Damaris Álvarez, una mujer trans, cuidó desde su nacimiento y durante dos años a "Ismael", el hijo que decidieron tener en 2018 con una amiga de toda la vida antes de iniciar su proceso de transición y que solo después se enteró que no era genéticamente suyo. La madre gestante, que estaba en un estado extremo de vulnerabilidad, siempre estuvo de acuerdo con que sea ella la encargada de criar al niño; sin embargo, el Estado y la Justicia cordobesa intervinieron hace más de dos años para sacarle la tenencia, a pesar de que el bebé estaba inscripto además en el registro civil a nombre de ambas.
En el medio, cuando el test de ADN dio negativo, le interpusieron una denuncia por el supuesto delito de supresión de la identidad. Fue sobreseída hace dos semanas, pero la sola presentación legal la alejó desde entonces de Ismael, quien fue declarado en estado de adoptabilidad. Las abogadas de Álvarez aseguran que irán a la Corte Interamericana de Derechos Humanos si la situación no se subsana y cuestionan el sesgo discriminatorio de la Justicia cordobesa.
“Mi hijo tiene que estar conmigo. Si no hay un delito, como dice la Justicia, entonces solo me lo sacaron por ser una chica trans. Me lo sacaron sin motivo y me empujaron a dos años de sufrimiento por nada”, reflexionó con El Destape Damaris. En estos últimos dos años, ella vio una sola vez a Ismael, a pesar de los constantes pedidos que presentó para que le aprobaran visitas semanales. Intentó que no se desgastara el vínculo con el nene ya que la Justicia actuó muy lentamente.
La falta de información, el paso del tiempo y el accionar de la Justicia al servicio de la heteronorma alejaron a Ismael de Damaris.
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De acuerdo a sus abogadas, la compleja trama judicial en la que está envuelta y “la tremenda injusticia” comenzó cuando Ismael estuvo internado durante 20 días en el hospital por una afección de salud que padeció en sus primeros días de vida. Fue en ese momento en que los miembros de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) y los equipos técnicos de tribunales consideraron que la madre gestante no podía hacerse cargo del niño y radicaron la denuncia contra ella. A Damaris, quien había estado durante todo ese tiempo cuidándolo en el hospital, no le permiten tampoco llevárselo a la casa hasta que no se hiciera un examen que corroborara el lazo sanguíneo.
“Ahí ya le ponen un signo de interrogación a su vínculo solamente por ser trans, pero si hubiera sido ´Juan Carlos´, esto no hubiera pasado. La sospecha solo puede fundarse por la discriminación por ser una mujer trans”, subrayó a este medio Sabrina Kenis, quien lleva adelante la defensa de Damaris junto a Paola Dauría y Romina Tissera Costamagna.
La jueza de Menores Zulma Palmero fue quien le pidió que se sometiera al análisis de ADN, que arrojó un resultado negativo. En ese sentido, la fiscalía sostiene que este examen fue impulsado "sin que a ninguna de ellas se les haya explicado previamente las posibles consecuencias penales si el análisis de histocompatibilidad excluía de la paternidad biológica a Damaris". En ese momento ninguna contaba con asistencia legal.
Tras el estudio, Palmero decidió que la tutela del nene estuviera a cargo de la abuela materna, aunque sabía que sería Damaris quien estaría velando por la salud del nene. Aclaró que, mientras tanto, iba a buscar "una familia hétero" que se hiciera cargo del nene, de acuerdo al relato de la denunciante. “La jueza me dice que mi hijo tenía que ser criado por una mujer y un papá. Como si fuera un objeto, me dice que me lo lleve, que mientras tanto ´iba a ver qué hacía con él”, relató Damaris.
El inicio del proceso de adopción
Cuando el nene cumplió dos años y un mes, en 2020, miembros de la Senaf irrumpieron en el domicilio de Damaris y se llevaron a Ismael, sin previo aviso. Todo ese tiempo el bebé había estado al cuidado de ella. “Aún antes de nacer, y después de nacido, la persona que estuvo velando por los derechos de Ismael fue Damaris y la persona gestante estaba de acuerdo con que sea así. Eso no está en discusión. Los informes le habían dado muy bien como cuidadora, además. Resaltaban que el nene tenía las necesidades afectivas cubiertas”, remarcó Dauría.
