Con 23 metros de altura y una historia llena de esfuerzo y perseverancia, en el corazón de Burzaco, partido de Almirante Brown, se levanta el primer monumento a la Bandera de Argentina. Aunque comúnmente se asocia a Rosario con el icónico Monumento Nacional a la Bandera, el bonaerense fue construido 14 años antes e inspiró la estructura del más conocido. Además, fue el Senado de la Nación el que en julio de 2019 otorgó a la obra de Burzaco el reconocimiento oficial como Monumento Histórico Nacional, sellando un debate que llevaba años.
Ubicado en la Plaza Manuel Belgrano, entre las calles Eduardo de Burzaco y 25 de Mayo, en pleno corazón de de la localidad del conurbano sur, el monumento destaca por sus dimensiones: una base de 5 metros de lado, una altura de 8 metros y un mástil que alcanza los 23 metros, revestido en mármol travertino traído desde Mendoza. Además, los imponentes cóndores de bronce fueron fundidos a partir de antiguos cañones, un detalle simbólico que enaltece la obra. La construcción de este monumento comenzó en 1937, impulsada por la Comisión Pro Homenaje a la Bandera, encabezada por el Teniente Coronel Saúl Pardo, hecho por el que es considerado como el primer monumento a la Bandera.
Aunque existieron otros monumentos dedicados a la bandera en el pasado, como el primero de Rosario y el de Salta, no han quedado vestigios de estos, lo que consolida al de Burzaco como el primero en el país con existencia comprobada. Este reconocimiento oficial no solo enaltece el valor del monumento en sí, sino que destaca el compromiso de una comunidad que luchó por mantener viva la memoria de su obra. El monumento a la Bandera de Burzaco es hoy un símbolo de orgullo para sus habitantes y para el partido de Almirante Brown, representando tanto un hito histórico como un emblema de la identidad nacional en pleno sur del conurbano bonaerense.
La historia del primer monumento a la Bandera
Según relata la historia de este memorial, el objetivo era levantar un homenaje a la enseña patria en un predio que había sido donado por Francisco Burzaco en 1901. Sin embargo, el camino no fue fácil. Los documentos históricos describen esta etapa como “lenta, laboriosa, perseverante y plena de obstáculos”. Finalmente, el 25 de mayo de 1938, tras mucho esfuerzo, se colocó la piedra fundacional en un evento que convocó a las principales autoridades de la zona. El proyecto contaba con la colaboración de figuras clave como el escultor Claudio León Sempere, quien trabajó en su estudio de Burzaco en los moldes de los cóndores de bronce que hoy adornan la obra, y el constructor Francisco Blumetti, quien fue responsable de la edificación. Un año después, la cuadrilla N°12 de Correos y Telégrafos, dirigida por el vecino Vicente Iozzi, instaló el mástil, un detalle que terminó por darle forma a este homenaje.
La terminación de la obra llevó varios años y recién el 1 de agosto de 1944, el monumento fue inaugurado oficialmente por 52 vecinos que habían trabajado arduamente para completar el proyecto. Este hecho marcó el cierre de una etapa y el inicio de otra en la que la comunidad de Burzaco lucharía por preservar su legado.
Monumento histórico Nacional
El camino hacia la declaración de Monumento Histórico Nacional en 2019 fue el resultado de años de gestiones e investigaciones. El Instituto Belgraniano de Almirante Brown, presidido por Hugo Iraizoz, jugó un papel crucial en la recopilación de pruebas para validar el reconocimiento oficial. Entre ellas se destacan las fotos de los vecinos que participaron en la construcción, los documentos que acreditan la participación del Municipio de San Vicente en su apoyo a la creación del monumento, y el origen del mármol mendocino utilizado.
Iraizoz destacó la importancia de este reconocimiento: "Hubo todo un trabajo de investigación y de antecedentes para validar el reconocimiento de nuestra historia. Gracias a un trabajo de muchos años, el año pasado fue declarado como Monumento Histórico", dijo en su momento a Clarín.