Santa Fe: Cómo funcionó el sistema sanitario de Rosario para controlar los contagios

Con 1 millón de habitantes, solo tuvo 128 casos y dos muertes con un 80% de movimiento normal. El sistema de salud pública de cercanía evitó la propagación en los barrios, donde solo hubo tres positivos que se bloquearon con rapidez.

29 de junio, 2020 | 20.05

Rosario resiste a la pandemia. En medio de un nuevo rebrote en distintos lugares de la provincia, ahora con foco en pequeñas poblaciones a las que llevó el virus gente que regresa desde otros distritos con circulación comunitaria, la curva en la Cuna de la Bandera se mantiene estable aún con un 80% del movimiento normal y sin volver atrás en las actividades habilitadas, con un endurecimiento de los controles municipales ante el relajamiento de la población, que llena bares, gimnasios, parques y plazas en esta nueva fase.

Desde el origen, la férrea cuarentena dispuesta rápidamente por Nación el 20 de marzo, y aplicada con mucha cautela por la provincia, que fue liberando rubros muy lentamente, lograron aplacar la primera oleada cuyos casos índice eran siempre personas provenientes desde el exterior, por lo que los puntos calientes estaban en el centro. La Justicia y las fuerzas de seguridad tuvieron mano de hierro durante las primeras etapas para perseguir desobedientes, armando causas, deteniendo personas que violaban el aislamiento e imponiendo multas muy por encima del promedio nacional. Luego el gobierno de Omar Perotti salió a "cazar" el virus, con ampliación de testeos. Y ahora llegó la etapa de controlar los accesos provinciales, y el aislamiento de los trabajadores que viajan a lugares con mayor circulación de COVID-19.

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Los números son contundentes para una localidad con casi 1 millón de habitantes (1,7 millón si se cuenta su área metropolitana): solo 128 positivos y dos muertes durante los últimos tres meses. En los barrios populares, zonas álgidas que explotaron en otros lugares como Buenos Aires, solo hubo tres contagios y el diagnóstico temprano bloqueó la dispersión antes de que pueda expandirse dentro de los núcleos familiares. Provincia y municipio trabajan juntos y coordinados en los testeos masivos en esas zonas, que arrojaron hasta ahora resultados negativos. En este abordaje fue fundamental la red de centros de salud, que cuenta con 51 dependencias municipales y 29 provinciales desperdigados por las zonas periféricas de la ciudad, y que se suman a los 12 hospitales públicos que responden a ambas jurisdicciones.

Modelo

El modelo de salud rosarino muestra resultados importantes y ha puesto a la ciudad en el foco nacional en las últimas semanas. El fallecimiento del dirigente socialista Hermes Binner el último viernes actualiza la necesidad de reivindicar ese armado. Secretario de Salud durante 4 años, y luego intendente entre 1995 y 2003, Binner implementó un modelo basado en la territorialidad y la construcción de vínculos con la ciudadanía. El médico Miguel Cappiello fue parte de ese proyecto, y afirma que el cambio de paradigma implementado, que incorporó la estrategia de Atención Primaria de la Salud, muestra hoy sus resultados en este marco tan difícil.

"Hermes siempre pensó en darle acceso al derecho a la salud a todos, con equidad, calidad y en el momento oportuno. Todo lo que se hizo al respecto está permitiendo que Rosario esté dando tan buenas respuestas a esta pandemia", definió el ex ministro de Salud provincial. La descentralización y la multiplicación de centros de salud en los barrios fue clave en este sentido: "La idea fue acercar la salud al vecino, y que no tenga que caminar más de 15 cuadras hasta un centro de atención primaria". 

Durante sus gestiones se construyó en Rosario el moderno Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias, que recibe casos de segunda complejidad derivados de los barrios; el Laboratorio de Especialidades Medicinales, que produce medicamentos de forma pública; y se ideó el nuevo Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, donde se atienden fundamentalmente víctimas de balaceras, heridos de arma blanca y accidentados en siniestros viales. Mientras en 1989, cuando asumió en Salud, el área recibía el 8% del presupuesto municipal, hoy representa el 24%.

Mónica Fein, ex intendenta de Rosario y secretaria de Salud del gabinete, sostuvo que ese cambio de modelo de pensar la salud pública tuvo como principios rectores "la universalidad, la accesibilidad y la gratuidad", pero también "el territorio y la vinculación con el vecino": saber el nombre de la persona atendida, adónde trabaja y cómo vive. "Los equipos de los centros de salud le llevan la medicación a la gente a su casa y la escuchan. Es un sistema único del país y que existe en pocos lugares de Latinoamérica. La cercanía y el concepto de derecho es clave. Binner decía que el que entra al centro de salud es un ciudadano", dijo la bioquímica. 

Hoy esas dependencias cuentan con entre 15 a 40 personas que trabajan allí, en estrecho diálogo con la comunidad. Federico Boeykens es médico tocoginecólogo y trabaja en dos de los centros de salud de la zona oeste de la ciudad. "La presencia del Estado en los barrios somos los trabajadores de salud. La Atención Primaria supone contención en muchos aspectos, desde lo psicológico hasta la entrega de leche. Esto no es nuevo sino que se viene trabajando desde hace muchos años, pero la pandemia lo visibiliza", recordó.

La atención personalizada fue la que permitió, en los primeros momentos, que los que tenían síntomas y los que integran los grupos de riesgo no concurran al dispensario, y el personal los atienda en sus domicilios. Incluso es común que los médicos o especialistas le den su número personal a los vecinos, que a veces evacúan dudas por teléfono o WhatsApp. Eso evitó en los barrios la circulación innecesaria de personas que podían contagiarse o podían infectar a otro. Y es, junto al incansable trabajo de distintas áreas de la provincia como Salud, Desarrollo Social y Seguridad, una piedra basal del éxito de la estrategia rosarina en el combate al Covid-19.