Según la psicología, las parejas que aplican la teoría de la cebolla son más sólidas, estables y duraderas en el tiempo. Esta teoría, creada en 1970 por los psicólogos Irwin Altman y Dalmas Taylor, sostiene que las parejas que siguen cierto patrón de comportamiento en su relación tienden a tener relaciones más saludables, sinceras, duraderas y mejores. Por esta razón, es fundamental conocer de qué se trata y cómo aplicarla.
Esta teoría sostiene que, al igual que las cebollas, todas las personas tenemos diferentes capas de pensamientos y emociones, de menos a más profundas, y que a medida que la relación avanza, se genera la confianza suficiente como para llegar a las primeras capas, donde se esconden las mayores vulnerabilidades, deseos, miedos e inseguridades.
Los diferentes niveles de la teoría de la cebolla
En el primer nivel, se encuentra la atracción y el primer acercamiento que uno tiene hacia la otra persona. En esta primera instancia, es importante hacerse preguntas, tener curiosidad por el otro, saber qué cosas le gustan y cuáles no, para construir un interés y desarrollar una buena química. En este momento, se decide si la relación pasa a algo más serio, queda en lo superficial o se termina.
Una vez que llega el segundo nivel, se comienzan a explorar los primeros sentimientos y emociones. Acá, las parejas empiezan a abrirse por primera vez, a manifestar sus vulnerabilidades, miedos y deseos, de una forma mucho más genuina y menos en pose. Este punto es determinante, ya que es donde uno se abre ante la otra persona y se comienza a vislumbrar qué tan compatibles son.
En la tercera etapa, las parejas exploran cuáles son sus valores y sus objetivos de vida. Esta parte es muy importante, ya que determina si el vínculo puede tener futuro o si simplemente nunca podrán ser compatibles a un nivel profundo. Estos son aspectos fundamentales, ya que tienen que ver con planes a futuro, proyectos y aspiraciones personales, que según la compatibilidad entre ambas partes, podrán desarrollarse o no.
En la cuarta etapa, la pareja ya conoce sus mayores miedos, defectos y puntos débiles del otro. Acá es cuando se decide si realmente se desea y se puede continuar en la relación para apoyarse mutuamente y construir algo sólido a lago plazo, entendiendo que habrán momentos difíciles de enfrentar. Las parejas que llegan a este nivel, según esta teoría de la cebolla, son las que logran tener una relación madura y auténtica.
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Cómo aplicar la teoría de la cebolla en una relación de pareja
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Aceptar la vulnerabilidad propia como algo indispensable para vincularse desde un lugar genuino y construir un vínculo verdadero, honesto y sincero: en este punto, es fundamental intentar dejar de lado los miedos y las inseguridades personales para mostrarse real ante el otro, quien deberá hacer el mismo trabajo interno.
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Comprender las diferencias, aceptarlas y ver qué tanto se pueden tolerar: una vez llegado el momento de conocer los defectos y discordancias con la otra persona, es fundamental decidir qué tan dispuesto estás a tolerar estas diferencias. Si son cosas manejables, se deberá trabajar en el equilibrio, mientras que si son diferencias determinantes, lo aconsejable es pensar si realmente la relación tiene futuro.
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Comunicación abierta, sincera y respetuosa, incluso sobre temas incómodos: es fundamental comunicarse con sinceridad, a pesar de que pueda ser incómodo tener algunas conversaciones. Las conversaciones incómodas son el pilar de las relaciones sanas.
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Crear un entorno seguro: es fundamental que ambos se hagan saber que pueden ser una zona segura para el otro, para sentirse cómodos a la hora de hablar sobre temas complicados o atravesar juntos momentos difíciles.
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Respeto por el tiempo y espacio del otro: muchas veces, algunas personas necesitan su espacio personal o tienen sus propios tiempos para hablar sobre ciertos temas. Aceptar esto hará que la relación avance de manera más orgánica, sin tantas presiones.