“¿Qué querés, nena o varón?”: la alejaron de su madre y encontró su identidad después de 38 años

Griselda nació en un hospital de Concordia en 1985. El mes pasado, a través de una página de Facebook, descubrió su verdadera identidad. Tiene siete hermanos, con quienes pudo festejar su cumpleaños número 38.

29 de marzo, 2023 | 00.05

Angustia, incertidumbre, dolor y tristeza. Con esos sentimientos cargó Griselda durante gran parte de su vida. Ya de muy pequeña sentía que no era aceptada por sus padres y luego, a los 10 años, le dijeron que era adoptada. En su casa, hablar sobre esta situación era tema prohibido y las charlas con sus padres incluían amenazas y la hacían sospechar que tras su nacimiento hubo una apropiación ilegal. 

“¿Qué querés, nena o varón?”, dijo que le preguntaron a su papá adoptivo en Concordia, Entre Ríos, al revelar a El Destape una trama que incluyó la connivencia de una enfermera y su abuela biológica, que se resolvió en apenas cuatro días.

Griselda pasó toda su vida cargada de dolor y angustia, con una relación complicada con su familia adoptiva. Tras una larga y ardua búsqueda, supo que en el Hospital Heras de Concordia la habían alejado de su madre, que hoy vive en Buenos Aires. Finalmente, logró reencontrarse con ella, conoció a sus siete hermanos y hasta festejó su cumpleaños número 38 con ellos.

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Recién a sus 25 años se animó a empezar a buscar a su madre biológica. Al poco tiempo, logró descubrir que ella había nacido como María Vega el 18 de marzo de 1985 y averiguó el nombre de su mamá: Sara Martina Vega. Con la ayuda de amigos, pudo averiguar el DNI, pero por dificultades personales y económicas, puso esa búsqueda en stand by.

Hasta que el mes pasado, con 38 años, pudo dar ese paso vía Facebook. A través del grupo “Donde estás?” accedió al número de teléfono y se animó a mandarle un mensaje. La historia tuvo final feliz. “Hicimos una videollamada y no necesitamos ADN porque somos re parecidas las dos”, contó Griselda.

Incluso confió que ya logró verse varias veces, una de ellas para festejar su cumpleaños. “Tengo siete hermanos, cuatro varones y tres mujeres. Todos estaban llorando de alegría. Parecía que hubiera ganado el Mundial Argentina. Fue muy emocionante”, se sinceró sobre el momento del reencuentro.

Cómo empezó todo

Al repasar el origen de su situación, Griselda explicó: “Mi inquietud nació porque yo no tengo una relación con mis padres adoptivos. Mi mamá me trató muy mal hasta de chiquita y siempre sentí que nunca me aceptó ni me quiso”.

“A mí me nació todo porque no vi fotos de mi mamá embarazada. Me dijeron a los 10 años que era adoptada, de muy mala manera. Nunca me quisieron decir, era un tema prohibido. Me amenazaban con que si yo decía algo los iba a terminar matando y se encerraron en la pieza, dejándome ahí con toda la información”, destacó, deslizando un origen espurio en lo que fue su apropiación.

La mujer añadió: “Entonces no toqué más el tema hasta 18 años, de forma casual en una pijamada con amigas. Les conté que era adoptada y que quería tener hermanos, que era un tema muy doloroso para mí”.

“No hice nada hasta los 25 años, porque venía pasando una vida espantosa y no tenía trato ni ayuda de mis viejos. Tenía la necesidad de conocer mi historia, quería conocer a mi mamá y saber si tenía otros hermanos”, relató.

Una trabajosa búsqueda

En ese arduo trabajo, jugó un rol clave una conocida suya. “Fue ahí que hablando con una amiga, que también era adoptada, pero a ella el papá le había dicho que tenía una partida con otro nombre. Entonces empecé a escondidas a buscar mi partida original y cuando la encontré empezó todo”, contó.

Sobre el momento de hallar su identidad, apuntó: “En el papel de la guarda decía el nombre de mi mamá, Sara Martina Vega, y yo me llamaba María Vega. Cuando vi parecía que estaba hablando de otra persona, fue muy loco”.

“Ahí arranqué con la búsqueda. Había nacido en el Hospital Felipe Heras, fui ahí y al Juzgado, pero sin un abogado no me podían dar información. Me cerraban las puertas y sólo con el nombre, sin DNI, era muy difícil encontrar algo”, agregó.

Al ser consultadas por este medio, fuentes de la Asesoría Legal del centro de salud -que hace más de 15 años no tiene servicio de Maternidad, ya que se trasladó al Hospital Masvernat- aclararon que “no existe una denuncia al respecto y el libro de actas está en el Masvernat, por lo que no podemos constatar la situación”.

“No puedo negarlo, pero sí desconozco el hecho de que haya habido una intervención por parte de un integrante de enfermería que se haya contactado de forma directa para hacer una entrega indebida de menor”, expresó el vocero consultado. De todos modos, no dudó en que, de ser necesario, el centro de salud va a “colaborar en lo que sea posible” respecto al hecho, ocurrido hace 38 años.

