Para miles de argentinos, entre ellos un número considerable de entrerrianos, cumplir el sueño del auto 0 KM o de la casa propia se convirtió en una pesadilla. A través de planes de ahorro o créditos UVA, terminaron insertos en un sistema perverso, dejando sumas enormes de dinero que, mes a mes, aumentan a la par de que actualizan el valor del vehículo y del inmueble. La Justicia hasta el momento no ha dado respuestas, y la caída de una cautelar que había congelado el valor de los pagos hace previsible que los ahorristas de autos deban afrontar desde junio sumas que podrían llegar a los $40.000 o $50.000. Entre los UVA, esperan respuestas desde el Congreso de la Nación.
Días atrás, una reunión en la que participaron jefes de bloques de la Cámara de Diputados de la Nación y el presidente del cuerpo, Sergio Massa, se acordó delinear un proyecto en consenso para darle respuestas a quienes han tomado créditos UVA. En Entre Ríos, son unas 1.500 familias, que han visto su cuota incrementada exponencialmente en los últimos años.
Un joven de Paraná, que prefirió mantenerse en el anonimato, dialogó con El Destape y contó su situación luego de tomar un crédito UVA para un departamento con su pareja: “Empecé pagando $5 mil y estoy pagando $26 mil. Está bien, todo sube y la casa se valorizó. El problema es que los sueldos corren de atrás”. Cuando tomó el crédito, era de $650 mil, hoy, pese a llevar cuatro años pagando, debe $3 millones.
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Hay quienes consideran que la suba de las cuotas no es una condición negativa del crédito, sino que acompaña el ritmo inflacionario y el avalúo de la vivienda. El problema es que el peso de las cuotas ha ido ganando peso en el total de los ingresos, haciendo cada vez más dificultoso, en caso, llegar a fin de mes. Cuando los créditos UVA se promovieron fueron, en ocasiones, la única opción de trazar un horizonte dentro de una vivienda. Lo inimaginable era el paso acelerado en el que iba a subir el mantenimiento mensual.
Cuando Alberto Fernández se candidateó a Presidente, prometió tomar cartas en el asunto. La pandemia, claro, postergó el debate. Hoy reina la incertidumbre y miles de familias de todo el país buscan conocer qué decisión toma el Congreso para saber si puede o no seguir afrontando una cuota cada vez más costosa.
Por otro lado, los planes de ahorro son una modalidad que tiene como objeto alcanzar un auto nuevo y son ofrecidos por muchas marcas. Se trata de grupos cerrados de ahorristas, que pagan hasta que la totalidad acceda al vehículo. Es un sistema solidario que, por mes, sortea una unidad y licita otra. Se calcula que, bajo este mecanismo, se venden el 20% de los cero kilómetro del país.
En Entre Ríos, una medida cautelar se interpuso luego de una acción colectiva presentada por damnificados en 2019. En menos de dos años, los valores de las cuotas habían crecido por encima del 100%, muy lejos de las promesas iniciales de montos fijos y con poco interés. Sin embargo, el Poder Judicial revirtió la medida y la dejó sin efecto desde mayo de 2022. Si bien el caso sigue abierto, mientras haya una resolución, nuevamente los valores de las cuotas se dispararán a precios siderales, que significan en la mayoría de los casos la mitad o más de los ingresos de quienes firmaron el plan de ahorro.
Belén Andrián es un caso testigo de la problemática. En 2016 recibió una llamada de una concesionaria Volkswagen, que le ofreció acceder a un Gol Trend en 84 cuotas fijas, con un interés que, de acuerdo a la promesa del vendedor, no superaría el 7%. Confiada e ilusionada, la paranaense firmó el contrato de adhesión y comenzó a pagar $1.800 por mes: "Yo nunca creí que las cuotas se mantuvieran, es obvio que iban a aumentar, como todo. Pero nunca me esperé lo que sucedió. A los dos meses ya pagaba $2.000; a los cuatro meses $2.400; y así. En el mes 13, luego del primer año, ya pagaba arriba de $4.000. Y ese ritmo, desenfrenado, fue subiendo mes a mes. Hasta que se hizo insostenible y fuimos a la Justicia".
