“Mira mamá, la Sirenita es negra como yo”

17 de septiembre, 2022 | 18.03

El 24 de mayo de 2023 se estrenará en los cines de todo el mundo el Live-action de La Sirenita, una de las remakes más esperadas en este formato por la significancia del personaje para los Walt Disney Studios. La animación original de 1989 se convirtió en una de las películas más populares y exitosas en la historia de la compañía e inauguró un período dorado que luego se extendería con otras producciones como La bella y la bestia, Aladdín y El rey león. Esta semana, en el marco de la D23 Expo, se dio a conocer el tráiler oficial donde se ve por primera vez a la actriz Halle Bailey como la princesa Ariel. El video, que acumuló millones de reproducciones rápidamente, hace una aproximación a lo que será el fantástico mundo subacuático dominado por el Rey Tritón, mientras se escucha a la actriz y cantante entonar las estrofas más emotivas del soundtrack “Parte de él”.

Hasta ahora nada parece salirse de la normalidad de cualquier otro estreno y la vorágine que se genera en la espera. Sin embargo, la presentación se vio opacada, para un sector de la sociedad, por una característica de la actriz protagonista: es negra. De repente el origen afro descendiente de Bailey y su color de piel se volvieron tema de conversación y una suerte de polémica en las redes sociales y plataformas, y hasta circularon memes y chistes al respecto. Entre los comentarios negativos se leyeron frases como “mi infancia fue arruinada”, de quienes crecieron en la década de 1990, porque el nuevo film de Rob Marshall no es un espejo de la princesa blanca, occidental y pelirroja; otros que señalaron con enojo e indignación que en el escrito original de Hans Christian Andersen, de 1837, la sirenita es danesa, y por ello no puede ser negra; y hasta llegaron a decir que Disney destruyó el largometraje una “inclusión forzada”.

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Del otro lado, las reacciones mayoritarias fueron ampliamente positivas y trascendieron los mensajes en las pantallas. Tal vez uno de los sucesos más conmovedores fueron los videos donde se muestra cómo les cambia la cara y la expresión corporal a niñas y adolescentes negras al ver por primera vez el rostro y color de piel de La Sirenita, momento que probablemente guardarán para siempre en la memoria. “Mirá mamá, es negra”, exclamaban emocionadas. Las imágenes son tan contundentes que redireccionaron el peso de la balanza hacia lo realmente importante, el futuro de las generaciones que podrán crecer y construir su subjetividad con representaciones diversas, y otro tipo de contenidos culturales cada vez más alejados de una visión occidental, blanca, racista y excluyente.

Disney y su nueva apuesta a contenidos más respetuosos de la diversidad

Elis Black es comunicadora especializada en cine y series y, particularmente, sobre los contenidos de Disney, y estuvo presente en la Expo de California donde se conoció el avance de la Sirenita. “Cuando me enteré de las reacciones lo primero que me pregunté fue cuáles son las características que tiene Ariel que la hacen Ariel, y me pregunté por qué la gente estaba tan preocupada. Y pienso que, además de una cola de sirena, Ariel tiene una voz maravillosa, una voz que es protagonista de la película, porque incluso es parte del conflicto principal. Ariel es dulce, es tan dulce como su voz y tiene la capacidad de comunicarse sin esa voz. Y viendo a Hailey Bailey te das cuenta de que tiene todas esas características y más”, explicó.

Sobre la decisión de incluir a una persona afrodescendiente y modificar la versión original Elis explica que lxs ejecutivos de Disney tienen que pensar en nuevas historias que contemplen universos que no estaban años atrás: “Mucha gente está esperando ver exactamente lo mismo que vieron en dibujito, pero traducido a la vida real. Pero los Live-Action no son eso, son una forma de poder contar una historia más avanzada, más inclusiva. Una historia en la que una princesa no es una un potus que se queda parada esperando por el príncipe azul, una historia en la que las nuevas jóvenes e infancias se puedan sentir identificadas. Son las formas de recuperar ciertas cosas que no estaban en las historias originales y que el mundo de hoy necesita”.

