Si hay algo que caracteriza a Buenos Aires es la avenida Corrientes, con sus luces, sus teatros y sus emblemáticos negocios. La chocolatería Bombonella, ubicada en Corrientes 1479, es famosa por su historia, sus productos artesanales, sus modelos originales y por realizar chocolate en rama en una de sus vidrieras, a la vista de peatones y curiosos.
Bombonella tienta a los transeúntes y turistas del centro porteño con sus originales figuras y con el inconfundible aroma a chocolate. En los días previos a las pascuas, el local está decorado con gallinas, conejos y huevos de chocolate de hasta 3 kilos. Durante todo el año, tienen una enorme cantidad de figuras de chocolate: autos, animales, zapatillas, botines, mates, celulares, y carteras.
Una historia con origen griego
Cuenta la historia de la chocolatería que en 1928 Don Mario Yannoulas se subió a un barco en su amada Grecia con rumbo incierto hacia “La América”, en busca de un lugar donde progresar y tener una familia.
Unos años más tarde, ya en Buenos Aires, Mario fundó dos negocios dedicados a las golosinas: uno llamado Santa Anita, que se encontraba sobre Avenida de Mayo, y otro que se llamó Niza, fundado en marzo de 1941 y que hoy en día es Bombonella.
Mario vivió el esplendor de la calle Corrientes cuando era angosta y conocida por ser la “avenida que no duerme”. En aquella época, enfrente de Niza se encontraba el teatro Politeama. “Él trabajaba hasta las 3 de la mañana porque la gente salía del teatro y cruzaba a comprar chocolate, eran otras épocas”, reconoce Andrea Abbruzzesse, la actual dueña del local.
Andrea cuenta que al principio el local era más parecido a un kiosko, “pero con el tiempo fuimos variando a lo que se ve ahora, que son productos muy artesanales en chocolate”.
Cuando tuvieron edad suficiente, Juan y Mario, hijos de Mario, comenzaron a trabajar en las bombonerías y fueron aprendiendo el oficio. Mario (padre) falleció a fines de la década del 50 y a partir de ese momento sus hijos se dividieron los negocios: Mario empezó a administrar Santa Anita y Juan, Niza. En 1990 Juan conoció a Andrea, quien se sumó enseguida a trabajar en el negocio. Luego, el local empezó a incorporar una gran variedad de productos y cambió su nombre a Bombonella. Para Andrea, Juan era “el alma mater” de Bombonella. En 2016 Juan falleció y desde ese entonces Andrea se hizo cargo del local.
Las pascuas en Bombonella
La época más importante para el chocolate son las pascuas y los días previos en el negocio sobresalen gallinas, conejos y huevos de pascuas en los que se puede escribir mensajes específicos.
“Hace 83 años que hacemos huevos de pascuas”, resalta Andrea. Hay huevos de chocolate con leche, blanco, semiamargo, y también extra amargo (70% de cacao), decorados en chocolate, o en azúcar. La novedad de este año son los huevos “bicapa” que tienen dos capas de chocolate y una de relleno, que puede ser dulce de leche, crema de menta o ganache de chocolate.
Andrea revela que los huevos de pascuas más grandes son de 3 kilos. “Son 50 centímetros de huevo más el copete y la base”, resalta.
Chocolate todo el año
Además, la chocolatería ofrece todo tipo de chocolates y bombones. Con almendras, nueces, avellanas, con licor, las clásicas “lengüitas” de chocolate con leche, blanco o amargo, trufas, marroc, del tipo Bariloche y, la especialidad de la casa, el chocolate en rama preparado en el momento por Antonio, el maestro chocolatero.
