El festejo es una iniciativa de la Federación Ecuestre Argentina que reconoce así la importancia de este animal en la historia del país como "homenaje a la participación del equino en la organización histórica y económica, y en la vida deportiva de la Argentina". Se celebra esta fecha en recuerdo a la llegada de Aimé Félix Tschiffely a Nueva York.
Se trata de un jinete suizo que realizó un intenso itinerario por la geografía americana, en un recorrido que se prolongó desde abril de 1925 hasta septiembre de 1928 y que le permitió demostrar la resistencia de los caballos criollos.
Aquellos dos fieles equinos, Gato y Mancha, que hoy descansan en la estancia El Cardal junto a los restos del andariego profesor extranjero que los llevó por horizontes lejanos a la Argentina, son un símbolo de la entrega y la fidelidad del caballo a las causas nobles que hicieron historia.
Según detalló la Secretaría de Agroindustria en el país existen casi tres millones de caballos y más de 20 razas. Además, el país se encuentra entre los diez países con mayor stock de producción equina.
El caballo y la historia argentina
Más allá de la hazaña de “Gato” y “Mancha”, hay antiguos registros que marcan la importancia del caballo en la historia del país. Tras la primera fundación de Buenos Aires, Pedro de Mendoza abandonó las tierras perseguido por los pueblos originarios, y dejó atrás una tropa de caballos que encontraron en la zona pampeana un terreno ideal para reproducirse.
Dadas las circunstancias, los habitantes locales identificaron las fortalezas de los caballos y aprendieron rápidamente a domarlos. Años más tarde, Juan de Garay se encontró con equinos de excelente calidad y, desde entonces, el caballo es un símbolo de las gestas patrióticas como el cruce de Los Andes con el general José de San Martín y la defensa del Norte con los gauchos del general Martín Miguel de Güemes.