“Justo vengo de estar una semana en los parques de Disney en California para la presentación de la D23 Expo y la cantidad de jóvenes, adultos, niños, que hacen cosplay y usan disfraces de las nuevas princesas, los nuevos personajes y trajes de personajes que iban exactamente con su tipo de pelo o con su rostro –relató la comunicadora- realmente creo que hay un cambio muy importante en la idea de que todos podamos sentirnos representados, no solo el que es rubio, blanco, y de ojos claros. Me pasó a mí: un día vi una princesa que tenía el pelo castaño y leía como yo y desde ahí soy fan de Bella. Creo que todos merecemos eso”.

La importancia de las representaciones en la infancia y la adolescencia

Malu Campello (41) es socióloga y fotógrafa. Es brasilera, pero vive hace más de una década en Buenos Aires y es afrodescendiente. Ella recuerda que en la década de 1980, en Brasil, -país donde la población negra e indígena es del 50%- en los programas de TV no se veían personas negras: “Todas mis amigas querían ser Paquitas, las que bailaban en el programa de Xuxa, y obviamente nunca hubo una Paquita negra. Y a mí no me gustaba Xuxa. Pero después de grande me empecé a dar cuenta que no ver y decir que no me gustaba era también una forma de defensa al saber que yo nunca iba a estar en esos programas y nunca podría ser parte. De chica me gustaba bailar en frente a la tele con los pomponcitos, como si fuera bailarina del programa, pero sabía que yo nunca estaría ahí. Lo mismo con las películas, porque nunca me sentí representada”.

Desde fines de siglo XX hasta la actualidad y, sobre todo, a partir de la incorporación de los dispositivos electrónicos al circuito de consumo ordinario,  la TV y las plataformas digitales han adquirido un papel fundamental en la construcción de sentido, tan o más importante que la escuela. En la infancia los contenidos culturales y espacios de juego contribuyen a imaginar mundos y futuros posibles, adquirir roles sociales y también a incorporar prejuicios, estigmas y límites que luego se reafirmaran en las diferentes trayectorias vitales. Nos guste o no, las películas son herramientas educativas y pedagógicas que inciden en la forma que tenemos de entender las cosas. Crecer en un mundo donde todo parece ser exclusivamente para blancos, donde no hay lugares para la diversidad, implica naturalizar la exclusión y la discriminación. Es limitar lo que unx puede o desea hacer.

“Por mucho tiempo naturalicé la ausencia porque me parecía más fácil, principalmente porque soy una chica negra adoptada por padres blancos y ellos no tenían idea lo que sufría, lo que vivía. Mi manera de aceptarlo fue naturalizarlo -recordó Malu-. Recién me lo pude preguntar de grande, en la universidad a los 18 años”. En su infancia tenía todos los libros Monteiro Lobato, un escritor de cuentos infantiles muy famoso Brasil cuya obra fue incluso adaptada a una serie de TV y que recién ahora es cuestionada por su clara matriz racista: “Leí toda la colección y no me parecía racista, yo no sentía que tenía que ver conmigo, pero había una señora que era la cocinera por ejemplo, que la trataban re mal todo el tiempo. Yo no me daba cuenta o no quería, porque era una mujer negra”.

“Cuando no te sentís representadx obviamente no imaginás que podes llegar a ciertos lugares. Siempre imaginás que tu lugar es lo mínimo, lo más bajo. Cómo vas a llegar a ser una modelo famosa, o una sirena, por más que no existan, o una actriz. Cómo vas a llegar si no hay ninguna que sea como vos –se preguntó Malu– yo creo que tener representaciones negras me habría cambiado todo, no habría crecido con autoestima tan baja, que dura hasta hoy, y además la gente que me rodea también me hubiera tratado diferente. Quizás si existieran más contenidos negros, si la gente pudiera ver también, percibirían que somos normales, somos como todos, y no habría tanta diferencia”.

Discriminación y racismo

“La elección de Halle Bailey genera polémica principalmente porque el mundo es racista. Siempre estuvimos en el lugar del servicial, principalmente la mujer negra que siempre era la esclava, la prostituta o la ladrona. Yo la única vez que trabajé en una telenovela mi personaje era una presa. El mundo quiere ver todavía a las mujeres negras ahí y les molesta que estemos en un lugar que antes era exclusivo para una mujer blanca -señaló la socióloga y fotógrafa- por eso para mí el feminismo está muy lejos de llegar a nosotras. Porque si bien el feminismo es muy importante y hay que llegar, todavía es blanco. Mientras en el comienza del feminismo las mujeres estaban peleando para poder trabajar, nosotras las mujeres negras, mis ancestras, estaban peleando para poder no trabajar. Es una desigualdad que todavía no se puede imaginar”.

