Hoy en día es imposible pensar nuestra vida cotidiana sin lenguaje. Es que, en sí, es la principal característica que nos permite ser quienes somos. Nos diferencia del resto de las especies de nuestro planeta.
Ya sea de manera oral, escrita o por señas, nos conecta sin límites. Si bien hoy por hoy existen distintos idiomas, se trata de una generalidad que va mucho más allá. Con la gestualidad puede establecer conversaciones de distintas complejidades.
Atraviesa todas nuestras acciones. No podríamos explicar nuestras ideas sin él. E Incluso más profundo: ni siquiera podríamos darles forma. Porque cuando pensamos usamos palabras, conceptos.
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Hasta ahí, ningún conflicto. ¿Dónde surge el problema científico? En que siendo algo tan intrínseco y natural de nuestra existencia, desconocemos la exactitud de su origen.
No conocer el origen de algo tan intrínseco como el lenguaje es el desvelo de muchos profesionales y científicos.
Sucede que es un campo de investigación complicado hasta en su determinación. Sufrió y sufrirá modificaciones, seguirá incorporando expresiones y símbolos, es decir, no es algo acabado.
De aquí que es tan complicado saber qué fue, específicamente, lo que marcó su punto de comienzo. Hasta sería extraño pensar que los primeros ancestros en comunicarse hayan sido conscientes de ello.
¿Hace cuánto que nuestros ancestros empezaron a utilizar este sistema? ¿En qué parte del mundo? ¿Apareció una primera lengua madre, o fueron distintos focos? Son las principales incógnitas que movilizan este árduo estudio.
Al no haber evidencias concretas, sucede que las teorías son varias. Profesionales de diversas áreas intentan llegar al punto clave del comienzo.
Si bien ese punto parece bastante lejano, es muy interesante conocer los distintos avances al respecto. Nos permiten conocer y entender características esenciales que nos explican quiénes y cómo somos.
¿Qué es el lenguaje?
Es, en pocas palabras, una facultad, una aptitud, que poseemos los humanos para comunicarnos. A través del mismo, podemos desarrollar o compartir ideas, pensamientos y sentimientos.
Es decir que es nuestra capacidad de poner en palabras lo que nos atraviesa en todo sentido. Estas palabras son signos que permiten entendernos universalmente, darle significado a lo que nos rodea.
Las palabras son un artificio que se ha ido desarrollando a través del tiempo. Se trata de conexiones de sonido que al entrelazarse alcanzan un sentido. Con el tiempo esas expresiones primeramente orales también se transcribieron.
Desde el principio de nuestra especie venimos desarrollando formas de expresar cómo nos influye lo que nos rodea. Sea natural o artificial, es una conducta humana que busquemos darle explicación.
A través del lenguaje podemos nombrar y describir lo que nos rodea. Es de las principales aptitudes que nos diferencia como especie.
Por lo tanto, podemos decir que es un fenómeno social que está en constante desarrollo. Nuestro entorno va cambiando y generando nuevas sensaciones, que irán haciendo surgir nuevos signos, o mutar los existentes.
¿Cuándo se originó?
Esta pregunta es la causante del desvelo de gran parte de la comunidad científica. Lingüistas, antropólogos, filósofos y profesionales de otras áreas siguen investigando esta incógnita.
Es en este punto cuando comienzan a aparecer las divergencias. ¿Qué fue lo primero que nos hizo establecer un sistema de comunicación, y cuándo?
¿Vos tenés tu propio estimado? La mayoría de las personas suele situar el origen a años de antiguas civilizaciones como los egipcios. Es lógico, ya que se confunde con la aparición de los idiomas.
Sin dudas que un idioma con más de 6.000 años es antiguo. Pero la realidad es que ese momento histórico está increíblemente lejos de la aparición del lenguaje como capacidad humana.
Se estima que el comienzo está mínimamente a 50.000 años de la actualidad. Pero como decíamos, determinarlo es sumamente difícil, y otras teorías lo remontan hasta medio millón de años en el pasado.
Una de las principales fuentes para estimar esto es el estudio de fósiles de nuestros antepasados, es decir la biología. La comparación de la conformación de sus cuerpos y los nuestros da algunos datos interesantes.
Te preguntás, ¿Qué tiene que ver la composición del cuerpo? Resulta que hablar nos demanda un control de la respiración muy fino para poder lograr específicamente ciertos sonidos. Esto influye en nuestra disposición corporal.
Los científicos afirman que necesitamos controlar perfectamente los músculos del diafragma para hablar. Es decir, necesitamos una cantidad de nervios alta en la zona para ello.
