En 1984 nació el primer bebé concebido por fecundación in vitro (FIV) en la Argentina y se llamó Dolores Aceto. Cuanto esto sucedió el método era nuevo en el país y en el mundo. Sin embargo, en casi 40 años, cambiaron las formas, los cuidados y hasta se garantizó el acceso gratuito al tratamiento en el país con la ley de Reproducción Asistida.
El deseo de ser mamá lleva a muchas personas gestantes al consultorio cuando las cosas no salen como lo esperaban. El promedio de edad de quienes se acercan al consultorio ronda los 38 años. En ese punto, el especialista será quien identifique cuál es el mejor método de fertilización asistida para cada paciente, pero la mayoría de las veces se opta por la FIV.
Quien hace poco trajo este tema a los medios es Rocío Marengo, que anunció que comenzaría a hacer un tratamiento de fertilización y luego no resultó exitoso. En ese momento, Yanina Latorre contó en LAM el detrás de escena de intentar quedar embarazada mientras conocidos y periodistas preguntan “¿para cuándo el bebé?”. Latorre sentenció que durante ese proceso “ponés el cuerpo todos los días y nadie habla del dolor”.
Así es el caso de Liliana, quien contó a El Destape cómo fue el proceso por el cual pudo tener mellizos a pesar de ser mayor de 40 y tener problemas de salud: “Había considerado adoptar, pero es muy difícil y con mi pareja decidimos agotar los últimos recursos para tener un hijo biológico”. Para Liliana el tratamiento duró dos años y quedó embarazada en el primer intento, en algunos casos puede durar mucho menos. Hoy está feliz con sus mellizos pero asegura que no volvería a pasar por el tratamiento, ya que le pareció invasivo.
Desde 2013 en el país todas las obras sociales y prepagas deben cubrir los tratamientos de fertilización asistida y los medicamentos que se utilicen en el proceso, beneficia a las personas gestantes de hasta 44 años con óvulos propios y hasta 51 años con óvulos donados. Sin embargo, la Dra. Stella Lancuba, quien dirige el Centro CIMER de Fertilidad asegura que el límite de edad está puesto por cuán riesgoso puede ser el embarazo y varía según el caso.
Quiénes pueden realizar la fecundación in vitro
Lancuba se especializó en Europa cuando este método comenzó a tomar forma y luego lo trabajó en Argentina como especialista. En conversación con El Destape recalcó que las mujeres que hayan pasado por la menopausia pueden tener hijos a través de la fertilización in vitro y también aquellas con una ligadura de trompas de Falopio. En este orden, explicó que no es extraño recibir en el consultorio a personas con las trompas ligadas que al formar una nueva familia quieren volver a tener hijos: “El útero es un tejido sumamente dinámico, las limitaciones son técnicas, éticas y legales”, afirmó.
Cómo es el tratamiento
Lancuba hizo cerca de 10.000 tratamientos en su vida profesional y explica el paso a paso de la fertilización in vitro. Este comienza con una paciente que llega al consultorio y se le hace un primer estudio de diagnóstico y examen físico par evaluar cuáles son los factores de riesgo que pueden aparecer a futuro y cómo evitarlos. Luego, se explica la secuencia farmacológica y cómo será el proceso de aspiración de óvulos.
Este tratamiento busca generar un estado hormonal intensivo, lo que afectará a la paciente, por lo que se aconseja que se haga a la par un tratamiento psicológico o terapias alternativas de mindfulness o acupuntura. El fin es lograr una baja en el estrés propio y del entorno para evitar un resultado insatisfactorio.
En caso de que la FIV se lleve acabo con óvulos donados, el componente emocional, explica la directora del CIMER, es aún más intenso y la tasa de efectividad del tratamiento es del 40% en cada intento. Si el primer intento falla puede volver a hacerse y no hay un límite biológico: dependerá de la persona y su estabilidad emocional para llevar a cabo cada procedimiento.
Cómo cambió el tratamiento con los años
Las tasas de efectividad se mejoran con estudios genéticos a los óvulos ya fecundados, de esa manera llega a duplicarse la probabilidad de implantación en el útero.
En conversación con Lancuba, se destacó la importancia de los estudios genéticos preimplantatorios para detectar anomalías y seleccionar qué embriones podrán ser implantados. Este avance disminuye el porcentaje de abortos espontáneos en el primer trimestre, y, por lo tanto, rebaja un gran componente de ansiedad y angustia. Desde un comienzo se tiene en cuenta la salud mental como parte del bienestar, pero la investigación ahora también se dirige hacia la mejora de los protocolos de estimulación ovárica, la mejora de cultivo de embriones y hasta se busca determinar el mejor día para tener una excelente selección.
En estas cuatro décadas se conoce más de la importancia del ambiente en la fertilidad y el efecto positivo y negativo de ciertos alimentos y nutrientes. Sobre la última década hubo un giro en el foco y se busca preservar la fertilidad para evitar en envejecimiento de los óvulos. En esta línea, ahora se conoce que el mejor momento para congelar óvulos es antes de los 30 años. Este proceso no está cubierto por la ley de Reproducción Asistida y se cotiza en dólares. Antes de esa edad, según explica la especialista, se logra que el 90% de los óvulos tengan “competencia para generar un bebé nacido”. La ciencia también entiende que a esta edad son pocas las personas que deciden o consideran hacerlo, por lo que trabajan en una muestra óptima hasta los 34 años con más estimulaciones ováricas y aspiraciones de óvulos.