Condena al máximo estafador de la Argentina: fue confirmada por Casación

Se trata de una sentencia a ocho años de prisión contra Enrique Juan Blaksley Señorans, que engañó a más de dos mil ahorristas por más de 550 millones de pesos.

27 de diciembre, 2024 | 18.45

La Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la condena a ochos años de Enrique Juan Blaksley Señorans, que engañó a más de dos mil ahorristas por más de 550 millones de pesos a través de un esquema Ponzi. El ex empresario se ganó el apodo de “Madoff argentino”, por haber llevado adelante una hazaña similar a la de Bernard Madoff, el financista de Wall Street conocido por ser uno de los mayores estafadores del mundo.

El tribunal a cargo de los jueces Diego Barroetaveña y Alejandro Slokar consideraron que Blaksley Señorans fue hallado culpable de liderar una asociación ilícita, estafas en perjuicio de cientos de inversores y lavado de activos. Lo hacía “a través de un esquema Ponzi, operado bajo la fachada de la empresa Hope Funds”, precisaron en el comunicado.

“El mecanismo defraudatorio fue desplegado a través de exorbitantes campañas de prensa, marketing y branding corporativo, con el objetivo de crear una imagen de Enrique Juan Blaksley Señorans y de las compañías del holding, mediante las cuales se mostraba como un exitoso empresario, hombre de negocios destacado y como una empresa solvente, con éxito comercial y trascendencia pública”, describieron los magistrados sobre cómo se llevaba a cabo el fraude.

Pero no sólo hacían eso, también, difundían actividades con destacados deportistas, con personajes ampliamente reconocidos y realizaban supuestos “eventos faustuosos (algunos solo para sus fuerzas de venta y otros destinados a clientes), utilizaban de marcas ajenas, de trayectoria y amplio reconocimiento popular, todo para ganar la confianza de incautos ahorristas”.

Para los jueces a lo largo del proceso “se acreditó que la seducción a las víctimas se conformaba no solo por la puesta en escena utilizada sino que se recurría también al conocimiento cercano de los vendedores o productores de la compañía”, esas personas se encargaban de ofrecer sus productos con personas de su círculo de pertenencia y en base a la recomendación de los familiares y conocidos a quienes les habían cumplido parcialmente, “con el objeto de que el ‘boca a boca’ ampliara el universo de fondos captados, procurando la creación de una falsa sensación de seguridad”, apuntaron.

El método que llevaban adelante con los inversionistas que lograron cooptar era a través del “esquema Ponzi”, el mismo que empleaba Madoff: las víctimas depositan su dinero y, poco tiempo después, las ganancias comienzan a llegar, pero esa suma en realidad es lo que depositan otros ahorristas con la misma esperanza de generar mayores ingresos. El fraude llega a su fin cuando terminan siendo más los que quieren retirar fondos que aquellos que invierten: todo se desmorona, y el estafador cae.