Los eventos que pasan en el cielo suelen llamar la atención. Desde los aviones con estela hasta cualquier fenómeno natural. Todos logran atrapar, aunque sea un instante, nuestro interés. Más aún cuando lo que está a la vista está envuelto en un halo de misterio y no hay plena certeza sobre lo observado. Los brillos, las luces y los objetos irreconocibles a primera vista siempre nos enganchan.
Todo fenómeno o evento irreconocible tiene su explicación lógica y, por supuesto, cada país tiene un protocolo ante el avistamiento de un evento. En Argentina, todas esas dudas tienen una explicación y suelen ser resueltas a través del Centro de Identificación Aeroespacial que depende de la Fuerza Aérea. El CIAE tiene varias tareas. La primera es generar información para satisfacer requerimientos de organismos superiores a través del análisis y la interpretación de imágenes tanto en rango óptico como infrarrojo. La otra, como servicio a la comunidad, es el estudio de casos sobre lo irreconocible, sobre los fenmónos aeroespaciales y, como derivación, en los Objetos Voladores No Identificados (OVNI's).
El centro de identificación Aeroespacial resuelve enigmas al encontrar las verdaderas causas que originaron los avistamientos . Son los avistajes de fenómenos o eventos que presenta la ciudadanía. Sin embargo, la CIAE no estudia platos voladores. Tampoco está detrás de la ovnilogía. En charla con El Destape, el comodoro Rubén Lianza explicó: “Nosotros interpretamos las evidencias para que nos lleven por un embudo a una conclusión irrefutable. Irrebatible”.
Los avistamientos generan dudas. La confusión le abre la puerta a lo increíble y a lo misterioso. Por eso ahí aparece la CIAE que “nunca desde su creación hizo ufología”, según Lianza. Además, esta dependencia “tampoco está en la 'búsqueda' de evidencia paranormal”. Sin embargo, entre sus múltiples tareas, presta un servicio público para explicar estos fenómenos que están aparejados a uno de los vicios más comunes en este ámbito: usar la sigla OVNI como si fuese estrictamente de origen alienígena. Al respecto, el propio Lianza sostuvo que “el mismo término se desvirtuó con el correr de los años ya que, en sus inicios, fue creado por un joven oficial de la Fuerza Aérea de Estados Unidos para referirse a lo que, en la jerga aeronáutica, se conoce como el tránsito aéreo no identificado.
Mucho antes de ocupar el actual cargo, a principios de la década del 90, el comodoro Rubén Lianza fue piloto de pruebas de los aviones Pampa. En uno de sus tantos vuelos sacó una foto de los “cráteres de Río Cuarto” que le valió la tapa de la revista científica Nature. Lejos en el tiempo -y sin imágenes satelitales como ahora con Google Earth- esas fotos significaron el inicio de una investigación que terminó en la prestigiosa revista inglesa.
Más allá de este pasado, las investigaciones tienen una base funcional que se sustentan en la metodología del principio de la simplicidad. En este sentido, aplica la teoría del monje franciscano, Guillermo de Ockham quien, en su razonamiento, sostuvo que “en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable”. Lejos de las teorías rebuscadas, el comodoro Lianza suele utilizar esta metodología para elaborar una primera hipótesis sencilla y si no resulta probable, se mueve gradualmente hacia hipótesis más complejas
Ante un avistamiento, el Centro de Identificación de la Fuerza Aérea recibe mails . Hay que llenar un formulario con testimonios y entregar imágenes para analizar: fotos o videos. Con esos materiales, los trabajos se someten a un análisis cualitativo y técnico utilizando un software con varias herramientas de avanzada, algunas de las cuales que logra identificar y analizar los pixeles de las imágenes. “Una vez vimos un hilo semitransparente en una foto blanco y negro de la década del 50 ”, dijo Lianza.
El comodoro lidera el equipo de trabajo desde 2015 y todas las dudas que fueron presentadas se resolvieron. Hasta el momento ya informaron la resolución de 111 avistamientos. Todos los casos fueron resueltos como originados por causas mundanas . Después de ser analizados, pasaron de ser “Ovnis” a "OVIs" (Objetos Identificados) tales como ser reflejos, globos Loon de Google, trencitos de Satélites Starlink, palomas o destellos de satélites.
En una foto de 2018 un fogonazo cruza de derecha a izquierda. A partir de la imagen, y con el conocimiento de la ubicación, se inició la revisión de las imágenes y demostraron que el destello capturado en la foto bajo análisis era “compatible con el reflejo de la luz del sol sobre uno de los espejos del satélite Iridium 71, en perfecta coincidencia con la fecha, hora y ubicación geográfica del testigo”.
Todas las resoluciones tienen causas astronómicas, astronaúticas, de origen óptico y biológicos, entre otros. Otro ejemplo es la resolución de uno de los casos más trascendente: “El caso Bariloche” que, duramente muchos años, fue reconocido como avistamiento sin respuesta contundente por parte de la Fuerza Aérea y, tras una investigación más profunda, aún sin contar con fotos ni videos para analizar, usando las evidencias proporcionadas por cuatro testigos-clave y un trabajo de investigación previo, la Fuerza Aérea pudo finalmente confirmar que el presunto “Ovni” que apareció en medio de un apagón en la ciudad de Río Negro, solo se trataba del reflejo en la base de las nubes, del haz de un potente proyector operado desde la puerta del boliche Rocket.