Cómo convertirte en un experto en lo que quieras

31 de julio, 2023 | 00.35

Los expertos tienen esa asombrosa facilidad de hacer parecer simple lo complejo y fácil lo más difícil. Para quien se especializa en un tema, todo el universo de aquello que estudió está al alcance de una idea o una palabra.

Se dice que el conocimiento amplía horizontes. De allí el valor de conocer fenómenos y materias en profundidad. 

¿Te gustaría especializarte en algo en particular? En este artículo te vamos a contar qué implica realmente ser experto en algo. Además, veremos qué tenés que hacer para convertirte en uno. ¿Estás listo?

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¿Qué es ser un experto en un tema?

Ser experto en algo no implica necesariamente tener muchos títulos. De la misma manera y lamentablemente, es posible acumular diplomas sin comprender realmente en profundidad un tema. 

Lamentablemente, es posible acumular diplomas sin comprender realmente en profundidad un tema. 

Ser experto es incorporar aquello que te apasiona a tu ser. Se trata de convertir aquel conocimiento en parte de quién sos y no solo lo que hacés.

Convertirse en experto implica un compromiso por desarrollar tu propio potencial como persona, empujando tus límites. Va más allá de superar una serie de metas a corto y mediano plazo. 
 

¿Cuánto tiempo necesitás para convertirte en un experto?

Ser un verdadero experto requiere décadas de compromiso y dedicación. Vivimos en un mundo que demanda la superación constante de pruebas. Sin embargo, la idea de “hacer carrera”, como atravesando una sucesión de postas consecutivas, limita la concepción de lo que implica ser experto en una materia.

La idea de “hacer carrera”, como atravesando una sucesión de postas consecutivas, limita la concepción de lo que implica ser experto en una materia.

Acá no hay atajos ni fórmulas infalibles. Es por eso que, si te apasiona algo y estás determinado en convertirte en experto, no estás exento de sentir el impulso de abandonar. Y es precisamente por eso que no todos llegamos a serlo. 
 

K Anders Ericsson y las 10.000 horas 

¿Escuchaste hablar alguna vez de la regla de las 10.000 horas? Es una idea bastante popular. Fue desarrollada por el psicólogo K. Anders Ericsson. Este académico pasó su vida investigando cómo las personas lograban convertirse en expertas.

Observó distintos ámbitos, como el del deporte, la música, el ajedrez y la medicina. A partir de sus observaciones, Ericsson acuñó el término “elite performers”, particularmente pertinente, para él, cuando hablamos de destreza músical.

Lo que pudo comprobar, gracias a su investigación, es que todas las personas que logran destacarse en ámbitos fuertemente competitivos tienen algo en común: dedicaron al menos 10.000 horas de práctica “deliberada y sostenida”.

Esto significa que no existe talento, pasión o ganas que le ganen a la dedicación. La manera de incorporar los saberes y habilidades es, entonces, trabajar de manera consciente, sosteniendo el foco y la concentración. La comprensión lectora, otro aspecto estudiado por el psicólogo, depende también de estos factores.

Ericsson descubrió que quienes se destacan en algo le han dedicado a aquello al menos 10.000 horas de práctica “deliberada y sostenida”.

 

Para convertirse en experto, a largo del camino el objetivo debe ser siempre superarse a sí mismo, es decir, progresar. Esto no es lo mismo que repetir una actividad una y otra vez hasta obtener algún tipo de validación cortoplacista. 

Las ideas de Ericsson fueron más tarde popularizadas por Malcom Gladwell en su libro Outliers (Fueras de serie: ¿por qué unas personas tienen éxito y otras no?). Es así que las famosas 10.000 horas pasaron a formar parte de la cultura general.

Sin embargo, el mismo Ericsson leyó el libro y no le gustó. ¿El motivo? Al parecer, Gladwell habría malinterpretado y simplificado sus ideas. Ericsson aclara que uno no puede alcanzar un nivel de experto en cualquier práctica, lo cual no queda claro en el libro de Gladwell.

Pasos para convertirte en un experto en lo que quieras

Ya vimos que la constancia, dedicación y trabajo a consciencia son importantes si queremos convertirnos en expertos en algo. Ahora bien, ¿cuáles serían los pasos a seguir?

Cuando algo nos fascina, es común soñar con lucirnos como expertos en la materia. Sin embargo, muchas veces nos sentimos intimidados por semejante proyección y no sabemos por dónde empezar.

