"La gente extraña los errores, la sorpresa y la espera", reflexiona Jimena Almarza, fotógrafa y creadora de Negativos Encontrados, un proyecto que invita a las personas a abrir la mirada, encontrar fotos que fueron tiradas a la calle y compartirlas para documentar la historia argentina. En una era digital en la que todo es inmediato y efímero, esta comunidad busca recuperar el valor de lo analógico y lo ajeno. Así, los 29 mil integrantes del grupo van tejiendo fantasías sobre quiénes serán las personas retratadas en esas fotos, cuál habrá sido la historia detrás de ese día y qué será de ellos al día de hoy. Cuando los dueños aparecen, las fotos les son devueltas y, con ellas, sus recuerdos que creían perdidos para siempre.
“Se dice siempre que uno muere dos veces: una primera vez, y una segunda cuando alguien encuentra una fotografía tuya y ya no sabe quién eres”, se puede leer en la descripción del grupo de Facebook que Jimena creó en octubre del 2012. Es una frase del artista francés Christian Boltanski. Bajo esta premisa, invitan "a fotógrafos, no fotógrafos, curiosos y voyeuristas asumidos a descubrir y armar los tesoros descartados por otros". "¿Qué dice una imagen despreciada y sus personajes? ¿Qué lleva a alguien a querer deshacerse de un recuerdo? ¿Qué desencuentros, borrones y hasta descuidos esconde una foto tratada como desecho?", se pregunta el proyecto.
Jimena creó este grupo justo después de haber encontrado un negativo dentro de una cámara usada que había comprado, con la esperanza de revelarlo y encontrar a su dueño para devolverle las imágenes. "Eran fotos que se había sacado un nene, unas selfies analógicas con fotos de perros que había sacado él. Nunca encontré al dueño, pero quedó como una anécdota más del grupo. El objetivo era ese: encontrar a los dueños y saber qué historias reales había detrás de ellos", cuenta en diálogo con El Destape. Al día de hoy, a Jimena le llegan fotos y las comparte en Facebook e Instagram, con la ayuda de su amiga Laura DeBonis, también fotógrafa. Mariano Libertella, un amante de la fotografía e integrante del grupo desde hace años, se entusiasmó por reconectar a los retratados con sus historias y logró devolverles fotos a varios de sus dueños.
Reconstruir historias ajenas, un sentimiento de misión cumplida
Mariano encontró varios de estos tesoros y empezó a compartirlos con la comunidad. "Yo soy de una época en que las fotos no se tiraban, no abundaban. Y las fotos familiares se heredaban, porque no eran muchas. Me pasaba de ver fotos tiradas en la calle y decir: '¿Por qué las habrán tirado?'. Y empecé a colaborar con Negativos Encontrados cuando el grupo todavía no tenía un año, porque me llegó una sugerencia de Facebook. Entré en el grupo y, a partir de ahí, empecé a salir a la calle de otra manera, mirando de otra forma", cuenta Mariano. Y agrega que, aunque no se dedica a la fotografía, lo que lo movió fue la curiosidad. "Llevo la cámara como una pasión, como un interés por registrar momentos. La primera foto que encontré tirada fue en 2013, era de un bebé en un cochecito. Y ahí empezó todo", recuerda.
Jimena señala que el proceso de devolver fotos a sus dueños es lo que le da sentido al proyecto. Sin embargo, reconoce que no todos quieren recuperar sus recuerdos. "Otros no quieren encontrar una foto y se enojan cuando la subimos al grupo porque piensan que es una invasión a la privacidad", destaca. Y precisamente eso fue lo que pasó con la primera foto que Mariano le devolvió a su dueño. "Yo había encontrado fotos de una pareja. Una chica del grupo la vio y comentó: '¡Es mi amiga! Ya no sale más con ese chico'", cuenta. Al día siguiente, la chica de la foto le pidió que la borrara porque ese recuerdo le generaba malestar.
"El segundo caso es un poquito mejor. Yo iba por Lugano y encuentro, al pie de un contenedor, una foto pisoteada. Era de un bebé de un año, con la hermanita de dos años y el padre. Una foto muy linda. Resulta que, unos días antes, una chica se había unido al grupo con la firme idea de que iba a encontrar a algún conocido en una foto", recuerda Mariano. Y por esas casualidades, la chica de aquella foto era amiga de la nueva integrante del grupo. "Nos contó que el que apareció en la foto era el padre de su amiga, que había fallecido en un accidente aéreo. Estos chicos se habían mudado hacía una semana a Parque Patricios o Almagro. La foto apareció en Lugano, y no había sido tirada, sino que se perdió en la mudanza", sigue Mariano. A los pocos días, citó a los dos hermanos retratados para devolverles la foto: ahora tenían más de 20 años. "Para mí, siempre es una sensación de misión cumplida. Los chicos fueron muy buena onda, les conté un par de anécdotas del grupo y el chico me dijo: 'Che, muchas gracias por esto que hacen de rescatar fotos'. Y la verdad es que fue un encuentro muy lindo", dice.