Belén es una de las 99 personas que presentaron un amparo colectivo para que se atienda su reclamo. La medida fue rechazada, pero el caso se readecuó y el expediente se giró a un juzgado, donde se trabó una cautelar en 2019. Eso permitió congelar el precio de las cuotas. Las concesionarias objetaron la determinación y la Cámara de Apelaciones revirtió la decisión, sentencia que luego fue ratificada por el Superior Tribunal de Justicia (STJ), máximo órgano judicial de Entre Ríos. A su vez, un recuso extraordinario para llegar a la Corte Suprema también fue rechazado, motivo por el cual se estableció que mayo sería el límite del congelamiento. No obstante, el expediente sigue su curso y se aguarda una resolución de fondo. Aunque, claro, los tiempos y las urgencias de la Justicia no son los de los vecinos de a pie.
Previo al paso judicial, hubo instancias de mediación, también sin éxito. "Los abogados de las concesionarias nos decían que ellos no tenían ni idea del reclamo ni del problema. Los mandaban para cumplir, era una vía administrativa y evidentemente no les interesaba llegar a una resolución. Mientras tanto, seguíamos pagando, cada vez más. Los encargados de los comercios nos dijeron que ellos no controlaban lo que vendían los empleados, nos endilgaron la responsabilidad por el chantaje al cual nos sometieron", relata Belén, quien ya lleva pagadas 73 de las 84 cuotas de su auto. Debería estar a unos pocos miles de pesos de quedarse con su auto y sin deudas. Sin embargo, pese a haber pagado seis años del plan, aún debe $930.000, de los cuales $560.000 corresponden a la cautelar y $370.000 a las cuotas pendientes.
En lo que tiene que ver con el valor del vehículo, la actualización ha estado muy por encima de la inflación oficial: el Gol Trend de Belén en 2016 estaba cotizado en $241.500; hoy está valuado en $2.762.550. Es un 1.050% más en seis años. "Para colmo ya tengo el auto. Al que no lo sacó, le recomiendo que no lo busque. Que deje de pagar, que entienda que perdió plata, pero que se evite el dolor de cabeza", apunta. La ahorrista ya pagó, al menos, dos veces el valor inicial de su vehículo, pero debe cinco veces más. Al final, va a abonar entre siete y ocho veces el precio que imaginó al inicio del plan.
En un intento de saldar el vehículo, Belén quiso sacar un crédito, pero los bancos no les dan préstamos a quienes tienen planes de ahorro. "Estoy entrampada. La última cuota fue de $10.396 y la próxima va a ser de $37.600. Significa más del 50% de mi sueldo. Vivo sola, no tengo otro ingreso y se me hace imposible", afirmó.
El reclamo de los ahorristas tuvo eco en los despachos de la Casa Gris. La ministra de Gobierno de la provincia, Rosario Romero, se acercó a una manifestación llevada adelante frente a los Tribunales y luego mantuvo contacto en su oficina con los damnificados. El acercamiento significó la posibilidad de hallar una salida política a la problemática. Entre otros puntos, se habló la posibilidad de mantener una reunión con la Inspección General de Justicia, órgano que controla a nivel país la administración de los planes, para que intervenga y logre, como mínimo, un alivio de los costos de la cautelar, que ahora comenzarán a ser pagados en las cuotas.
En ese encuentro estuvo participando Sandra López, abogada del Centro de Orientación, Defensa y Educación al Consumidor (Codec), entidad que se ha establecido como representante de los demandantes. En contacto con El Destape, la letrada calificó como "perverso" el sistema de planes de autoahorro, a la par de criticar el fallo judicial que revocó la cautelar.
"Nosotros planteamos que estos contratos de adhesión contienen cláusulas abusivas. Es decir, dejan librados al azar los incrementos, que son establecidos por las empresas sin ningún tipo de referencia objetiva. Pedimos, en ese sentido, que se contemple ese escenario y que se fije un criterio claro, atado a la inflación o a otra variable que habilite, de forma previsible, a conocer el precio de las cuotas por adelantado. Hoy los ahorristas no saben cuánto van a pagar el mes que viene", explicó López. Y agregó: "El fallo judicial que revoca la cautelar toma al ahorrista como un inversor, por el tipo de sistema, y no como un consumidor. Lo compara con el mutualismo, lo pone a la par de la empresa, prácticamente, cuando la relación es completamente desigual y uno está totalmente a merced de lo que defina el otro".
Para cerrar, la abogada subrayó: "Esto es un sistema perverso, donde el consumidor no puede salir de una red donde queda atrapado. Está afectado no sólo él, sino que también garantes. Es decir, si no paga se le cobra a terceros que muchas veces, solidariamente, acceden a firmar. Nuestra sugerencia es que la gente nunca más firme este tipo de planes, que los evite, que no se preste a un mecanismo desigual, riesgoso y perjudicial incluso para la salud".