Por su parte, la comunicadora especializada en Disney identificó que además de las personas ofendidas porque quería una Sirenita como la original, blanca y súper pelirroja, un pretexto para ocultar el racismo implícito, en las redes circulan memes, chistes y bromas sobre oscurecer a los personajes de Disney o cambiarles el pelo y ahí sí interviene siempre el racismo explícitamente: “Y si no crees que interviene el racismo fíjate un poco más en el chiste que estás haciendo. Sumado a esto es llamativo que nadie está hablando de la Sirenita porque tiene más o menos tetas, o porque tiene los hombros más o menos anchos, o porque es más alta, o porque la cola es de un color o de otro. El problema que tienen con Ariel es el color de piel. Entonces a la hora de identificar el problema interviene siempre el racismo”. 

Cine y TV, un mundo hegemonizado por varones blancos

A pesar de los grandes avances históricos en términos de debates y conquistas sociales, en los contenidos audiovisuales, ya sea publicidad, televisión, radio o cine, aún se observa una sobre representación de las personas blancas y occidentales, al tiempo que se ocultan y marginan otras identidades y etnias. Esto conlleva connotaciones tanto ideológicas como políticas y provoca que, por ejemplo, las personas blancas pueden protagonizar cualquier papel sin problemas, mientras que los sujetos racializadxs tengan lugares menos visibles o importantes, se limitan a roles secundarios, o caigan en los estereotipos.  Algo similar ocurre con otras minorías sociales como personas con discapacidad o del colectivo LGBTIQ+.

En Hollywood, el colectivo de afroamericanos y latinos ha permanecido históricamente en la sombra y se han reproducido estereotipos negativos que perpetúan imágenes sesgadas y alejadas de la realidad. Según el informe Hollywood Diversity Report, el 2020 fue el año récord de diversidad en Hollywood. Según el documento lxs actores y actrices "no blancxs" representaron casi el 40% de los papeles protagonistas en las principales películas, lo cual muestra una buena cifra en comparación con solo el 10,5% de hace una década, y de ellos solo el 5,7 % son latinxs. Con respecto al género, las mujeres ocuparon el 48% de los papeles principales. "Las 'personas de color' y las mujeres hicieron enormes avances entre los protagonistas de las producciones desde el último informe, consolidando 2020 como un momento decisivo para la diversidad en este importante ámbito laboral", dijo el informe. Sin embargo lo que se advierte es que los proyectos protagonizados por mujeres y "no blancas" tendieron a tener menores presupuestos aquellos con protagonistas blancos y masculinos.

Es que, muchas veces el problema empieza y crece en las cadenas de producción que incluyen a guionistas, directorxs e inversorexs. En 2019, una revisión de los 1.300 films más taquilleros entre 2007 y 2019, Iniciativa de Inclusión Annenberg de la USC, indicó que de las 1.300 cintas y 1.447 directorxs solo el 6,1% fueron negros, el 3,7% latinos y el 3,3% asiáticos. Y solo el 5% fueron mujeres. Entre los directores de casting  los hombres negros representaron solo el 2.2%.

Llamativamente el Informe sobre inclusión reconoce el trabajo que ha hecho Disney que obtuvo el mayor puntaje con sus 19 medidas de inclusión orientadas a mejorar el porcentaje de protagonistas y coprotagonistas femeninas, las guionistas, directoras subrepresentadas y los personajes parlantes LGBTQ.

¿Una Sirenita negra es suficiente?

Otro caso reciente que generó repudio en sectores reaccionarios fue la película de Pixar, Lightyear, donde se incluyó una escena de un beso entre dos personajes del mismo sexo y por ello fue prohibido su estreno en varios países. La película animada Encanto, por otro lado, estrenada en noviembre de 2021 está inspirada en Colombia y rinde un homenaje a su historia, su cultura y sus tradiciones, revalorizando a los afrodescendientes, campesinos y pueblos indígenas. Para la construcción de los personajes y el guion, los directores trabajaron con un grupo de expertxs locales, ‘cultural trust’, entre quienes se destaca Edna Liliana Valencia, una periodista afrocolombiana consultora en representación afro. Su labor se centraba en evitar errores de representación caricaturizardos o estereotipados. 