¿Y todo esto en qué influye? Notaron que a la altura del diafragma tanto nuestra médula como la columna son más anchas. Estiman que es por la necesidad e importancia de dichas terminales nerviosas.
Y acá está el punto importante. Sucede que en nuestros ancestros de hace un millón de años, los Homo Erectus, no era así. Pero si retrocedemos aproximadamente 600.000 años, era de los neandertales, sí lo encontramos.
Esto podría determinar el inicio aproximado del habla en ese período evolutivo, ¿pero si se empezó con señas? Del mismo modo hay afirmaciones de que el Homo Habilis tenía desarrolladas partes del cerebro asociadas a la comunicación.
Como dijimos antes, las posibilidades de descifrarlo son casi nulas. Por eso va a depender sobre qué teoría te bases y qué datos consideres para elaborar tu conclusión al respecto.
¿Dónde se originó?
Al igual que cuándo, esta es una gran incógnita. Sin embargo, hay una tendencia a acordar que se originó en África. Así lo demuestran diversos estudios en distintas épocas.
Pero el estudio realizado por Quentin Atkinson nos da una conclusión muy interesante al respecto. El doctor del Departamento de Psicología de la Universidad de Auckland, Nueva Zelandia comparó al lenguaje con la genética.
Lo hace apoyándose en las investigaciones que dicen que la especie humana inició en África. El sustento de esto es que la mayor diversidad genética se da allí, y a medida que nos alejamos, se reduce.
Es decir, la población más antigua sería poseedora de mayor carga genética. Luego, a medida que la especie se fue dispersando y sectorizando, la fue perdiendo. En base a esta lógica, le pareció llamativo aplicarla al estudio de los fonemas.
Un fonema es una unidad mínima de sonido de un lenguaje. Para ser un fonema, es preciso que al decir ese u otro, se cambie el significado de una palabra. Los fonemas de “B” y “L”, por ejemplo: No es lo mismo “bata” que “lata”.
Atkinson analizó más de quinientos idiomas de los que existen hasta el día de hoy en día. Descubrió con los fonemas que, en todos, existe un “efecto fundador”. Tal nos permite saber del idioma de qué población se desprendió el de otras.
El científico descubrió algo muy interesante: los dialectos que contienen más fonemas se hablan en África. y por otra parte, los que contienen el menor número de fonemas se hablan en América del Sur.
Según el investigador, las regiones del mundo que fueron colonizadas más recientemente tienen también menos fonemas en sus dialectos. El mismo patrón que sigue la genética.
Por ende, puede que existan mecanismos paralelos que fueron gradual y lentamente formando tanto la diversidad genética como la lingüística. De ser así, podríamos hablar incluso de una lengua original de la que surgieron las demás.
Su relación con la constitución humana
Como dijimos al principio, es una aptitud que nos distingue como humanos. Tanto su surgimiento como su evolución fueron y van a la par de la constitución de nuestra especie.
Si bien las otras especies se comunican, la complejidad de la nuestra hizo que necesitemos desarrollar un sistema de comunicación. Es la base de una de las hipótesis existentes de cómo y para qué surgió.
Imaginemos que hace miles de años un integrante de un grupo salía a explorar para buscar comida. En caso de encontrarla en algún lugar lejano, debía regresar y convencer al resto de moverse hasta ahí.
Se cree que los motivos de las primeras expresiones fueron para explotar el entorno y consumir diferentes alimentos. Luego la vida se fue complejizando y también la lengua.
Pensemos en que no llegamos a cómo somos hoy únicamente por el desarrollo del lenguaje. Fuimos modificándonos, y a él, en una interacción de evolución cultural y biológica.
Evolución del lenguaje
También si hablamos de su evolución hay hipótesis encontradas. Es que su explicación va a depender de cómo fue su origen, otra de las grandes incógnitas. Y el cómo está claramente sujeto a las preguntas anteriores.
En principio está la cuestión de saber si se creó un primer protolenguaje o fue surgiendo en distintos focos. Las dos principales líneas de pensamiento al respecto no dan dos oportunidades: que fue una monogénesis, o una filogénesis.
La teoría de la monogénesis va más atada a las corrientes de pensamiento que afirman que se originó en África. Es decir, argumenta que hubo un primer grupo humano allá, que creó uno principal del que se desprendieron los demás.
Por otro lado, están los convencidos de que fue una filogénesis. Ellos creen que el surgimiento de esta habilidad va más allá del origen Homo-Sapiens. Es decir, surge después que el ser humano, no en simultáneo.