No hay una fórmula mágica ni una serie de pasos inamovibles a la hora de especializarse en algo. Pero te vamos a compartir, a continuación, una descripción genérica que describe el camino de los expertos en cualquier área. Seguramente te será de ayuda, y ojalá te inspire. Tomá nota.

Encontrá un tema

Si hay un concepto que atraviesa a los expertos es el de especialización. Un violinista experto sabe mucho de música y probablemente sepa tocar otros instrumentos. Sin embargo, su expertise está concentrado en un instrumento.

De la misma manera, un profesional especializado en anatomía comparada es, antes que ello, biólogo. Como tal, sabe de muchas otras cosas. Pero la anatomía comparada es la materia en la que decidió enfocarse para alcanzar un nivel excepcional de conocimiento.

Identificá en dónde estás parado

Muy bien, el objetivo es claro: llegar a nivel experto en aquello que más te apasiona. Pero tu relación con ese algo no comienza hoy. ¿Conocés algo de la materia? ¿Tenés experiencia o conocimientos previos? ¿En qué nivel te pasionarias? 

Puede que nunca hayas hecho aquello que hoy te proponés, que tengas cierta experiencia básica a nivel de hobby o que ya te destaques por sobre la media. Identificar tu relación preexistente con aquello en lo que hoy te proponés profundizar es el primer paso para diseñar el camino a seguir.

Recordá que el nivel de expertise no se mide solamente en función del tiempo dedicado. La dedicación que le imprimas a la actividad o materia influye muchísimo. Solo las personas comprometidas se convierten en expertos.

Solo las personas comprometidas se convierten en expertos.

La etapa del aprendiz 

El médico, profesor e investigador Roger L. Kneebone indentificó una serie de etapas por las que ha pasado cada experto. La primera es la del aprendiz. 

Al comienzo vas a trabajar bajo supervisión. Aprender las cosas de la misma manera que otras personas con mayor experiencia que vos es el objetivo de esta etapa temprana. Muchos abandonan acá. ¿Por qué? Porque, sencillamente, ser aprendiz es tedioso. 

“Estoy haciendo lo que me dicen y no lo que quiero”; “Me aburre”; “Progreso mucho más lento de lo que creo que debería”; “No sé para qué me metí en esto”...  

Estas son algunas de las frases que pueden hacer eco en tu cabeza mientras atravesás esta difícil pero fundamental etapa. Aunque cada proceso sea diferente, lo cierto es que, por lo general, son varios los años de trabajo repetitivo los que se requieren para dejar de ser aprendiz. 

Sea que trabajes con materiales como un pinceles y acrílicos, o con un grupo de personas, llegar a entender sus posibilidades y limitaciones lleva tiempo. Es necesario que experimentes la variedad de la que tu equipo (material o humano) es realmente capaz. Y para esto vas a necesitar horas, horas y más horas.

Puede que no seas consciente, mientras tanto, de la inversión que estás realizando. Pero esta tediosa preparación será fundamental en el futuro: no hay experto que no haya pasado por ella.

Luego, con este bagaje, tendrás la opción de elegir qué tomar de lo aprendido al principio. También qué cosas modificar, qué cosas descartar, y qué proponer de nuevo. 

¿Cuándo termina la etapa del aprendiz? Cuando a vos, siendo honesto y crítico de tu estadío, te parezca. Esta es la mejor parte de especializarse en lo que uno quiere: el camino que tomes depende de vos.

La etapa del viajero

Viajero, será mejor que te pongas un calzado cómodo. Según Kneebone, esta etapa puede durar alrededor de diez años.

¿Completaste un arduo entrenamiento en aquel trabajo que te interesa hacer? ¿Estás tomando completa responsabilidad sobre tu trabajo y las personas que lo experimentarán? ¿Te morís de ganas de mostrar tus conocimientos y/o habilidades al resto? ¿Te preocupa cometer errores y hacer las cosas de manera equivocada, ahora que sos responsable de vos mismo?

Todos estos son indicadores de que te encontrás en la etapa del viajero. Este estadío nos permite abrir las alas y abandonar el nido del maestro para comenzar a volar por nuestra cuenta, no sin sufrir de algún que otro golpe.