“La gente de mi generación crecimos con el referente de una princesa de Disney lejana, que no se parecía a nosotras, que vivía una vida de reinas que nosotras no podíamos tener. Pero ahora las niñas de esta generación van a crecer con un personaje de Disney igual a ellas, vestida igual a ellas, con el cabello rizado, ondulado, que come arepa y juega tejo…nos da la posibilidad de creer que somos las protagonistas de la historia y sentir que somos parte de esa narrativa internacional. Me parece algo histórico”, dijo Edna en una entrevista con Infobae.

Malu considera que el proceso que atravesamos es un inicio, aunque falta mucha educación y empatía: “Ya que la gente vea una persona negra, por más que no la acepté, en algún momento va a tener que aceptarla. Es un cambio que ya no sé puede parar, tenemos que seguir avanzando, y haciendo cada vez más producciones así de cine, de literatura, todo lo que es cultura, para mostrar de dónde venimos las marronas, los marrones, los negros, las negras. Para que en algún momento nos vean como gente igual, con los mismos derechos. Que una persona blanca con privilegios sea consciente que no vive ciertas situaciones que nosotrxs vivimos a diario”.

Elis Black indica que lo hecho hasta ahora no es suficiente y que sigue siendo una deuda de las grandes empresas con la comunidad. Además, cuestiona que en poco tiempo se fueron metiendo personaje e historias todas juntas porque no habían entrado antes de una manera que quizá muchos consideran hasta “forzada”. “Desde una posición de privilegio, no nos dábamos cuenta cómo es para una persona que hoy recién aparece reflejada en la pantalla haber pasado tanto tiempo sin ver a alguien parecido. Creo que eso también nos abre los ojos al resto, a quienes sí nos vimos identificados en algún momento y lo tomamos como algo natural. Nos abre los ojos para entender que no es natural para todos y que hay un largo camino para recorrer.

La elección de Bailey como Ariel no puede leerse de forma aislada sino en el marco de una nueva tendencia que apunta a crear contenidos para las infancias más representativos y respetuosos de la diversidad sexual, étnica, cultural y corporal, entre otras. Lo que sí debemos entender es que ni una Sirenita negra, ni una pareja homosexual, son garantías de un cambio paradigmático si no van acompañadas de una real discusión colectiva que implique cambios a nivel institucional, político y económico de las empresas creadoras de sentido.

MÁS INFO
Fabiana Solano

Mi nombre es Fabiana Solano y tengo 34 años. Soy socióloga egresada de la UBA y casi Magister en Comunicación y Cultura (UBA). Digo ‘casi’ porque me falta entregar la bendita/maldita Tesis, situación que trato de estirar con elegancia. Nunca me sentí del todo cómoda con los caminos que me ofrecía el mundo estrictamente académico. Por eso estudié periodismo, y la convergencia de ambas disciplinas me dio algunas herramientas para analizar, transmitir, y explicar la crisis del 2001 en 180 caracteres. Me especializo en culturas y prácticas sociales, desde la perspectiva teórica de los Estudios Culturales. Afortunadamente tengo otras pasiones. Me considero una melómana millennial que aprovecha los beneficios de las múltiples plataformas de streaming pero si tiene que elegir prefiere el ritual del vinilo. Tengo un especial vínculo con el rock británico (siempre Team Beatles, antes de que me pregunten), que se remonta a mis primeros recuerdos sonoros, cuando en mi casa los domingos se escuchaba “Magical Mistery Tour” o “Let It Be”. Además soy arquera del equipo de Futsal Femenino de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), rol que me define mejor y más genuinamente que todo lo que desarrollé hasta acá. Por supuesto que la política ocupa gran parte de mi vida y mis pensamientos. Por eso para mi info de WhatsApp elegí una frase que pedí prestada al gran pensador contemporáneo Álvaro García Linera: “Luchar, vencer, caerse, levantarse, luchar, vencer, caerse, levantarse. Hasta que se acabe la vida, ese es nuestro destino”.