En pleno corazón de la Puna salteña, a más de 3.690 metros sobre el nivel del mar, se encuentra una impresionante formación geológica que desconcertó a científicos y viajeros por igual. El Cono de Arita, enclavado en el imponente Salar de Arizaro, se eleva como una figura solitaria que parece surgir de otro planeta.
Con una altura de 200 metros, este cono volcánico milenario fue objeto de innumerables interpretaciones a lo largo del tiempo. Su forma cónica perfecta y su apariencia casi sobrenatural llevaron a muchos a creer que era una construcción humana. Sin embargo, estudios geológicos demostraron que es una formación natural que nunca erupcionó.
La superficie del cono, compuesta por rocas volcánicas oscuras, contrasta notablemente con el blanco brillante del salar, otorgándole un aspecto aún más impresionante. Su silueta recuerda a una pirámide trazada con regla y compás, lo que lo distingue de cualquier otra elevación de la zona. Esta peculiaridad originó numerosas leyendas locales.
Además de su valor geológico, el Cono de Arita tiene un significado simbólico muy importante. Se cree que fue utilizado como centro ceremonial por antiguas culturas preincaicas, para llevar a cabo rituales relacionados con la Pachamama. Su ubicación sagrada en medio del desierto de sal y su forma excepcional convierten a este lugar en un sitio místico que aún se percibe en la actualidad.
¿Cuál es la mejor época para visitar el Cono de Arita?
Llegar hasta el Cono de Arita no es tarea sencilla, pero vale la pena el esfuerzo. Desde Buenos Aires, se recorren aproximadamente 1.738 kilómetros hasta llegar a la capital de Salta. A partir de ahí, el viaje continúa por caminos de montaña durante al menos ocho horas más, hasta llegar a la localidad de Tolar Grande, que sirve como punto de partida para adentrarse en el Salar de Arizaro.
El trayecto se realiza mayormente por rutas de montaña, en su mayoría de ripio, por lo que se necesita un vehículo 4x4 y preferentemente la compañía de un guía local que conozca la zona. Es importante llevar consigo agua en abundancia, alimentos no perecederos y equipamiento de emergencia, ya que en esta zona remota la infraestructura es escasa.
El Cono de Arita se puede visitar durante todo el año, pero las mejores estaciones son la primavera y el otoño, cuando las temperaturas son más templadas y los caminos más transitables. Durante el verano, las lluvias pueden dificultar el acceso a ciertos tramos, mientras que en invierno, el frío extremo y las heladas hacen más desafiante la travesía.
Para aquellos que no tienen vehículo propio, existen opciones de colectivos hasta San Antonio de los Cobres y luego hasta Tolar Grande, aunque con frecuencias limitadas. Desde este último punto, es posible contratar excursiones guiadas para explorar el cono y disfrutar de toda la belleza y misterio que encierra este lugar único en el norte argentino.
Cómo llegar al Cono de Arita en auto
Para hacerlo en un vehículo particular, desde Salta se debe tomar la Ruta Nacional 51 en dirección a San Antonio de los Cobres, un tramo de aproximadamente 160 km combinado por asfaltados y ripio, lo cual hay que ir con mucha precaución. Una vez allí, hay que continuar por la Ruta Provincial 27 hacia el oeste, pasando por el Viaducto La Polvorilla y la localidad de Olacapato; seguir por la misma vía hasta llegar a Tolar Grande, un pintoresco pueblo andino que sirve como base para explorar la región.
A esa altura del viaje, el Cono de Arita se acerca. Restan 85 kilómetros para estar frente a frente. Para ello, el camino al Cono desde Tolar Grande, es el tramo final mayormente de ripio y atraviesa el imponente Salar de Arizaro.