Abuelas de Plaza de Mayo y Filial H.I.J.O.S. de Rosario denunciaron un nuevo hecho de violencia e intento de intimidación a una militante y abogada de derechos humanos perteneciente a las organizaciones y que interviene en diversas causas en las que se investigan crímenes de lesa humanidad llevados a cabo durante la última dictadura militar en Argentina. "Habiendo efectuado ya la denuncia pertinente, solicitamos al Poder Judicial que se aboque de lleno a la investigación y agote las instancias necesarias para el esclarecimiento de lo sucedido", sostuvieron.
"Días atrás, nuestra compañera recibió una amenaza por escrito contra ella y su familia en su domicilio particular, lo que da cuenta del grado de intimidación y de la gravedad de los hechos. La nota contiene una advertencia por su participación como militante de derechos humanos y además, amenaza su integridad física", expresaron desde la organización a través de un comunicado publicado en redes sociales.
Asimismo, señalaron que esta amenaza forma parte de "una sumatoria de graves acciones que vienen sucediendo" en el país, como las intimidaciones a Teresa Laborde Calvo -para que no dé charlas en escuelas- y el ataque brutal sufrido por Sabrina Bölke, en el que fue golpeada y abusada por sus atacantes en su domicilio. "Me dijeron que no hablara nunca más", contó en su momento. Los autores del ataque, en aquella oportunidad, pintaron la pared con la sigla "VLLC", en referencia al grito político de Javier Milei: Viva la Libertad Carajo.
Más allá de pedir "mesura" a la sociedad y resguardo para la familia afectada por un nuevo hecho de violencia, desde H.I.J.O.S. advirtieron que "no es un hecho aislado" y que el clima social actual no es casual, sino que fue "habilitado por la investidura presidencial y vicepresidencial, que ningunea la lucha que construyó nuestro pueblo para exigir Justicia, el que fogonea la avanzada de violencia que estamos viviendo". En esa línea enumeraron que el discurso negacionista fue sostenido por el gobernador provincial, Maximiliano Pullaro, quien dijo no querer reclamos de organismos de derechos humanos en medio de la escalada de violencia que atraviesa a la ciudad de Rosario a causa del narcotráfico.
"A poco de conmemorar los 40 años de democracia, estos delitos son inadmisibles y repudiables. Por lo tanto, instamos de manera urgente a los gobiernos nacional y provincial a frenar los discursos de odio que habilitan la estigmatización y la violencia contra quienes piensan diferente, y exigimos la adopción de las medidas necesarias para prevenir la repetición de actos semejantes", apuntaron. Y sentenciaron: "Los organismos de derechos humanos seguiremos trabajando colectivamente para demandar justicia por estos hechos de violencia y persecución política, continuaremos exigiendo el esclarecimiento de los crímenes de la dictadura y la sanción a sus responsables. Nunca más es nunca más".
El ataque a la militante de Red Nacional H.I.J.O.S.
Durante el 22 de marzo pasado, la Red Nacional H.I.J.O.S denunció un atentado político contra una militante de su organización que fue golpeada, abusada y amenazada de muerte en su domicilio. De acuerdo a la denuncia, los atacantes estaban armados, le dijeron que sabían quién era, no robaron nada y dejaron escrita en la pared la sigla “VLLC”, en referencia al grito de guerra de los libertarios “Viva la Libertad Carajo”. Acompañaron esa sigla con la palabra “ñoqui”.
La víctima, Sabrina Bölke, trabaja en el Congreso. El hecho, que ocurrió el 5 de marzo por la noche y se denunció inmediatamente en una comisaría, se investiga por estas horas en los tribunales federales de Comodoro Py. Se aguarda por lo que puedan arrojar las cámaras de la zona en que se produjo la agresión.
En diálogo exclusivo con El Destape El Mundo 1070, la mujer detalló que cuando llegó a su casa luego de una jornada laboral había dos personas que cuando ingresó la tomaron del cuello y comenzaron a torturarla. “Me tomaron por la espalda, por el cuello. Me redujeron, me insultaron, me amenazaron, me golpearon. Estuvieron torturándome entre 15 y 20 minutos, luego me ataron, me apuntaron con un arma y me dijeron que me venían a matar. Hay una sensación de shock en ese momento que sigue. Me dijeron que no hablara nunca más, que no hablara más de derechos humanos”, detalló. La militante contó que pensó que en ese momento su vida se apagaba.
"Mi vida quedó suspendida, desde el 5 de marzo no puedo ser la misma persona", expresó. Tras ser asistida en el Hospital Pirovano, luego del ataque denunciado, retornó a su casa y encontró pintada su habitación con las frases mencionadas previamente. A su vez, denunció que habían roto cosas dentro del departamento. "Hay un caldo de cultivo de odio y violencia que habilita esto", sentenció.