Mariana Gómez había sido condenada en 2019 a un año de prisión por resistencia a la autoridad y lesiones leves contra dos efectivos de la Policía de la Ciudad que la increparon por fumar mientras se besaba con su pareja mujer en un espacio semiabierto. Todo sucedió en en el 2017 en la estación de subte Plaza Constitución. Al grito de "¡pibe, apagá el cigarrillo!", el oficial Jonatan Rojo decidió retener a Gómez con prepotencia y luego la Justicia la condenó a un año de prisión.
Después de cuatro años y de "rechazar todo tipo de probation que le fue ofrecida", la acusada fue absuelta y La Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal consideró que "sufrió un acto de discriminación y que eso justificó su accionar" al intentar resistirse, según contó Lisandro Teskiewicz, abogado de Mariana, a Télam.
El letrado destacó que "estamos muy contentos con este fallo, ya que durante estos cuatro años que Mariana se sometió a este proceso judicial sufrió mucho, perdió muchos trabajos pero ella quería probar su inocencia y no aceptó ninguna probation". Explicó que tanto Mariana como su pareja, Rocío Girat, sufrieron abusos en su infancia y en ningún momento la Justicia les dio respuestas a sus demandas, por lo que "ahora al escuchar el fallo se pusieron a llorar porque sintieron que la Justicia les había dado esa respuesta".
"El fallo es muy importante para toda la comunidad LGBTQ, porque Casación reconoce que hubo un acto de discriminación tato del oficial de justicia como del empelado de Metrovías y la jueza de primera instancia que la condenó hizo valoración de la prueba que continuó con esa discriminación", afirmó el abogado de Gómez.
Para los jueces "la orden de detención del oficial de Policía contra Mariana tiene su origen en un acto de discriminación por lo que ella tenía derecho a defenderse ya que no esta obligada a soportar ese acto". "Esta parte del fallo es fundamental ya que no sólo habla de Mariana y Roció sino de todes les habitantes les habitantes que no estamos obligados a soportar que nos discriminen, por eso Mariana tuvo derecho a resistirse", dijo Teskiewicz y afirmó que los testimonios de los testigos fueron clave para determinar el acto discriminatorio.
La discriminación que sufrió Mariana Gómez
Mariana Gómez estaba junto a su novia, Rocío Girat, conversando y fumando mientras se despedían en el Centro de Trasbordo de la línea C de subtes, en Plaza Constitución.
En ese momento, el oficial Jonatan Rojo increpó a Gómez y la trató de "pibe", pidéndole que apagara el cigarrillo, mientras que había otras personas a su alrededor fumando, según consta en el acta. Las jóvenes aseguraron en ese momento que la aprehensión fue un acto de lesbofobia que se hizo evidente también en la forma de dirigirse a Mariana en masculino.
Los efectivos adujeron que Gómez respondió mal tras ser apercibida por estar fumando en un lugar prohibido. Sin embargo, Gómez en su declaración ante la jueza aseguró que "había un montón de gente fumando": "Nosotras de hecho habíamos fumado antes de ese cigarrillo y la policía no había dicho nada".
En su declaración ante la jueza, Gómez contó que ella intentó irse del lugar, pero que Rojo “me ponía la mano en el pecho y me decía ‘quedate acá que vas a ser detenido'". En ese momento, comenzó un forcejeo entre ambos. Según el relato de la acusada, el oficial llamó por handy a una compañera, Karen Villarreal, y, en medio del forcejeo, “Rojo me tuerce el brazo y me tira para atrás”, por lo que Gómez agarró del pelo a Villarreal “para no caer” y, en el proceso, le arrancó parte del cabello.
Finalmente, los dos agentes la redujeron, la esposaron y la trasladaron a la estación policial que está en la estación Boedo de la Línea E, donde horas después fue liberada.
La condena
En 2019, La Justicia de la ciudad de Buenos Aires acusó a Mariana Gómez de "resistencia a la autoridad y lesiones leves" y la condenó a un año de prisión.
"Me defendí de un acto de violencia discriminatoria de la Policía de la Ciudad", dijo Gómez en sus últimas palabras antes de conocerse el veredicto. Tras el fallo, la joven sufrió una crisis de llanto dentro del Tribunal. “Esto no puede ser, los pedófilos tendrían que estar presos y no nosotras”, dijo entre lágrimas Gómez al escuchar la condena.