A pesar de eso, la jueza Palmero inició un proceso de adopción con una tercera persona, una mujer soltera. “Con eso queda claro que a Damaris se la invisibilizó completamente por trans, que nunca se pensó que podía ser la persona a cargo de Ismael, a pesar de que ya estaba emplazada como madre”, subrayó Kenis. Esa resolución fue apelada por las abogadas y, en septiembre de 2020, un fallo de la Cámara 1° de Familia de la ciudad de Córdoba declaró nula la sentencia, al considerar que todo el proceso había sido irregular. Del mismo modo, ordenó que la causa pasara a otra jueza, Laila Córdoba, para que ella verificara si existía un vínculo efectivo entre el nene y Damaris.
La sentencia de Cámara había llegado en septiembre de ese año pero pasaron nueve meses sin que se realizaran las pericias correspondientes para que se verificara el vínculo entre Damaris e Ismael. Ya había transcurrido más de un año desde que Damaris e Ismael no se veían, así y todo, se generó entre ambos “un encuentro muy familiar”, de acuerdo a las abogadas. No obstante, el informe también confirmó que también se había consolidado el vínculo del nene con la presunta adoptante.
“Acá hubo dos grandes intromisiones arbitrarias del Estado: por un lado, porque a ella la privaron de su relación con su hijo por un delito que no cometió, cuya sentencia llegó recién dos años después y, por otro lado, el propio Estado es el que termina consolidando injustamente un vínculo y deteriorando el otro. El nivel de perversión es total si se tiene en cuenta que el fallo de Cámara decía precisamente que los jueces tenían que ver la interacción entre ambos desde el día cero”, remarcó Dauría.
Los próximos pasos en la Justicia
Hace dos semanas, el juez federal N° 2, Alejandro Sánchez Freytes, sobreseyó a Damaris en la causa penal por la supresión de identidad. De acuerdo a las abogadas de Damaris, todo indicaría que ya no quedan entonces obstáculos que la alejen de Ismael; sin embargo, la jueza Córdoba considera que sería un daño para el nene alejarlo ahora de la mujer adoptante. “Hacía un año y siete meses el nene decía que ella no era la mamá y la llamaba por su nombre, pero ahora dice esto”, se quejó Damaris.
Las abogadas apelaron esa sentencia en abril y sumaron en mayo el fallo de las últimas semanas de la Justicia penal que anula toda la acusación en la que se basó el apartamiento de Damaris de Ismael. “Hemos pedido que se la escuche, que fijen una audiencia, pero seguimos esperando”, remarcaron las abogadas. La respuesta todavía no llegó.
Las defensoras de Damaris remarcaron que ya hay un antecedente de un caso similar en la Justicia argentina que llegó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por lo que piensan recurrir a esta instancia en caso de que no haya un fallo a favor de ella. “Desde el día cero les pedimos que no repitiéramos la historia de Fornerón, pero lamentablemente es lo que está pasando”, destacaron.
Las letradas hacen referencia a la sentencia emblemática de la Corte IDH en el caso “Fornerón e Hija vs. Argentina”, por la que el Estado fue sancionado el año pasado por haber referido la guarda judicial y posterior adopción de una niña, Milagros, sin contar con el consentimiento de su padre biológico, Leonardo Fornerón, así como a la falta de establecimiento de un régimen de visitas. “Ese caso condena al Estado por haber injustamente otorgado una niña en adopción, pero también por el transcurso del tiempo que pasó desde que su progenitor hizo el reclamo hasta que pudo tener contacto”, explicó Kanis.
La postura de la Defensoría
Fuentes de la Defensora de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la provincia de Córdoba indicaron a El Destape que se trata de un proceso judicial "muy complejo", dada la vulnerabilidad de la madre gestante y los trámites que no se iniciaron a su debido tiempo sobre la tutela legal de Ismael. En ese sentido, confirmaron que la Defensoría no actuó en el caso porque nunca le fue solicitado por Damaris, sus abogadas ni tampoco por las dos juezas que intervinieron en la causa.
En opinión de los miembros del organismo, la decisión que se tomó fue "la correcta, más allá de lo cuestionable que puedan ser los tiempos de la Justicia para tomar la decisión". Tampoco creen que se actuó de esa forma solamente por la identidad de género de Damaris. "Cuando la sobreseen, el niño ya estaba en un proceso de adopción y estaba bien. Hubiera sido revictimizante que alguien que nunca se había propuesto como adoptante, y que no tiene vínculo biológico, estuviera a cargo de Ismael".
En ese sentido, sumaron: "El proceso de adopción legal no permite la posibilidad de incorporar como pretenso adoptante a quien haya ejercido la guardia de hecho pero no esté incorporado en el registro de adoptantes". Explicaron que la situación hubiera sido muy distinta si ella se hubiera seguido el "camino indicado para reclamar la adopción de ese niño como propio".