En la mañana de este martes se dio a conocer la triste noticia de la muerte de Kuky, una de las elefantas africanas que vivieron en el Ecoparque de la Ciudad de Buenos Aires durante 31 años. Aún se desconocen las causas de su fallecimiento y se realizará una necropsia para poder determinarlas con precisión.
Según el comunicado emitido por el ex zoológico, el equipo del Ecoparque asistió a Kuky en todo momento. El deceso ocurrió en el ambiente donde vivía junto a su compañera Pupy, quien continuará recibiendo asistencia y contención por parte de sus cuidadores.
Kuky llegó al ex zoológico en 1993 procedente de Sudáfrica y se instaló en el Templo Hindú de los Elefantes en el Ecoparque. En junio de 2020, se planeó trasladarla a un santuario de elefantes, al igual que su compañera Mara, pero dichos planes quedaron suspendidos posteriormente.
Durante más de tres décadas, Kuky estuvo acompañada por Pupy, otra elefanta africana que llegó a Buenos Aires junto a ella en 1993. Ambas fueron adoptadas por Norma, quien era un habitante histórico del ex zoológico. Norma llegó a Buenos Aires en 1953, con tan solo 15 años.
La muerte de Norma en abril de 1995 marcó un momento triste para el zoológico, ya que era el animal de mayor edad en ese entonces. Su fallecimiento se produjo por una descompensación cardíaca debido a la vejez que padecía.
Desde entonces, Kuky y Pupy se apoderaron del Templo Hindú de los Elefantes, una réplica del Templo de Minaski de Bombay, construido por el arquitecto italiano Virgilio Cestari en 1904. Allí, se unió a ellas Mara, una elefanta asiática que pasó gran parte de su vida en el zoológico porteño.
Aunque se intentó trasladar a Kuky y Pupy a un santuario natural en Mato Grosso, Brasil, este plan fue frustrado debido a problemas de presupuesto y prioridades con otros ejemplares. Por lo tanto, Kuky pasó sus últimos años a pocos metros de la Avenida Sarmiento, casi en la intersección con Santa Fe.
Según lo descrito por especialistas, Kuky era una elefanta expresiva y enérgica, que padeció problemas gastrointestinales y sobrepeso. Ella y Pupy eran conocidas como "Las Reinas" por el personal del Ecoparque. Durante sus controles veterinarios, se mostraban pacientes y tranquilas.
Además, Kuky amaba la sandía y las ramas secas de los árboles, como el bambú. Solía imponerse sobre Pupy y ahora esta última quedará sola, recibiendo la visita de los cuidadores y disfrutando de manjares como heno y helados de fruta para sobrellevar el calor del próximo verano.
Cuánto años vive un elefante
Los elefantes, considerados los animales terrestres más grandes y longevos, enfrentan una preocupante reducción en su esperanza de vida cuando son mantenidos en cautiverio. A diferencia de su vida en libertad, donde suelen alcanzar los 70 años, los elefantes en cautiverio ven disminuir su esperanza de vida a solo poco más de la mitad.
Un estudio realizado durante diez años en elefantes en zoológicos de los Estados Unidos y Europa reveló que la esperanza de vida de los elefantes en cautiverio se reduce hasta 40 años. Este dato contradice la idea de que la cautividad ayuda en la conservación de la especie, ya que los elefantes en libertad tienen una mayor expectativa de vida. Además, la tasa de nacimientos en cautiverio es baja y la mortalidad de los elefantes bebé nacidos en cautiverio es alarmantemente alta.
MÁS INFO
Si bien los elefantes son conocidos por su longevidad, existen otros animales que también destacan en este aspecto. Por ejemplo, Ming, una almeja de Islandia, falleció a los 507 años cuando los investigadores intentaron extraerla del agua. Normalmente, las almejas de este tipo viven alrededor de 225 años, por lo que Ming es considerada uno de los animales más longevos registrados.
En el caso de los peces, el reloj anaranjado puede vivir hasta los 175 años, según destaca el libro "Sexuality in Fishes". Y en cuanto a los mamíferos marinos, las ballenas boreales pueden alcanzar los 200 años de esperanza de vida. Este fenómeno se explica por el hecho de que estos animales viven en aguas frías, lo que resulta en una temperatura corporal baja, un metabolismo lento y, por lo tanto, menos daño a los tejidos.