La licenciada Rocío López Moretti, del servicio de Rehabilitación del hospital Universitario detalla que el Trastorno del Espectro Autista (TEA), cuenta: "Un síntoma es la hipersensibilidad en sus sentidos, sobre todo la auditiva. Son muy sensibles a estímulos externos como sonidos, imágenes, olores. La pirotecnia los afecta directamente".
La carga de estímulos es muy alta a causa del ruido y las luces, generando: un alto nivel de estrés y ansiedad, un sentimiento de miedo que desemboca en una crisis de llanto o gritos (algunos pueden llegar a autolesionarse en la desesperación), conductas estereotipadas y repetitivas generadas por el nivel de cortisol en sangre y muchos otros, manifestando la molestia que les causa atravesar ese momento, tienden a tener actitudes agresivas. Al ser tan impredecibles, no se pueden preparar y se "desorganizan".
"Esta hipersensibilidad a los sonidos tiene que ver con las conexiones entre la amígdala y la corteza cerebral, que están disfuncionadas y esto hace que frente a mínimas cuestiones sonoras, los niños las perciban y reaccionen", contó Andrea Abadi, directora del Área de Neurodesarrollo y Condición del Espectro Autista del Centro Cites Ineco, en diálogo con el medio Infobae. Al ser un sonido muy intenso, lo perciben de forma muy vívida.
¿Qué hacer para protegerlos?
La concientización a la sociedad para desterrar estas costumbres de lanzar fuegos artificiales es clave pensando en la salud de las personas con autismo, los niños pequeños y también los animales. Además sería importante para acabar con otras cuestiones como las fuertes quemaduras o las graves lastimaduras en los ojos que ocurren, todos los años, en las fiestas de fin de año.
La doctora Abadi, agregó: "Es importante educar a las familias que conviven con ellos para evitar que suceda alrededor de ellos. Es muy buena la iniciativa de poner un lazo azulen cada casa para indicar que, quienes vivan alrededor, utilicen la pirotecnia pero alejados". Otra recomendación es que utilicen auriculares que insonorizan el contexto y que se queden en lugar donde no haya ventanas para que ni las luces ni el sonido puedan alcanzarlos.
En la misma línea se creó la Campaña Nacional "Más luces, menos ruido", buscando que no se festeje con pirotecnia sonora y sí con pirotecnia lumínica. Es decir, con juegos de luces. Si esto se logra, los niños o las personas con autismo que sientan algún tipo de molestia pueden evitar mirarlos (la sensibilidad lumínica es inferior). De ahora en adelante, y en cada fiesta, cuidemos a los niños, niñas y adultos con TEA.