En el marco de un récord en el plan de vacunación que superó las 2 millones de aplicaciones en una semana, el epidemiólogo e infectólogo cordobés Hugo Pizzi aseguró que las personas que padecieron COVID-19 si es vacunada después de su recuperación, cuando ya está estable, armónica y generó anticuerpos, -y hay muchos estudios que lo avalan-, queda con inmunidad permanente”.
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El profesional detalló que “cuando una persona se enferma, lo que ingresa al organismo son millones y millones de partículas del virus entero, que el paciente puede ser que se muera o se recupere". Es así que "cuando se recupera produce una serie de anticuerpos que quedan en la médula, en distintos linfocitos y demás, esto es denominado recuerdo inmunológico y cuando a esa persona se la vacuna, se le aplica un fragmento, un trocito del virus, la ‘coronita’ o proteína S, y ahí el organismo pega un salto, reafirma el recuerdo inmunológico y los famosos linfocitos quedan siempre presos para identificar a ese mismo virus en el momento que sea, por siempre”.
“No es lo mismo si se tuvo o no la enfermedad. Lo que queda en el cuerpo es un recuerdo inmunológico y eso se reafirma cuando se vacuna”, puntualizó Pizzi en declaraciones a Radio con Vos. Puntualmente sobre la vacuna Sputnik V recordó que "se hicieron investigaciones sobre la vacuna rusa y se llegó a la conclusión que cuando se vacuna con una sola dosis de Sputnik V y se evalúa la cantidad de anticuerpos que producen esas personas, esa población está protegida hasta en un 85%”.
Por otro lado, se refirió a la posibilidad de morir aún inoculado y explicó: “De los que conozco, son dos, y las dos personas eran casos que no habían llegado a tener la inmunidad pero además tenías problemas previos de salud, como diabetes, cardiopatías. Estar vacunados es una tranquilidad importante”.
La inmunidad prolongada en recuperados vacunados
Un reciente estudio científico realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis (EEUU) y publicado por la revista Nature confirma la afirmación de Pizzi de que "las personas recuperadas de COVID-19 leve tendrían células inmunes en su cuerpo que podrían persistir durante toda la vida, produciendo anticuerpos todo el tiempo".
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El estudio detalla que durante una infección viral, "las células inmunitarias productoras de anticuerpos se multiplican rápidamente y circulan en la sangre, elevando los niveles de anticuerpos". Luego de la infección, la mayoría de esas células muere y los niveles de anticuerpos en sangre disminuyen, pero un porcentaje de esas células productoras de anticuerpos, llamadas células plasmáticas de larga vida, migran a la médula ósea y se establecen, donde secretan continuamente niveles bajos de anticuerpos en el torrente sanguíneo para ayudar a protegerse contra otro encuentro con el virus.
En este marco, el equipo de investigación analizó a 77 participantes que estaban dando muestras de sangre a intervalos de tres meses luego de aproximadamente un mes de haber tenido la infección del COVID-19. Estos participantes, en su mayoría, habían transitado casos leves de la enfermedad; sólo seis debieron ser hospitalizados.
Durante el estudio, se obtuvo médula ósea de 18 de los participantes tras el transcurso de siete u ocho meses luego de sus infecciones iniciales. Cinco de ellos regresaron cuatro meses después y proporcionaron una segunda muestra de médula ósea. Con el objetivo de compararlo, los investigadores también obtuvieron médula ósea de 11 personas que no padecieron COVID-19. En este marco, detectaron los niveles de anticuerpos en la sangre de los participantes de COVID-19 disminuyeron en los primeros meses luego de la infección para después estabilizarse en su mayoría, con algunos anticuerpos detectables incluso 11 meses más tarde.
"Las personas con casos leves de COVID-19 eliminan el virus de sus cuerpos dos o tres semanas después de la infección, por lo que no habrá ningún virus que impulse una respuesta inmune activa siete u 11 meses después de la infección. Estas células no se están dividiendo. Están inactivas, simplemente se sientan en la médula ósea y secretan anticuerpos. Lo han estado haciendo desde que se resolvió la infección, y continuarán haciéndolo indefinidamente", detalló el autor del estudio.