El tercer encuentro fue en 2015, cuando vio unas fotos tiradas abajo de un tacho de basura, cerca del cementerio del Chacarita. Por supuesto, no faltaron los miembros del grupo que opinaron que podría tratarse de una macumba o un ritual de magia negra. "Me arriesgué, metí la mano adentro del tacho y me las llevé a mi casa", relata. Eran unas fotos viejas, de esas que las familias se tomaban en estudios de fotografía, junto a una cédula de identidad de un hombre llamado Jacobo, que parecía apodado como "Jack" en otras fotos. "Las publiqué tres años después y las titulé El no tan extraño mundo de Jack. Entre esas fotos, había una foto familiar, de esas que se sacaban en estudios, que contrariamente a las fotos de esa época, en la que salen todos serios, estaban recontra relajados, sonrientes... Y a las dos semanas, entra al grupo una chica llamada Katherine y comenta: '¡Esa es mi abuela!'", cuenta Mariano.
"Me pidió si se la podía devolver y le dije que obvio. Fue un encuentro divertidísimo, porque me contaba que cuando le comentó a la familia de las fotos, empezaron a cruzarse toda la familia por llamados, porque eran de otra ala de la familia los de la foto. Y empezaron a preguntarse quién las tiró, quién las encontró, qué era Negativos Encontrados... Y la bisabuela, que también estaba en la foto y que tiene 100 años, se vio y dijo: '¿Qué hacen esas fotos ahí?'. Fue un momento muy lindo", comenta. Además, le contaron la historia de Jacobo y su familia, que eran judíos sefardíes y habían venido en barco desde Siria. "Fue un momento de misión cumplida, de esos que le dan sentido a todo. Porque yo, muchas veces, me cuestiono qué hago, juntando fotos como un nabo... Y cuando a veces estás a punto de abandonar, pasan esas cosas y le dan otro sentido. La verdad es que disfruto muchísimo ser miembro del grupo, encontrar fotos, la emoción del encuentro y las historias que se tejen cuando no aparecen los protagonistas: inventamos historias, pensamos por qué las tiraron... Que yo pueda devolverle las fotos a alguien que las perdió, para mí es muy gratificante, me hace muy bien", concluye Mariano.
La magia de lo analógico: los errores, la sorpresa y la espera
Para Jimena, las cámaras analógicas nos resultan tan cautivantes porque añoramos ese pasado, previo a la era digital, en el que los errores, la sorpresa y la espera eran parte natural del proceso de retratar momentos. "La magia en lo analógico es no poder ver lo que salió hasta el momento del revelado. Los errores analógicos, que hoy en día decís 'uy, salió un dedo' y lo borrás y quedó totalmente en el olvido, también tienen ese no se qué. Con lo digital, el error no está permitido y, en lo analógico, siempre se te cruzaba alguien, salía un dedo, alguien miraba a cámara... Creo que la gente extraña los errores, la sorpresa y la espera. Vos ahora le explicás a un nene que había que explicar que antes había que esperar para una foto y capaz el nene no entiende. Y está bueno que no todo sea inmediato", reflexiona la fotógrafa.
Este subgénero de la fotografía tiene un nombre: se llama Found Photography, explica Jimena. Y aunque a nivel mundial está creciendo, Negativos Encontrados es la única comunidad de personas que coleccionan fotos grupalmente: "En otras partes del mundo, por lo que estuve investigando, hay coleccionistas privados que tienen su propia colección de fotos encontradas, la mayoría compradas. En cambio, nosotros aceptamos a todos; hay gente de todos los países y todos pueden subir su foto encontrada".
Salvar recuerdos, parte de la historia de todos
Encontrar fotos en la calle no es cosa de todos días, pero el gran problema, explica Jimena, es ese filtro que suele hacer quien las encuentra. Al igual que la persona que tiró aquellas fotos, muchas veces, sus seguidores encuentran imágenes pero no las publican al grupo porque no las consideran lo suficientemente buenas, lindas o interesantes: "Yo les insisto con que las suban igual, porque lo que para vos es feo, capaz para otro es hermoso. Además, no solo es parte de la historia del retratado, sino parte de la historia de todos. Hay fotos muy antiguas que se tiran, capáz con más de 100 años, y considero que eso ya es parte de todos. Hay fotos que deberían estar en un museo y están en la basura".
Más de una vez, integrantes del grupo encontraron fotos de famosos, como de Natalia Oreiro, Ricardo Fort y hasta una foto inédita de Luca Prodan, en la que aparece tocando la guitarra en una plaza con un nene. Este retrato fue encontrado en la calle por Alejandra Santillán, miembro del grupo. Más tarde, logró devolvérsela al hermano de Luca y la foto llegó a varias exposiciones. "Esas fotos se rescataron, estaban en la basura y eran inéditas. Ayudaron a que el grupo crezca. Hasta el día de hoy, esa foto se sigue nombrando", remarca la artista.
Gracias a Negativos Encontrados, dice Jimena, mucha gente del grupo aprendió a valorar sus propias fotos. Y es esto lo que desea para el futuro del grupo, que cada vez más personas puedan ver el valor histórico que existe detrás de cada foto que están a punto de descartar: "Me parece genial que se guarden, y que si uno no las quiere, que sepa que otra persona, un museo o un coleccionista las va a querer, porque el arte sigue circulando, una foto que uno no quiere vuelve a ser otra cosa. Lo más gratificante de rescatar fotos es que sentir que las salvaste, que salvaste ese recuerdo".