Tras conocerse la muerte masiva de lobos marinos por gripe aviar en países de la región, como Perú y Chile, las autoridades nacionales que se encargan de relevar, investigar y realizar constantes controles sobre la población de esa especie en país, encendieron las alarmas y, si bien no hubo todavía ningún caso positivo, afirmaron que estarán atentos a la salud en las loberías ubicadas en las costas bonaerenses y aconsejan a las personas que bajo ningún punto se acerquen a los animales salvajes.
En diálogo con El Destape, la investigadora del CONICET y docente en la Universidad Nacional de Mar del Plata, Gisela Giardino, explicó a El Destape que “en general el virus en las aves es altamente contagioso y ocasionalmente puede ocurrir que pasen a mamíferos. Si bien no es lo más común, puede pasar”.
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En esa línea, señaló que la situación es similar a la que se conoció del Covid-19, que mutó y luego sumó otras variantes. De hecho, recordó que el virus ya había sido reportado en Uruguay en el 2015, era la cepa H1N1, que traspasó a los lobos marinos, pero no causó en ese momento gran mortalidad.
“La nueva cepa del virus, por el contrario, registró en Perú casos de mortalidad”, afirmó la investigadora y detalló: “Me comuniqué con Susana Cárdenas, investigadora de Perú, y afirmó que, si bien sólo en seis animales se corroboró que tenían el virus, se vieron muchos casos de animales que mostraban los síntomas, que es cuando el animal presenta convulsiones, y de estos se vieron en varios”.
Ante estos casos, Giardino enfatizó que la diferencia de Perú y Argentina, es que ellos tienen loberías naturales y muchas de ellas son de difícil acceso, por eso no tienen un constante monitoreo de las poblaciones y no saben a ciencia cierta la mortalidad natural. “Obviamente 700 es un número exagerado, pero no tienen una línea de base”, consideró.
En cambio, Mar del Plata presenta otro escenario. Desde la década del 60 que se iniciaron los primeros estudios sobre los lobos marinos en la zona y, desde entonces, muchos equipos de laboratorio monitorean constantemente la colonia que, cabe aclarar, es exclusivamente de machos. Por lo cual es muy difícil que ocurra un fenómeno anómalo y que los equipos de investigación no lo sepan o no estén preparados.
“Existe el constante monitoreo de vivos y muertos en la playa, lo que es una gran ventaja. Aun así, no estamos exentos de que pueda ocurrir aquí, porque los lobos marinos conviven con muchos tipos de gaviotas, hay aves constantemente que pueden tener enfermedades”, advirtió la investigadora.
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Ante las miradas preocupadas por el estado de los lobos marinos en esta época, sumada a la desinformación que existe sobre la colonia, la doctora informó que entre febrero y marzo es la época natural en que los animales regresan de su área reproductiva, ubicada en la zona de Uruguay y Patagonia. “Durante el mes de enero no comen, entonces es común que aparezcan animales flacos o lastimados por toda la costa de la provincia de Buenos Aires, pero es producto de la etapa reproductiva”.
Algunos de ellos se recuperan exitosamente y logran permanecer en la colonia, ellos tienen el control constante con animales marcados a los cuales se les sigue el recorrido. Pero, lamentablemente, otros cumplen con su ciclo de vida y tienen su última temporada. “No hay que confundir el evento natural con el contagio de una enfermedad”, remarcó.
En tanto, hizo un fuerte hincapié en que nadie se acerque a los animales salvajes, no solo por la gripe aviar, sino que también tienen otras enfermedades que pueden contagiar a los humanos.
El Destape consultó también al Senasa, organismo que monitorea de forma constante el avance del virus en los criaderos de aves en el país. La veterinaria del programa de Sanidad Aviar, Natalia Chuard, confirmó que si bien la semana se ordenó el sacrificio de unas veinte mil aves en la zona de Mar del Plata, aún no se detectaron casos en mamíferos y que el protocolo en caso de sospecha es el mismo para todos los animales; el organismo, en este caso el CONICET enviaría muestras que se analizarán en el laboratorio del Senasa, en Martinez, y se gestionaría el accionar según el caso.