Se realizan una infinidad de figuras en chocolates: autos, mates, dados, animales, zapatos, zapatillas, botines, corbatas, carteras, pelotas y hasta réplicas del obelisco y de la copa del mundo. Además, son los creadores de las tabletas con más de 600 nombres y mensajes en chocolate. “Te quiero”, “A tu lado soy feliz”, “Te amo”, “Te odio”, “Te extraño”, “Te deseamos felicidades”, “Te adoro”, “Sueño con vos”, entre otros. También venden gomitas, confites, productos para celíacos y chocolate sin TACC. “Para Navidad también vendemos turrones, mazapanes de almendras y pan dulce de la isla Martín García. Vamos rotando los productos según la época del año”, describe Andrea.
Las otras fechas fuertes en Bombonella son San Valentín, el Día de la Primavera, y las vacaciones de invierno “porque los chicos están de vacaciones, hay muchos teatros y mucha gente caminando por la calle Corrientes”. Lo importante es que acompañe el tiempo, “tiene que hacer frío porque en verano se consume menos chocolate”.
El lema de Bombonella es: “Si no lo encontrás acá ¡NO EXISTE!”.
Entre los pedidos personalizados más insólitos, Andrea recuerda la vez que realizaron una batería de chocolate. En otra oportunidad, para las bodas de oro de una pareja, les encargaron un banco de plaza con un farol, una galera y un velo de novia, porque el señor había propuesto matrimonio en una plaza. “Era realmente un espectáculo. Todo hecho de manera artesanal porque no hay moldes para esas cosas”, recuerda.
“Los argentinos somos dulceros y, en general, nos gusta más el chocolate con leche. El chocolate amargo está tomando otro auge. Si busca el chocolate amargo es porque tiene buena fama, pero si le preguntás, el cliente te va a decir que le gusta más el chocolate con leche”, dice Andrea entre risas.
Por su ubicación estratégica cerca de tantos teatros han pasado infinidad de actores y actrices como Alfredo Alcón, Tamara Garzón, Laura Azcurra y el empresario Carlos Rottemberg. “A través suyo le hemos mandado muchos productos a Mirtha Legrand. En el año 1978, le enviamos a su programa una réplica de la copa del mundo hecha por nosotros que se la entregaron a Mario Kempes”, cuenta orgullosa.
Para Andrea, el local es conocido por su trayectoria, por mantener siempre la misma calidad o tratar de ir mejorándola, y por la originalidad de los productos difíciles de conseguir en otros lados. “El trabajo de los dibujos, de colorearlos y de darle vida no es algo que se haga habitualmente. Se hacen muchas cosas hermosas con chocolate,es un trabajo muy manual”, destaca.
“En este momento estamos en medio de una crisis con todas las características de las crisis. Ojala todo salga bien, pero está muy duro. Hay mucha menos compra de chocolate, la gente tiene cada vez menos plata en el bolsillo. Igual hay algo de turismo, muchos chilenos y uruguayos. Brasileros ahora no, son más de otra época”, señala.
El local funciona de lunes a viernes de 9 a 20:30 y los sábados de 10 a 20:30. Los domingos, salvo algunas excepciones, se encuentra cerrado.
Maestro chocolatero
Antonio Cuenca nació en la provincia de Corrientes, en la localidad de Palmar Grande, y desde hace 27 años que es el responsable de hacer el chocolate en rama de Bombonella en una de las vidrieras del local, a la vista de todos los que pasan por la calle.
Para eso, Antonio primero hierve el chocolate a baño maría durante unos minutos, dependiendo de cómo esté el clima. Después lo revuelve hasta que esté templado y lo esparce en la mesada de mármol, que tiene que estar bien fría. “Se estira con una espátula hasta que se forme una capa bien finita y lisa. Luego, con esa misma espátula se empuja y se arrastra el chocolate hasta que se obtiene la forma en rama y se apoya en una fuente.
Antonio trabaja de 14 a 20 horas, que es cuando “más sale a pasear la gente”. Está acostumbrado a que los turistas le saquen fotos a él y al proceso de elaboración del chocolate en rama.
“Antes trabajé como gastronómico. Me gusta trabajar acá porque tengo aire acondicionado y todas las comodidades”, asegura el maestro chocolatero del local más dulce de la calle Corrientes.