“Jamás pude ser ama de casa, por una cuestión económica y porque necesitaba hacer algo más. Fui profesora de inglés, soy mamá de cuatro hijas, tengo un nieto de 5 años, pero nunca pensé que iba a terminar haciendo stand up. Es un deporte extremo que me encanta”, señala Rose Farrell, la “anti abuela”, una rara avis en la escena del stand up en Buenos Aires, en diálogo con El Destape. El stand up, género donde confluyen comediantes de larga trayectoria y nuevos talentos en busca de risas, aplausos y fama, es el lugar en el que mejor se siente. Para el auditorio su presencia siempre genera sorpresas: más allá de su imagen frágil de abuela adorable y cariñosa de fábulas juveniles, hay una artista de lengua mordaz y chispeante humor ácido.
Preguntarle cuántos años tiene es un paso en falso. La respuesta llega acompañada de una sonrisa pícara y un tono confidente que señala: “No me acuerdo. No hay persona que me saque eso y lo peor es que dentro de poco va a ser cierto, no me voy a acordar”. Ese remate en torno a la pérdida de consciencia, una afirmación disfrazada de broma, representa a la perfección el estilo de Rose, que ama el humor negro - ”Ricky Gervais me encanta, hay que estar preparado para cualquier cosa con él”, acota - y no teme navegar en aguas turbulentas en torno a los temas que aquejan a las personas de su edad: los achaques, la vejez y la enfermedad.
“Poder hacer stand up es una enorme catarsis. No es un esfuerzo tomármelo a broma, porque si me pongo a pensar soy una privilegiada del universo dado que una persona con algún tipo de impedimento no puede llevar este ritmo”, agrega Rose antes de proceder a contar una anécdota sobre el choque de la realidad en la vida del comediante y cómo eso puede ser usado a favor de un mejor material humorístico. “No hace mucho quise agarrar galletitas de mi alacena, del lugar donde vivo desde hace 12 años, y no llegaba al primer estante. Para llegar tenía que estirarme de tal manera que se producía una puntada…me estoy reduciendo pero me agarró un ataque de risa. ¿Cómo te vas a entristecer de algo que biológicamente lleva razonamiento?”, suma la comediante que el próximo miércoles 24 de mayo a las 23 horas grabará un unipersonal en el teatro Nun, con apertura a cargo del comediante Nicolás de Tracy.
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"Cuanto más vieja me pongo, más vivo al límite": su historia de amor accidentado con el stand up
Mientras trabajaba como profesora de inglés y criaba a sus hijas, Rose empezó a estudiar actuación con Norman Briski -”es como ser alcohólico, pero empezar con vodka”, desliza en referencia a su primer acercamiento con el oficio del artista de la mano de uno de “los capos” del cine, el teatro y la televisión argentina- y a desarrollar sus propios monólogos, celebrados por el docente y sus compañeros. Pero la pasión por el stand up tardó en llegar, fue -en sus palabras- "un bochorno". El relato de una anécdota en la mesa familiar motivó a sus hijas a instarla a hacer stand up y su reacción fue, en ese momento, tajante: "¿Stand up?, ¿eso que se ve en televisión?, ¿esos que se paran ahí como diciendo ‘quiéranme, quiéranme’?’, les dije en ese momento". Hoy, esa misma persona ama el vértigo de la noche standupera en antros y open mics, con la energía de una joven inquieta por los desafíos.
El click interno sucedió y el resto fue un camino de aventuras en el mundo impredecible que transitan los artistas. “Mi primer stand up fue atrás de una verdulería, en un garaje donde veías la puerta y lo primero que te salía era un ‘dónde estoy’, hasta que abrían y era una belleza”, comenta destacando la sensación placentera que le provocó la adrenalina en ese debut primerizo. En el proceso diario hacia el reconocimiento popular aparecieron los públicos más receptivos y los más reticentes, que coinciden con su franja etaria. Para desbloquear las risas de los mayores, Rose emplea un método sincero que se alinea con su forma de abordaje de temas sensibles: "A mis contemporáneos les quiero transmitir que estoy con ellos y soy del mismo sindicato, defiendo el derecho a caminar en zig zag sin ningún motivo aparente, y el caminar lento -como dice la canción de Piero- ‘como perdonando al viento’”.
“La pregunta que siempre me hago es cuando voy a cortar con todo esto. No quiero que mi cuerpo y mi mente decidan por mí. Parezco Los Chalchaleros que estuvieron como tres años anunciando que se despedían. Por eso, ahora digo que si tengo ganas puedo anunciar que cada nuevo show es una última función, total alguna va a ser así”, reflexiona Rose Farrell sobre su retiro de los escenarios, tema que no la desvela pero no pasa por alto, sin caer en dramatismos ni lugares comunes. "Cuanto más vieja me pongo, más vivo al límite", asegura plena en convicción. Y ríe.
- El unipersonal de Rose Farrell será el 24 de mayo a las 23 horas en Nun Teatro Bar (Juan Ramirez de Velasco 419, CABA). Entradas en venta en Alternativa Teatral.