Finalmente, Griselda tuvo ayuda. “El marido de otra amiga me dijo que todos los archivos de ese hospital se pasaron al Masvernat. Ella trabaja ahí, le anoté mis datos y encontró el número de DNI de mi mamá para ya poder empezar. Ahí supe que vivía en Buenos Aires”, detalló sobre un avance clave.

Sin embargo, todavía el momento no era el adecuado. “Durante varios años mi situación económica no me permitía viajar y cuando pude, estaba el miedo de presentarme y que no viva más o me rechace. Yo la estaba pasando muy mal con mis padres adoptivos y no sabía si iba a poder soportar otro rechazo más”, admitió Griselda.

La hora del reencuentro

Pero la duda estaba latente y terminó por inclinar la balanza. Así, recordó que “otra vez teniendo problemas serios con mi papá adoptivo, que me trató muy mal en el último tiempo, surgió esa necesidad otra vez y por cosas del destino llegué a la página de Facebook por una conocida. Pedí unirme, me aceptaron y puse una publicación con mis datos y los suyos. En menos de 20 minutos me escribió Ana, administradora del grupo, y me pasó la dirección y dos posibles números de teléfono”.

De todas maneras, el proceso de hablar para tratar de desentramar la historia tampoco le resultó sencillo. “Después de mucho pensar varios días, me presenté en uno de los dos celulares y le dije quién era. Primero lo leen rápido y no me contestan. Después les dije que estaba buscando a mi mamá y que, si no me conocían, me avisen. Leen enseguida y no responden. Entonces les dije que no quería molestar, pero que, si no era, me lo digan”, repasó sobre ese instante, que le pareció una eternidad.

Hasta que la respuesta esperada llegó: “Me dijo que era ella y ahí arrancó todo. Me dijo ‘yo también estoy buscando a mi hija perdida’. Me preguntó en que año nací, le dije que en el año 85 y ella me puso que fue el 18 de marzo y corroboramos todo”.

“Hicimos una videollamada y no necesitamos ADN porque somos re parecidas las dos. Estaban mis hermanos, que viven cerca. Tengo siete hermanos, cuatro varones y tres mujeres. Era una fiesta porque todos sabían de mi existencia, pero no yo de ellos. Parecía que hubiera ganado Argentina. Gritaron, lloraron, fue muy emocionante”, narró, emocionada, Griselda.

Lo que le contaron y la realidad

Ahí se encontró con la otra campana sobre su nacimiento: “Mi mamá me dijo que a ella la obligaron a darla en adopción, que no quería. Le dijeron que me llevaron para Buenos Aires a una familia de mucha plata y yo nací en Concordia y nunca salí de acá”.

“También me dijo que justo ella se iba a venir a Concordia a ver a mi abuela. Entonces vinieron a verme ella y mis hermanos. Después nos escribimos por WhatsApp todos los días para conocernos y el 19 se vinieron todos mis hermanos y se quedaron acá en mi casa y fue un hermoso reencuentro, una locura”, se emocionó.

Además del lindo momento, Griselda terminó de unir las piezas del rompecabezas. “El año pasado mi papá adoptivo estuvo muy enfermo y me dijo que estaban en lista de espera porque mi mamá adoptiva no podía tener hijos. Entonces, le preguntó a un amigo cómo adoptó tan fácil”, repasó.

A continuación, contó la frialdad con la que se manejaron en el Hospital Heras: “Este hombre tenía a su mujer, que era enfermera del hospital. Le dijo ‘sos boludo, no me vas a avisar’. Y le dijo ‘¿qué querés, nena o varón? Yo te aviso cuando está lo tuyo”.

“El viernes fue la conversación, el lunes nací yo y ahí le avisan a mi abuela biológica, se comunica con mi papá y me fueron a buscar con un abogado, que hizo los papeles. Esa fue su versión”, puso en palabras la apropiación.

Ahora, se sumaba la versión de su mamá biológica. “Me dijo que fue muy distinto. Ella tenía 18 años y a una nena de 2, mi hermana mayor. Entonces mi abuela la amenazó con que, cuando llegue el momento, me iba a tener que dar en adopción. Ella, confiada de que se le iba a pasar cuando naciera, me tuvo tranquila”, aseguró.

Sobre el ilícito, resumió: “En el Hospital Heras, la enfermera, que calculo debe ser la misma esposa de este hombre, entró y le hizo firmar unos papeles sin decirle qué era y mi mamá no sabía leer ni escribir”.

“Después de tenerme, le dijeron de llevar al bebé y le dijo ‘vos ya firmaste los papeles y la vas a dar en adopción’. Ella le dice que no y le repite ‘ya firmaste y tu mamá está de acuerdo’. Mi mamá quedó a los gritos, como loca. Mi mama decía que el último recuerdo era verme yendo llorando por los pasillos”, precisó sobre el trágico momento.

“Más adelante mi abuela le dijo lo de la familia de mucha plata que se fue a Buenos Aires. No sabía ni con qué nombre me habían adoptado. Mi mamá siempre dijo que tuvo una hija, que se la habían robado. La enfermera le tendió una trampa junto con mi abuela”, sintetizó el sentir de su madre.