La transición hacia la independencia nunca es tan simple. Probablemente ya hayas superado pruebas y exámenes que acrediten tu nivel de conocimiento en el tema. 

Si bien los reconocimientos son siempre bienvenidos, un verdadero experto enfoca su dedicación en otro sentido. No se trata solo de obtener validaciones formales, sino de propósito de aquello que le interesa.

Seas médico, músico, mecánico o escritor, tu esfuerzo deberá estar ahora enfocado a satisfacer a aquel otro que da sentido a tu actividad: pacientes, audiencia, clientes o lectores, por ejemplo. 

Por otra parte, llegó el momento de agregar tu propia impronta. Ya fuiste aprendiz, ya sabés ejecutar o entender lo que otros inventaron antes que vos. Ahora que te independizaste, podrás agregar tu sello.

Los verdaderos expertos se apropian de su objeto de estudio de esta manera. De nuevo, esta idea es aplicable a cualquier tema: podes haber sido aprendiz de tenis, por ejemplo, y hoy estar inventando tus propias jugadas, con movimientos inesperados.

¿Sabés cuál es la prueba de que te encontrás en la etapa del journeyman? La capacidad de improvisar. Esto, tan lindo de ver en los mejores profesionales y artistas de cualquier rubro, se logra solo después de haber atravesado años de repetición como aprendiz.

La capacidad de interpretar cada situación e inventar una respuesta a la medida en forma instantánea tiene más que ver con la formación que con aquello que llamamos “talento”. 

Tu individualidad cobra así mayor valor. Pero nunca olvides a aquellos “otros” tan importantes que mencionamos más arriba.

Cuando seas un excelente improvisador, sabrás que estás cerca de llegar al siguiente y final estadío del experto: el maestro.

El estadio del maestro

Un maestro:

  • Es responsable del trabajo y desarrollo de otras personas que se encuentran bajo su guía y supervisión.

  • Siente compromiso por la materia en la que lleva tantos años trabajando y la necesidad de realizar un aporte.

  • No siempre puede escapar al síndrome del impostor, que le hace pensar que no merece estar en la posición en la que se encuentra.

No solo lleva mucho tiempo llegar a esta etapa, también es difícil identificar cuando uno alcanza el estadío del maestro. Los avances son siempre progresivos y no es fácil medirlos y apreciarlos con objetividad.

Un experto es un maestro con años de experiencias y aprendizajes en su haber. Una colección de logros y errores, satisfacciones y frustraciones lo han formado. 

Algo curioso es que cuánto más sabe un experto, menos experto se considera. ¿Cómo es esto? Simplemente, a medida de que uno avanza en entendimiento, va tomando mayor consciencia de lo insondable que puede resultar cualquier materia. 

El conocimiento es infinito. Esto se aprecia cada vez más en el camino del experto. Siempre hay algo más que perfeccionar, explorar o descubrir. Un experto es, por definición, inacabado. 

Cuanto más sabe un experto, menos experto se considera a sí mismo.

Es así que el experto no se sienta de brazos cruzados a contemplar sus logros. El entendimiento sigue profundizando, ahora con la ayuda de aprendices a quienes guía y de los que también aprende. De esta manera, podemos imaginar el avance de las artes y ciencias como un círculo infinito. 

Conclusión

Describimos tres etapas que atraviesa todo experto en la materia que sea: la del aprendiz, la del journeyman (viajero) y, finalmente, la del maestro. Aunque sus definiciones sean bastante claras y haya capacidades y prácticas directamente asociadas a cada una, diferenciarlas no es tan fácil.

Pasar de un estadío a otro no se logra de manera lineal. No hay rito de pasaje que dé cuenta de la conclusión de la etapa anterior. Además, el síndrome del impostor, aquella sensación que nos hace creer que no merecemos el lugar en que otros nos ubican, es difícil de combatir.

Aunque los tres estadíos parezcan obvios vistos desde afuera, es fácil perderse en el camino. Es por eso que, si decidiste que querés convertirte en experto en algo, te recomendamos que los tengas como referencia.

Cuando te sientas frustrado o estancado, recordá que es lo más normal del mundo. Mientras aquello en lo que estás especializándote siga despertando tu pasión, no lo abandones.

Por el contrario, si llegás a descubrir que tu interés va por otro lado, no hay nada de malo en cambiar de orientación. La constancia y dedicación se logra solo cuando aquello que estudiás te interesa realmente.

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