Por lo que el inicio se dió en distintos núcleos alrededor del mundo y no de un sólo foco. O sea, que la diversidad lingüística existe desde el principio.
Palabras y bloques de sonido
Otro de los debates vigentes es sobre cómo fueron las primeras expresiones orales. ¿Fueron palabras cortas y aisladas, o bloques de sonidos complejos que describen una situación?
Acá, una vez más, tenemos dos grandes posiciones. La primera es que nuestros antepasados comenzaron hablando de a palabras, como fuego, agua, comida. Casi como señalando objetos.
En este caso sucede que se asimila el proceso de la filogenia, el desarrollo de la especie, con la ontogenia. La ontogenia es el proceso de desarrollo del niño, la infancia.
Una de las formas más comunes de argumentar el origen del lenguaje es compararlo con el modo en que aprende a hablar un niño.
Todos vimos a algún niño empezando a hablar, y tomamos eso como una referencia fuerte y clara al respecto. Entonces nos resultaría lógico pensar a los primeros humanos en hablar haciéndolo como niños.
Sin embargo, tenemos la teoría que argumenta lo contrario. Algunos autores prefieren creer que comenzó con bloques de sonido más complejos, lo que hoy conocemos como oración.
Eso sí, la oración no estaba formada por palabras unidas, sino que era un todo. Luego, dicen, se fueron fragmentando esos bloques para referirse a sus partes y ahí fueron surgiendo las palabras.
Si bien las teorías son opuestas, llegan a lo mismo. De una u otra manera nos encontramos con la invención del vocabulario.
¿Gestos o habla primero?
Y por último traemos otro debate de los más interesantes: ¿Cómo fue la primera forma de lenguaje? Algunos sostienen que oral, otros que gesticulando. Te presentamos sus posiciones para que puedas seguir elaborando tu conclusión.
En principio tenemos a quienes sostienen el inicio de un protolenguaje gestual. Es decir, primero movimientos gestuales que más tarde terminamos nombrando.
Otra vez el apoyo más fuerte está en la comparación con un niño. Antes de poder hablar, observamos a los bebés señalando la comida, o cierto juguete cuando lo quieren. Gesticulan para expresar sus deseos.
Sumándose a eso, está la observación científica de nuestros parientes más cercanos: los primates. Se hicieron muchos experimentos al respecto, y se determinó que logran una mejor comunicación gestual que oral.
Sin embargo, están quienes plantean que, si la gestualidad fue el origen, no tendría sentido el dominio actual del habla. Es decir, creen que el uso complementario que actualmente tienen los gestos se debe a que se crearon después de la palabra hablada.
Otro punto de quienes ponen primero al habla es que la gestualidad precisa sí o sí un punto de visión. Es decir, tener luz, entre otras cosas, lo que sería un impedimento para comunicarse de noche en aquellos tiempos.
Hasta acá nos encontramos una vez más en una dicotomía, pero existe una tercera posición. Hay ciertos profesionales que no separan la aparición de uno y otro modo: los conciben como complementarios desde el principio.
Sostienen que sería acotado pensar al lenguaje de una u otra manera únicamente. Conciben al mismo como una actividad multimodal. No sólo involucramos en él la boca y las manos, sino también gestos con la cara y resto del cuerpo.
Si hoy en día utilizamos tanto el gesto como la vocalización, ¿por qué pensar que el origen fue distinto? Quizás sí más acotado, ya que está en continua expansión, pero tranquilamente pudo ser mixto desde el inicio.
Pareciera ser la hipótesis más conciliadora, pero también la más interesante. Teniendo en cuenta que llegar a una conclusión final está muy lejos, ¿por qué detenerse en una simple dicotomía?
Conclusión
El origen del lenguaje es una gran incógnita hace años. Incluso puede que no lleguemos a determinarlo nunca. Pero intentar conocer en detalle este fenómeno que nos hace lo que somos nunca es en vano.
Las investigaciones al respecto nos aproximan, y nos dan algunas ideas de nuestro propio origen. Conocer cómo surgió la habilidad que nos hace tan únicos sería la respuesta a muchas más preguntas de la ciencia.
Este fenómeno está en constante expansión, y su estudio en constante movimiento. Hoy en día existen distintas posturas respecto a su origen. Por más que vayan intercambiando su liderazgo, ninguna es indiscutible.
Nuestra idea es que con esta nota puedas conocer las principales posturas. Así vas a poder elaborar tu propia conclusión, o estar preparado para debatirlo con quien más quieras.
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