Los fiscales Juan Manuel Dávila y Diego García convalidaron durante su alegato los dos agravantes para que los ocho acusados por el asesinato a Fernando Báez Sosa sean juzgados por el tribunal n° 1 de Dolores bajo una carátula que implique prisión perpetua, pero también reforzaron la acusación que se había hecho en la primera etapa de instrucción antes del debate oral. La división que se había planteado de roles específicos entre los imputados para llevar adelante el plan criminal quedó atrás porque ahora se sostuvo que todos golpearon al estudiante de Derecho hasta causarle la muerte. Los abogados de los familiares de la víctima reforzaron esta idea y lo enmarcaron como un "ataque en manada" y una "cacería", al sumarle dramatismo a una situación ya de por sí dramática.
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Durante más de diez horas, las partes presentaron todas las pruebas que se incorporaron en el expediente y que se sumaron en el debate oral para probar la responsabilidad penal de Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23). La duda por estas horas era la interpretación que los fiscales hicieran sobre la premeditación y la alevosía esgrimida tanto por la fiscal de instrucción, Verónica Zamboni, como por los abogados del particular damnificado, Fernando Burlando y Fabián Améndola. Finalmente, Dávila y García convalidaron la figura de "homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas", con el pedido de la mayor pena posible para los ocho imputados en calidad de coautores. Los abogados de los familiares de la víctima reclamaron la misma condena: perpetua para todos.
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En su exposición, los fiscales puntualizaron la participación de cada uno de los acusados pero los ubicaron a todos como agresores directos de la víctima, a diferencia de Zamboni, quien había identificado a cinco de los imputados (Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Blas Cinalli) como los que protagonizaron la golpiza, en tanto que los otros tres restantes (Lucas Pertossi, Luciano Pertossi y Ayrton Viollaz) habían actuado, de acuerdo a la fiscal, rodeando a Fernando y a sus amigos para evitar que pudieran auxiliarlo y concretar así "su plan acordado". En contraposición, Dávila dijo concretamente que todos cumplieron una doble función: "Al mismo tiempo, impedían que se acerquen a Fernando y a su vez lo agredían físicamente".
Esta digresión no es casual. De esta forma, se intenta que los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lazzari cierren completamente la puerta a la figura de "homicidio en riña", un delito que implica una pena mucho menor de un máximo de 6 años. También se busca que no se diferencien roles, para que ninguno sea identificado por el tribunal como "partícipe secundario" y se incluya a todos bajo la figura de coautoría. Caso contrario, podría aplicar para algunos la figura básica del artículo 79 que es el homicidio doloso simple, que tiene una pena de 6 a 25 años, pero la perpetua para todos ya no sería viable y hasta algunos podrían recibir penas mucho menores o quedar libres. Solamente el coautor tiene la misma pena que el autor, de acuerdo al derecho penal argentino.
De acuerdo al artículo 45 del Código Penal "para que cada uno de los que toman parte en un hecho ilícito sea responsable por igual, se requiere que haya un mutuo acuerdo entre los intervinientes en el hecho, de tal manera que dicho acuerdo convierte a las distintas contribuciones en partes de un plan global unitario. Como elemento esencial de la coautoría se requiere además el elemento del co- dominio de hecho".
Los fiscales, y luego los abogados de los familiares de Fernando, plantearon durante toda la jornada que los ocho tuvieron responsabilidad igualitaria y hasta utilizaron la terminología legal que refiere el artículo para que no quedaran dudas de que ellos consideran que los ocho deberían recibir una condena ejemplar a prisión perpetua. De aquí que durante toda la jornada se escucharan conceptos como "co-dominio", "plan" y "actuar como seguro". Este último, no incluido en este fragmento, está relacionado con la "alevosía", el segundo agravante que se incluye en la acusación para agravar las penas.
Los abogados sumaron un elemento que no había tenido tanto peso durante la acusación de la fiscal de instrucción para poder dar cuenta de que todos los acusados le propinaron golpes a la víctima por turnos, mientras le pegaban a los amigos de Fernando. Hablaron de ocho segundos que no quedaron grabados y pidieron dejar de lado la "fascinación" por las imágenes que arrojan los videos para ponderar los testimonios y las pericias. En esto se basaron para probar que no hay forma de que los acusados que estaban cerca de la víctima en ese momento no hubiesen dado golpes. Así, Lucas Pertossi, Luciano Pertossi y Viollaz quedaron más complicados.
Los representates de los familiares mostraron sobre el final los mismos videos con un seguimiento detallado de los rugbiers individualizados, a modo de "trackeo". Terminada la jornada judicial, Burlando dijo que quiso "facilitarle la tarea al tribunal para identificarlos" pero el material no se incorporará a la causa, teniendo en cuenta que en esta instancia no se puede sumar más prueba a la investigación.
Se presentaron por otro lado todos los testimonios que los ubican como agresores, los golpes que fueron constatados por los peritos médicos a la hora de su detención y las pruebas de ADN que comprometen particularmente a Bas Cinalli, Luciano Pertossi, Ciro Pertossi y Máximo Thomsen. Los mensajes intercambiados entre ellos y sus conocidos fueron expuestos para echar por tierra algunas de las declaraciones de los cinco acusados que pidieron la palabra durante las audiencias y dejar en claro que "no hay dudas de que sabían que Fernando estaba muerto" tras el ataque.
La otra novedad fue el requerimiento para que se abra una causa por falso testimonio contra Pedro Guarino y Tomás Collazo, los dos amigos de los rugbiers que presenciaron la golpiza pero cuya participación no pudo ser probado por la investigación. Ambos habían hablado ante en tribunal sin dar muchos detalles sobre lo sucedido. "No pueden decir que no recuerdan, mintieron", subrayó la fiscalía sobre el final de su alegato. Ese pedido fue acompañado por el particular damnificado posteriormente.
"Todos pegaron, mataron todos", dijo directamente a su turno Burlando en un alegato marcado por condimentos que pusieron muchas veces en pie de igualdad a los acusados con los animales. El abogado que representa a Graciela Sosa y Silvino Báez, presentes en el tribunal, convalidó todo lo expuesto por los fiscales y trazó una línea del tiempo con los movimientos que hicieron los acusados, de acuerdo a las pruebas recabadas en la investigación. Llegó a la conclusión de que "todos" tuvieron la "voluntad de matar", mientras que la víctima fue "fusilada a golpes y patadas".
"Todos, absolutamente todos participaron, todos asesinaron a Fernando. Nuestro reclamo de Justicia ante lo que no dudamos en llamar el suplicio de Fernando, la responsabilidad de quienes fueron sus ocho asesinos, se resume fundamentalmente en dos momentos de salvajismo y de horror", describió. Previamente, había mencionado una imagen grabada en la que se lo ve a Fernando de rodillas supuestamente "pidiendo clemencia" a sus agresores. Tal como había adelantado a este medio, pidió la prisión perpetua, sin reclusión, para los ocho imputados porque consideró que las pruebas se potenciaron durante el juicio.
Durante toda su presentación, tanto él como su equipo utilizaron referencias del mundo animal. Se refirieron al "salvajismo" de los acusados, mencionaron que Fernando representó para ellos (particularmente para Thomsen) una "presa" y que "desataron una cacería humana". "Actuaron como un bloque y una unidad. La coordinación sincronizada de las acciones criminales facilitó la consolidación del plan homicida", enfatizó.