Tiene 17 años, es de Misiones y fue seleccionada entre los 10 mejores estudiantes del mundo: la historia de Victoria, hija de docentes

Fue elegida entre 3.851 postulantes de 122 países. De quedar en el puesto número uno, recibirá 100 mil dólares. En diálogo con El Destape, relata su compromiso con la educación -la propia y la de otros chicos y chicas que ayuda a través de su proyecto Innovaty- y no se olvida de sus padres, a quienes les atribuye reconocimiento por haberla criado "con libertad". 

05 de septiembre, 2023 | 00.05

Victoria Rojas, de 17 años, rompe con la mirada adultocéntrica que cree que los jóvenes no son la esperanza del futuro. Es que la misionera no solo es capaz de cumplir con las obligaciones que le demanda el colegio técnico de Posadas al que asiste, sino que también el Global Student Prize la nominó entre los 10 mejores estudiantes del mundo, reconocimiento que alcanzó entre 3.851 postulantes de 122 países.

El logro, gracias a sus proyectos educativos y recorrido académico, podrá llevarla a obtener un reconocimiento de 100 mil dólares, cifra que se le otorga a quien obtenga el puesto número uno. Para ella, sin embargo, una de las mejores partes de la experiencia fue conocer y estar en contacto con personas de todas partes del mundo.

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El premio organizado por la Fundación Varkey busca destacar a estudiantes y docentes que tengan un compromiso profundo con la educación, tanto dentro como fuera del aula. “Lo encontré de casualidad y dije: ‘bueno, podemos probar’. Y bueno, acá estamos”, revela sobre cómo llegó a anotarse para participar.

Los encargados de tomar la decisión final son un panel de más de cien expertos en distintas áreas: educación, ciencia, tecnología y arte, que tendrán que investigar cada perfil. Para postularse, Victoria debió redactar ensayos sobre diferentes temas como liderazgo, juventud, educación, historia. Luego se presenta el expediente académico, y además todo tipo de disciplinas extracurriculares que, según explica, suman mucho.

Mientras espera los resultados, la misionera cuenta que siempre le entusiasmó probar actividades nuevas. Durante muchos años jugó al ajedrez, también hizo teatro, un año de escuela robótica donde diseñó un prototipo de almohada que buscaba mejorar la calidad del sueño y hasta participó del programa de ciencia “Infinito por descubrir”.

No obstante, uno de los hitos de su trayectoria académica fue el modelo de Naciones Unidas. Allí participó con un compañero puntano y obtuvieron el primer puesto a nivel provincial. En octubre ambos participarán de otro modelo pero esta vez será internacional: viajarán a Dubai. “Estamos terminando de juntar los fondos para ir. Lo bueno es que la comunidad está súper colaborando así que estamos más cerca”, detalla la joven.

Familia sinónimo de libertad

Victoria es muy apegada a su familia y reconoce que es uno de sus grandes pilares. Tiene una relación muy cercana con su hermano dos años menor y destaca la libertad con la que sus padres, ambos docentes, los criaron a los dos. Como sus padres le dedican tantas horas a la docencia, “de chicos, con mi hermano, teníamos que hacer algo. Por suerte acá en la provincia tenemos un montón de oportunidades que son gratuitas, entonces aprovechamos eso”.

En este sentido, Rojas recuerda que durante la infancia lo que más le gustaba era jugar con su hermano a ser espías o presidentes de un país de juguetes. “Siempre éramos lo que queríamos ser. Esa libertad de no poner límites en el juego en cierta manera me influyó bastante”, señala.

Actualmente su hermano también va a un colegio técnico, por lo que durante la semana pasan poco tiempo en casa. Y si bien, "a veces cuesta un poquito”, como ella misma dice, sus padres siempre los apoyan y acompañan en cada nueva aventura que quieren emprender, igual que cuando eran niños.

La realización personal a través de lo colectivo

Además de todos sus proyectos personales, Victoria creó “Innovaty” (innovación + “aty” que significa “equipo” en guaraní). Se trata de un grupo que tiene como principal propósito darle un lugar a todos los jóvenes que tengan un proyecto que quieran desarrollar. Actualmente son doce voluntarios y están procesando cuarenta postulaciones para sumar a alguien más.

Para ella es importante “que los chicos sientan que tienen espacio, que tienen el potencial y la capacidad de transformar su entorno”. Reconoce que, aunque a veces esté cansada o sin ganas de levantarse un sábado a las 7 de la mañana después de haber cursado doble turno toda la semana, es el mismo compromiso y amor por lo que hace lo que la empuja a seguir.

Describe con cuidado y precisión la satisfacción que le da poder aportar aunque sea un poco en los proyectos de esos chicos que “tal vez no tienen a nadie diciéndoles que está muy bueno todo lo que está haciendo y que sigan adelante y que pueden hacer crecer a los chicos a su alrededor también”. En este sentido, destaca que las dos características principales que los une a todos los que forman parte son las ganas de aprender y de compartir.

¿Cómo nació Innovaty? Como resultado de un proyecto anterior que no se dio. Ella quería ser parte del Centro de Estudiantes de su colegio, “pero pasaron cosas” dice entre risas. Y cuenta que, a pesar de tantas horas de dedicación, con su equipo no llegaron a ganar las elecciones.

Con una capacidad de adaptación y una sabiduría digna de admirar en estos tiempos que corren, Victoria entiende que a veces simplemente no alcanza y hay que saber redirigir el rumbo. “Fue de esos proyectos en los cuales dedicas mucho esfuerzo, muchas noches trasnochadas, lágrimas, y después no llega eso que querías. En ese momento costó reconstruir desde cero toda la confianza, pero ahora es como estoy agradecida con lo que pasó. Si yo hubiera ganado, probablemente hoy no estaría en Innovaty. Y tal vez ese objetivo que yo quería lograr, ahí no era el lugar. Entonces, de esa experiencia me llevo que capaz algo no es como vos querés, pero más adelante va a estar todo bien”.

En relación al futuro, todavía le queda un año para terminar el colegio y, si bien dice que lo que más le atrae son las Relaciones Internacionales y las Ciencias Sociales en general, entiende la educación universitaria como una herramienta más para potenciarse en un área de interés y luego poder contribuir a la sociedad desde ese lado. “No es algo que va a determinar al ciento por ciento todo lo que voy a hacer”, aclara. Por lo pronto, a Victoria le queda por delante disfrutar de lo que resta del año que tendrá mucho de las dos cosas que más le gustan: proyectos educativos y viajes.