En las últimas semanas se conocieron algunas recomendaciones sobre la cantidad de agua que deben consumir los perros. Según una norma general, se estima que por cada 500 gramos de peso, las mascotas deben consumir aproximadamente 29 mililitros de agua. Es importante tener en cuenta que esta cantidad varía dependiendo del tamaño y las características de cada animal.
Es fundamental mantener a nuestras mascotas bien hidratadas, especialmente durante los días calurosos o cuando realizan actividades físicas intensas. El agua es esencial para su correcto funcionamiento y bienestar. Además, es importante recordar que no solo deben beber agua cuando tienen sed, sino que es necesario brindarles agua regularmente a lo largo del día.
El simple hecho de que tu perro consuma la cantidad adecuada de agua puede aportar numerosos beneficios, según afirmò la veterinaria Jennifer Larsen, en diálogo con al revista especializada Pets Radar. Tales como un estado físico saludable, bienestar emocional, una mejor digestión y mayor capacidad de concentración durante el juego o el entrenamiento.
Además, los perros que deben beber más agua son aquellos que son más enérgicos, las hembras en etapa de lactancia y los que habitan en zonas con temperaturas cálidas. En tanto. los cachorros deben ingerir líquidos cada dos horas, bajo supervisión, siendo la cantidad cercana a media taza. Mientras que los perros muy activos, aquellos que viven en climas cálidos o las hembras en lactancia requieren más agua que los perros menos activos o los que residen en zonas más frías.
En caso de que tu perro no quiera beber lo necesario y considerando la relevancia de este proceso, la experta ofreció los siguientes consejos:
- Evitar ofrecerle agua muy fría; es preferible que esté a temperatura ambiente.
- Mantener sus tazones siempre limpios e intentar usar diferentes tipos de recipientes.
- Colocar varios contenedores de agua en distintos lugares de la casa; el cambio de ubicación podría hacer la diferencia.
¿Qué no hay hacer si me muerde un perro?
Una de las experiencias más traumáticas que se pueden vivir es el ataque de un perro. Sin dudas, puede ser inesperado y doloroso, además de dejar a las personas confundidas sobre cómo actuar y sin saber bien qué hacer con la herida. Conocer cómo responder adecuadamente puede marcar la diferencia en la prevención de infecciones y en el trauma.
Lo que no se debe hacer después de una mordedura de perro
Estas son las indicaciones que dan los mejores profesionales de la materia:
- Gritar o alterarse: mostrar temor o alterar el entorno puede intensificar la agresividad del perro. Mantener la calma ayuda a prevenir una escalada en la situación.
- Correr: intentar escapar puede estimular al perro a seguir atacando. Los perros son rápidos y escapar puede provocar que el perro se sienta desafiado a seguir el ataque.
- Dar la espalda al perro: nunca pierda de vista al perro para evitar un ataque adicional. Si necesita alejarse, hágalo lentamente y sin girar la espalda al animal.
- No lavar la herida: es fundamental lavar la herida inmediatamente después de la mordedura para prevenir infecciones. No hacer esto puede resultar en complicaciones graves.
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Cómo lavar correctamente una mordedura de perro
Un manejo adecuado de la herida desde el primer momento puede reducir significativamente el riesgo de complicaciones. La prevención de infecciones y la atención médica oportuna son claves para una recuperación efectiva tras una mordedura de perro.
- Lavar las manos: antes de tratar la herida, asegurarse de lavar bien las manos con agua y jabón para evitar la introducción de bacterias.
- Detener el sangrado: si hay sangrado abundante, aplicar presión suave con un paño limpio o una gasa estéril. Evitar aplicar presión si hay huesos rotos o dolor intenso.
- Limpie la herida: con el sangrado controlado, lavar la herida bajo abundante agua corriente para eliminar suciedad y bacterias. Usar un jabón suave para limpiar la zona alrededor, evitando que el jabón entre en contacto directo con la herida para no irritarla.
- Desinfectar: aplicar un desinfectante suave o una solución antiséptica como yodo o clorhexidina, siguiendo las instrucciones del producto para prevenir infecciones.
- Cubrir la herida: colocar una venda estéril o un vendaje limpio sobre la herida para protegerla de bacterias y suciedad. Cambiar el vendaje diariamente o cada vez que se ensucie o moje.
- Buscar atención médica: Consultar a un profesional de la salud si la herida es profunda, no se detiene el sangrado, hay signos de infección (enrojecimiento, hinchazón, calor, dolor intenso o secreción), si la mordedura ocurre en la cara, manos o pies, o si el perro es desconocido o potencialmente portador de rabia. El médico podría necesitar suturar la herida, recetar antibióticos, o administrar una vacuna contra el tétanos o la rabia.