Hasta el momento es más lo que se desconoce que lo que se sabe acerca del Covid 19, salvo que ya provocó la muerte de, al menos, 521.298 personas en todo el mundo. Si bien no se puede establecer con exactitud cómo evolucionará la pandemia, es posible observar qué está sucediendo en los países que ya iniciaron el proceso de desconfinamiento. Si bien en estos lugares, por el momento, se pudo controlar el pico más agudo de los contagios, el virus continúa en circulación. En España, esto plantea un escenario que oscila entre el moderado optimismo y la incertidumbre.
“El proceso de desconfinamiento en España generó una sensación de alivio, las consecuencias en el humor de la gente son muy buenas. Hay algún optimista y algún pesimista exagerado pero es el camino a la nueva normalidad”, describió Ricardo Roveta, médico psicoanalista radicado en España.
Y continuó: “Al día de hoy, en España yo observo una mayoría de personas que están con precaución pero sin miedo. Un grupo pequeño que está con más miedo que precaución y están muy restringidos como si estuviésemos en la fase 2. Y hay mucha otra gente que está empezando a no darle bolilla. Van a la playa y se amontonan, van a un bar y están a los abrazos. Es sobre todo en la franja de los sub 30 para abajo”.
Acerca de la denominada ‘nueva normalidad’, Roveta sostuvo que “es un oxímoron porque si es nuevo no es normalidad. Lo que nosotros llamábamos ‘vida normal’, por bastante tiempo no va a volver a existir. La nueva normalidad es una forma bastante trabajada, al menos por parte del gobierno español, de decirle a las personas que la vida que nos espera no es todo el tiempo de catástrofe, angustia o amenaza, sino que será normal dinámicamente, fluctuante, según las buenas o malas noticias de la economía y la salud”.
“La nueva normalidad es reestablecer los lazos sociales, laborales y familiares. En España son muy cumplidores de la norma, pero bajo la responsabilidad de cada uno. Podemos circular y podemos sentir cierta libertad particular siempre y cuando nos cuidemos y en función de que no haya nuevas oleadas de infección”, sintetizó.
Esta ‘nueva normalidad’ lejos está de plantear certezas y proyecciones, sino más bien todo lo contrario. En ese sentido, el psicoanalista Jorge Alemán, también radicado en España, aseguró: “Sin dudas la apertura ha mejorado la vida de las personas pero, a la vez, se abre la inquietud de si esto será susceptible de ser controlado. Existe la sospecha de que esto fue la manera de aprovechar el verano turístico y que después, tal vez, todo dé marcha atrás. Las características de cómo se conjuga la pandemia con las exigencias del capitalismo son cada vez más inciertas y más difíciles de predecir”. Además, Alemán aclaró que “se paga un precio muy alto incluso en la nueva normalidad”, ya que es la forma de denominar las nuevas costumbres tales como no abrazar ni acercarse a nadie, mantener dos metros de distancia de todo el mundo, etc.
Es por todo esto que, para Alemán, aún no hay nada que pueda llamarse ‘postpandemia’ ni ‘postcuarentena’, sino que, en todo caso, lo que puede darse es que no estén saturadas las estructuras sanitarias como antes, al menos en Europa. “Se podría hablar de postpandemia si se encuentra una vacuna que sea administrada socialmente de una manera justa. Pero, hasta que no aparezca, será una cosa que puede ir y venir”, aseguró.
Sin embargo, reconoció que hay una tendencia a querer instalar esos conceptos (postpandemia, postcuarentena) aunque cada vez con mayores dificultades: “Hubo un momento internacional en el que las derechas intentaron relativizar la pandemia y la cuarentena pero no ha funcionado por el desastre norteamericano. Es algo que simbólicamente tiene una importancia muy determinante. Se ha venido abajo todo el mundo hegemónico, entonces es muy difícil hablar de postpandemia cuando Estados Unidos tiene miles de contagiados y montones de muertos”.
Los malestares durante la cuarentena
Mientras en el AMBA se extiende el aislamiento social -hasta el momento la medida más efectiva frente al Covid 19- es indudable que esta situación extraordinaria tiene consecuencias psíquicas en la población y es esperable que esto suceda.
En esa línea, la psicóloga especializada en Salud Pública con orientación en Salud Mental, Alicia Stolkiner consideró lógico sentir angustia frente a una situación que genera tanta incertidumbre y planteó: “Hay que ser muy cuidadosos en no considerar patológicos a los malestares que producen situaciones tan excepcionales como éstas. No sé quién está mejor de salud mental, si la persona que se siente angustiada y que tiene incertidumbre sobre el futuro o las personas que están planificando hacer una fiesta porque, para ellos, no pasa nada y están ‘pum para arriba’”
“El pibe que esta en su casa, extrañando a sus amigos y se queda noctámbulo de noche metido en la computadora tratando de sostener su red social ahí donde no puede poner el cuerpo y que eventualmente se siente deprimido, desde un cierto punto de vista, está mejor que los otros que poseen una falta de registro, no solo para sí mismos sino también para los otros”, concluyó.