La aceleración de la inflación en Estados Unidos registrada en enero -de 0,5% que elevó a un 3% interanual- generó la idea de que la Reserva Federal dejará sin efecto el sendero de bajas de tasas, en un contexto en el que las aplicaciones de sanciones comerciales dispuestas por la administración de Donald Trump empieza a perjudicar el rol del dólar como moneda global. El flamante presidente dejó en suspenso la aplicación de aranceles a sus vecinos México y Canadá, pero mantuvo el 10% sobre los productos chinos y avanzó con una medida de “arancel recíproco” que lo eleva al mismo nivel del país origen de la importación.
Argentina está alcanzada por el conjunto de las medidas proteccionistas. Por un lado, la suba del arancel al acero y aluminio y ahora esta última medida que tiene incluso un impacto mayor ya que el país aplica el Arancel Externo Común del Mercosur con tasas muy por encima del promedio de Estados Unidos. El Gobierno argentino dejó saber a los empresarios afectados que no tiene intención de entablar negociaciones bilaterales para obtener un trato preferencial y voceros oficiales incluso dijeron que el tema no está en la agenda del presidente Javier Milei, que esta semana viajará a Washington donde participará de un encuentro de partidos de derecha y tiene previsto reunirse con el presidente Trump.
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Esta política proteccionista introdujo en la economía de Estados Unidos nuevas presiones inflacionarias y es probable que aumenten los costos para las empresas y los consumidores estadounidenses, lo que reforzará la fortaleza del dólar en el corto plazo, ya que la Reserva Federal mantendrá las tasas de interés más altas durante más tiempo. Además, las tensiones comerciales con China reavivan las preocupaciones sobre la fragmentación financiera, ya que las autoridades chinas pueden acelerar los esfuerzos de desdolarización, expandiendo el uso del renminbi (denominación internacional del yuan) en los acuerdos comerciales, según una evaluación que hizo el Instituto Internacional de Finanzas (IIF).
“Estas medidas comerciales podrían desencadenar aranceles de represalia, exacerbando aún más las interrupciones de la cadena de suministro global y creando volatilidad en los mercados de divisas”, evaluó el IIF que agrupa a los principales bancos internacionales y suele ser la referencia para el comportamiento de los mercados. La Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos (US Bureau of Labor Statistics) informó que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de enero avanzó 0,5% respecto al mes anterior, una aceleración en comparación con el incremento de 0,4% registrado en diciembre y por encima de la estimación de los economistas, que proyectaban 0,3%.
Más de lo previsto
La inflación no solo aumentó más de lo previsto en el primer mes del año, sino que los precios subyacentes revirtieron la desaceleración de diciembre. En la visión del premio Nobel Paul Krugman, el informe sobre los precios al consumidor fue positivo, y fue todavía más alentador el informe de los precios al productor. Sin embargo, también advirtió que “los datos mensuales son volátiles, por lo que no se debe reaccionar exageradamente a nada” y que “es demasiado pronto para culpar o atribuir méritos a Trump”.
Sin embargo, sostuvo que “la inflación ha sido lo suficientemente rígida como para que la Reserva Federal no vaya a recortar las tasas de interés pronto, si es que lo hace, un problema para Trump, quien exigió recortes de tasas apenas horas antes de ese informe de precios al consumidor”. Además, dejó una advertencia: “La independencia de la Reserva Federal se basa en normas políticas, más que en una sólida base jurídica. Dado que Trump ya ha cerrado la USAID, una medida manifiestamente ilegal, y ha clausurado de hecho la Oficina de Protección Financiera del Consumidor, lo que también parece ilegal, es posible que encuentre una forma de obligar a la Reserva Federal a recortar las tasas de interés incluso ante la creciente inflación”.
El informe del IIF expresa la preocupación de los grandes bancos internacionales por el daño a la reputación del dólar que provocan las políticas de Trump, mientras China con los países del BRIC avanza en establecer un sistema de pagos internacionales alternativo que puede generar la pérdida de valor de la divisa estadounidense.
“La amenaza recurrente de imposición de aranceles por parte del gobierno estadounidense sigue perturbando la dinámica del comercio mundial y generando inquietudes sobre la estabilidad a largo plazo del predominio del dólar. El uso impredecible y estratégico de los aranceles (ya sea contra Canadá, México, China u otros socios comerciales) crea un riesgo moral al indicar a aliados y adversarios que las relaciones económicas están dictadas por prioridades políticas cambiantes y no por acuerdos estables. Esta incertidumbre desalienta la inversión a largo plazo y la integración de la cadena de suministro, erosionando la confianza en Estados Unidos como socio comercial confiable”, advirtió.
China, en particular, está a la vanguardia en la promoción de la internacionalización del renminbi en el mercado mundial y los pagos internacionales (en la red SWIFT) superando en 2024 al yen pero aún muy lejos del dólar. El Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos (CIPS), la alternativa china a SWIFT, procesó casi 127 billones de RMB (alrededor de US$15 billones) en transacciones en 2023 , lo que refleja un impulso significativo para eludir los canales financieros dominados por el dólar, y el yuan digital (eCNY) se está integrando en las liquidaciones comerciales internacionales, con transacciones que superarán los 250 mil millones de dólares en 2024.
El IIF aclaró que “las fortalezas fundamentales que han sostenido durante mucho tiempo la posición del dólar como principal moneda de reserva mundial siguen vigentes, pero el orden monetario global no es estático” y “la próxima década pondrá a prueba la resiliencia del predominio del dólar”.
Esa visión incluso puede contrastar con los indicios que deja ver Trump sobre su modelo de globalización, que en lugar de mantener la supremacía estadounidense parece ir a un mundo bipolar, donde Estados Unidos mantendría su influencia sobre Occidente y China y Rusia sobre su zona de influencia, buscando acuerdos en regiones en disputa, como el Medio Oriente. La aceptación tácita de Trump de que Rusia ganó la guerra de Ucrania pese al compromiso total de la Otan, puede ser el primer paso hacia esa nueva reformulación de la globalización.