El Ministerio de Salud estableció una serie de recomendaciones con el fin de lograr una mirada federal y multidisciplinaria para atender y acompañar a personas infectadas que se encuentren en los últimos días de su vida o en una situación especial. El protocolo tiene como principal punto atender las necesidades y posibilidades de cada distrito.
En un comunicado, la cartera de Salud planteó que las personas infectadas, una vez que son hospitalizadas, se quedan solas en una habitación, y, al ser transferidas a unidades de cuidados intermedios o intensivos, pierden por completo la conexión con sus familiares y amigos. Frente a esta situación, se adoptan medidas muy estrictas para prevenir la transmisión de una infección con alta contagiosidad y letalidad a poblaciones de personas mayores de 60 años y/o con comorbilidades. “Se ha trabajado para implementar estrategias que habiliten entornos más empáticos ante determinadas situaciones”, aseguró el área de Salud.
Asimismo, el propósito de estas recomendaciones “es lograr un acompañamiento en los últimos días de vida a las personas que transitan ese doloroso momento. Garantizar aspectos que permitan a los pacientes afrontar el proceso final de su vida con dignidad y permitir a familiares/allegados la posibilidad de despedida presencial de sus seres queridos”.
Además, afirmó que “hay un acuerdo general en que se deberían implementar medidas de excepción para acompañar a personas internadas en situaciones especiales, en quienes la falta de acompañamiento puede ocasionar un gran daño”, como por ejemplo niños, niñas y adolescentes o personas con discapacidad.
¿Cuáles son las recomendaciones?
En el comunicado, el Ministerio de Salud puntualizó que “se recomienda a todos los establecimientos y servicios de salud, públicos y privados, dentro de sus posibilidades, armar un equipo especifico para estas situaciones que debería incluir médicos/as, enfermeros/as, profesional de la salud mental, profesional social (trabajador/a social por ejemplo) entre otros/as”.
En tanto, se aclara que “las recomendaciones son a sabiendas de que, a pesar de los esfuerzos realizados, muchos servicios de salud atraviesan falta y sobrecarga de personal y no cuentan además con infraestructura o insumos adecuados para poder llevarlas a cabo”. Además, el protocolo establece “una estrategia de comunicación que deben considerar quien será interlocutor del equipo que se contactarán con las familias, e indicarán cómo se llevará adelante el acompañamiento presencial”.
En tanto, los acompañantes deben reunir determinadas condiciones, como tener preferentemente entre 18 y 60 años de edad, gozar de buena salud en general, y no tener factores de riesgo. Sin dudas debe considerarse cada situación en particular para definir los pasos a seguir, ya que si se implementan los cuidados apropiados el riesgo disminuye.
También, establece que se elabore “un consentimiento que aclare el riesgo potencial y explique los procedimientos permitidos y desaconsejados” y se recomienda que la persona designada “reciba apoyo y contención de especialistas en salud mental en el manejo de situación de final de vida y duelo”.